Profesionales del área ambiental y estudiantes de pregrado y postgrado se reunieron en el Laboratorio de Restauración Ecológica de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile para participar de un taller práctico sobre diversidad de hongos micorrícicos arbusculares en Chile central. Este mismo tema fue el foco de una charla abierta a la comunidad efectuada el mismo día y que concitó gran interés.
Esta novedosa actividad se realizó en el marco del proyecto FIBN 013/2020 Restauración ecológica e incendios forestales: Uso de nodrizas y micorrizas para la recuperación de quebradas con bosque hidrófilo en Chile central, en que participa la Dra. Milen Duarte, académica del Instituto de Conservación, Biodiversidad y Territorio de dicha Facultad, y la Dra. Patricia Silva-Flores, de la U. Católica del Maule.
El taller comenzó con una breve introducción teórica en que la Prof. Silva-Flores explicó qué son las micorrizas, dónde las encontramos, señalando su estructura y el intercambio de información que se genera entre una planta y un hongo. En otras palabras, las micorrizas hacen alusión a una simbiosis que se genera entre un hongo y las raíces de una planta, donde esta relación normalmente genera beneficios para ambos. Al pasar el tiempo en esta simbiosis se generan nuevas estructuras más complejas.
“Es importante -sin embargo- recordar que se define como una simbiosis en un sentido muy amplio. La verdad es que ecológicamente hablando, la simbiosis es un continuo entre mutualismo y parasitismo, entre colaborar y explotar. Por lo mismo, quienes trabajamos en esto hacemos experimentos para evaluar cuándo hay hongos que pueden portarse como un simbionte o como un parásito. Siempre hay excepciones”, explicó la Prof. Silva-Flores.
“Cuando se genera esta simbiosis, el hongo se encarga de tomar nutrientes del suelo entregándolos a la planta a cambio de algo, lo que puede ser carbono. Recientemente, en las micorrizas arbusculares se ha visto que el intercambio es también de lípidos”, añadió.
Otra arista tiene que ver con el ya mencionado parasitismo. Se ha estudiado que cuando el hongo se comporta como parásito, la planta detiene su crecimiento. Por otro lado, también existe la micoheterotrofía, donde solo la planta se ve beneficiada y el hongo se ve afectado negativamente; es el ejemplo de las orquídeas.
Una parte de este interesante mundo pudo ser observado por los y las participantes a través del microscopio y la lupa, ya que a partir de la observación de la raíz de una planta podemos saber si hay presencia de micorrizas y en el suelo, las esporas.
La Dra. Milen Duarte explicó que en su proyecto se encuentran trabajando en el ecosistema mediterráneo y más puntualmente en el bosque esclerófilo e higrófilo de quebradas, donde han estudiado el efecto de las nodrizas y las micorrizas para restaurar el bosque afectado por diversos factores antrópicos. “Nuestro estudio tiene que ver con cómo enfrentamos estas nuevas condiciones climáticas, y donde además ha aumentado la frecuencia y magnitud de incendios forestales”, indicó.
La jornada científica finalizó con la charla en la Sala Federico Saelzer, titulada “Diversidad y aplicaciones de hongos micorrícicos arbusculares en Chile central».