Con los devastadores ataques de Rusia a Ucrania, ya son alrededor de tres millones de personas las que debieron abandonar suelo ucraniano en búsqueda de seguridad contra el asedio, cuya proyección podría disparar de acuerdo con la ONU «la mayor crisis de refugiados del siglo».
Varios países limítrofes las han recibido bajo la Directiva de Protección Temporal de la Unión Europea. La directiva creada durante 2001 no había sido utilizada hasta ahora, que ha sido activada por los Veintisiete en una «decisión histórica».
Se trata de una medida que tiene el objetivo de asegurar protección inmediata a las personas que abandonan países de la Unión por un conflicto armado, y en concreto garantiza a los refugiados provenientes de Ucrania el derecho a residir en la Unión, acceso al empleo, vivienda, asistencia social y médica y sistema educativo, entre otros beneficios, sin demoras burocráticas innecesarias.
Esta directiva, elogiada por ser una muestra de solidaridad sin precedentes, ha sido sin embargo limitada por la propia Unión, a las y los nacionales del país atacado.
La implicancia de esta limitación desnuda la otra cara de la situación que enfrentan miles de víctimas del conflicto. La crítica se dirige a que deja sin protección y ayuda a personas residentes en Ucrania, a quienes se les está impidiendo abandonar el país, o negando la entrada en los de acogida.
Contra dicha restricción de asistencia solo para nacionales se han denunciado los límites de la solidaridad europea. Subyace una vulneración al principio de igualdad según el cual se exige un trato igualitario para todas las personas víctimas de un conflicto armado en territorio europeo. Y en definitiva, pone en evidencia que la decisión institucional de los estados miembros de la UE de proteger a las víctimas del conflicto es una elección política atravesada por dobles estándares.
El escenario actual llama a la reflexión sobre los alcances de la protección del derecho internacional de los derechos humanos y la necesidad de velar por la vida y la seguridad de todas las personas que huyen de la guerra, sin discriminación por motivos de raza, religión o país de origen.
Dra. Leticia Morales
Profesora de Derecho Internacional de los Derechos Humanos – UACh
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