Dos períodos de acreditación han acompañado el quehacer institucional estos últimos 10 años. En noviembre de 2015 se habrá cumplido el segundo de estos períodos, y por esta razón la Universidad ha puesto en marcha el desarrollo de una nueva autoevaluación, para renovar la acreditación institucional por un tercer período ante la Comisión Nacional de Acreditación.
El proceso de autoevaluación está dirigido por una Comisión de Autoevaluación Institucional, integrada por 5 Comisiones de Área: Gestión Institucional, Docencia de Pregrado, Docencia de Postgrado, Investigación y Vinculación con el Medio, e integrada por 25 académicos y 4 profesionales de la UACh.
Las Comisiones en sus áreas respectivas están trabajando paralelamente en tres campos de recopilación de información: Opinión de informantes clave, avance en los compromisos de la acreditación anterior y, antecedentes cualitativos y cuantitativos en torno a los elementos que componen los Términos de Referencia TR de la evaluación.
Respecto de la opinión de los informantes clave, desde septiembre y hasta fines de octubre las distintas áreas están aplicando la consulta. Cada Comisión ha diseñado instrumentos de consulta con técnicas de encuestas, entrevistas semiestructuradas o grupos focales, y ha determinado criterios de selección de los informantes clave de los diversos estamentos institucionales, y de entidades y personas destacadas externas, especialmente de la zona sur austral del país.
En el campo de los TR, las Comisiones disponen hoy día de más de una veintena de informes de gestión del período 2009 – 2014, preparados entre abril y julio en igual número de unidades de la Universidad. Ello ha significado una amplia participación de quienes se desempeñan en esas unidades
De acuerdo al cronograma trazado para el proceso de autoevaluación, en octubre habrá finalizado la recopilación de información; noviembre y diciembre será tiempo de análisis, de juicios evaluativos, de conclusiones e identificación de fortalezas y debilidades, de propuesta de un plan de mejoramiento y de redacción del informe de cada área evaluada. En este sentido, las Comisiones de área tendrán una ardua tarea en lo que resta del año, sin duda.
Cabe preguntarse ¿por qué, si el 11 de noviembre de 2015 vence la acreditación, estamos hablando de una nueva autoevaluación? La respuesta es que debemos solicitar a la Comisión Nacional de Acreditación CNA ser incorporados a un nuevo proceso de acreditación antes del 11 de abril de 2015. Entonces disponemos solo de enero, febrero y marzo para consolidar y validar el Informe de Autoevaluación Institucional en todas las instancias institucionales antes de enviarlo a la CNA.
Ahora bien, ¿por qué una nueva acreditación? Porque nuestros alumnos nuevos podrán acceder a financiamiento estatal o recursos que cuenten con garantía fiscal para el financiamiento de sus estudios; porque es decisión de nuestra Universidad mantener vigente esta garantía pública de su nivel de calidad institucional; porque sus resultados son importantes como insumo para fundamentar decisiones y procesos de planificación; y entre otras razones más, porque hemos comprobado que las sucesivas acreditaciones han producido efectos positivos en las áreas sometidas a acreditación.
No resulta fácil en pocas líneas hacer visible la efectividad que ha tenido la acreditación institucional en nuestro quehacer para el cumplimiento de la misión institucional, más aun si consideramos los significativos aportes de la acreditación de carreras y programas de pregrado, y acreditación de programas de doctorado, magíster y especialidades del área de la salud. A riesgo de omitir muchos aspectos y percepciones de mejora en los entornos de las áreas, carreras y programas acreditados, intentemos una aproximación general. Son 70 las acreditaciones vigentes hoy día, en más de 100 procesos realizados si se consideran las respectivas re acreditaciones.
Recordemos primero que la acreditación nace para promover capacidad de autorregulación y así mejorar la calidad de las instituciones de educación superior, y que la autorregulación comprende: la definición de políticas de aseguramiento de la calidad, la aplicación efectiva de mecanismos que llevan a la práctica esas políticas, la evaluación de resultados obtenidos de dicha aplicación y, el uso de esta información para hacer ajustes a las políticas, mecanismos y acciones. Nada menos que el círculo virtuoso de la mejora continua.
En estos 10 años, la formulación de políticas es un ámbito donde la acreditación ha demostrado tener su mayor nivel de efectividad. El desarrollo de nuestros propósitos institucionales están orientados hoy día, todos, por políticas definidas en el decenio; recordemos las políticas existentes en docencia de pregrado, en docencia de postgrado, en el área de la investigación, y en el área de la vinculación con el medio.
Nuevas unidades: de Vinculación con Egresados, de Análisis Institucional, Departamento de Aseguramiento de la Calidad e Innovación Curricular, Dirección de Vinculación con el Medio; nuevas instancias como el Programa de Centros Virtuales de Investigación, la Comisión Central de Magíster, SIACAD, Criterios para la acreditación de profesores de programas de magíster, son solo algunos ejemplos de mecanismos creados para hacer efectiva la aplicación de políticas, que en su origen han encontrado impulso en resultados de procesos de acreditación.
En general, la acreditación institucional ha introducido cambios a nivel de los procesos de gestión relacionados con las áreas acreditadas; ha sido vehículo de una comprensión más generalizada de la misión institucional para permear las iniciativas en torno a los objetivos institucionales; ha contribuido a la cultura de registros y desarrollo de información e indicadores que ayudan a medir la gestión; y también es fuente de diagnósticos en la formulación planes de desarrollo, aun cuando no ha logrado todavía producir los necesarios vínculos entre planificación y presupuesto para el logro efectivo de las metas.
En el área de la Docencia de Pregrado, la acreditación institucional y la acreditación de carreras se complementan. En cuanto a su efectividad en nuestra institución, la primera ya se dijo ha producido cambios en los procesos de gestión de la docencia; la segunda, cuyo foco de evaluación está en el perfil de egreso (su formulación, las condiciones operativas para lograrlo y, la capacidad de autoevaluar y producir ajustes), ha tenido gran impacto justamente en la definición de perfiles de egreso, y ha introducido mejoramientos especialmente en diseño curricular, en el proceso enseñanza aprendizaje, en el seguimiento a la progresión académica de los estudiantes, y en indicadores de retención, egreso y titulación.
La efectividad de la acreditación de carreras de pregrado es posible identificarla en el marco de los criterios de evaluación establecidos para ello hace poco más de diez años. En este sentido, lo que no se evalúa no entra en el análisis de efectividad. No obstante, el jueves 9 de septiembre de 2014 la Comisión Nacional de Acreditación presentó a consulta pública los nuevos criterios de evaluación de carreras profesionales; sin duda esta será una oportunidad para promover la calidad de la formación en espacios de evaluación hasta ahora ausentes. ¿Se producirá como resultado de la consulta pública el atrevimiento de entrar al aula en el proceso de acreditación?