Recientemente, The Economist publicó el artículo titulado “Mash hits: the land that spawned the supermarket spud” (“La tierra que engendró la papa del supermercado), dedicado a las papas nativas de Chiloé, abordando aspectos comerciales como que más del 90 % de las variedades consumidas en el mundo proviene de esa isla; sus características y su legado desde el punto de vista cultural; la preservación y conservación de las mismas, entre otros aspectos.
“Las accesiones nativas más coloridas se consideraban comida de los pobres y sobrevivían principalmente gracias a los esfuerzos de las mujeres rurales de edad avanzada, que las cultivaban en pequeños jardines familiares como lo habían hecho sus madres antes que ellas”, sostiene la publicación.
Uno de los aspectos profundizados en el reportaje escrito por Mark Johanson es el trabajo efectuado en el Banco de Germoplasma en Papas Nativas de la Universidad Austral de Chile, ubicado en la Estación Experimental Agropecuaria Austral (EEAA), en Valdivia.
Para el texto fue entrevistada la Dra. Anita Behn, curadora de este Banco y académica del Instituto de Producción y Sanidad Vegetal (IPSV) de la Facultad de Ciencias Agrarias y Alimentarias (FCAA) de esta casa de estudios. En el reportaje, la académica reconoce que “el color neutro y las capacidades de cocción versátiles de estas papas simples (refiriéndose a las blancas) pueden haber sido una ventaja comercial. Tendíamos a preferir el pan blanco y el maíz amarillo también, aunque las accesiones de colores más fuerte suelen ser más sabrosas y saludables”.
A continuación el reportaje señala que “conscientes de que algo se estaba perdiendo, algunos chilenos comenzaron a tratar de preservar la herencia genética del país. En la década de 1960, un agrónomo llamado Andrés Contreras inició una búsqueda de décadas para encontrar huertos de papa locales en Chiloé y documentar su contenido”.
En ese contexto, se enfatiza la labor que el ex académico de la UACh, fallecido en 2014, efectuó en materia de conservación genética y en la puesta en marcha de programas en comunidades rurales para cultivar variedades de papas autóctonas en peligro de extinción.
Para la Dra. Carolina Lizana, Prodecana de la FCAA y quien también trabaja con el Banco de Germoplasma de Papas, resalta que esta publicación es un reflejo del impacto de la labor desarrollada por décadas en esta unidad, el que ha contribuido al resguardo del patrimonio fitogenético de nuestro país y que actualmente continúa de la mano de distintos proyectos de investigación y trasferencia de tecnología en esta materia.
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