La universidad existe, o debería existir, por una razón muy especial. Crear espacios en el que estudiantes, académicos y funcionarios puedan explorar cada uno de los temas del planeta desde todos los ángulos: sociales, intelectuales, políticos y credos, sin temor a la condena o juicio oficial. Existe para permitir que personas talentosas, sin importar credo, genero ni sexo, y comprometidas busquen y conquisten la verdad. “Libertas Capitur”.
Mucho se ha hablado sobre la paridad de género e igualdad de oportunidades. También se ha usado como slogan de campaña, la representatividad de sexo en cargos de alta gestión y de toda gestión. Requerimientos muy válidos al corriente político nacional y mundial. La Universidad está en deuda con la representatividad de género, sin embargo, la solución a este proceso parece simple y no lo es.
En este sentido inclusión nos habla de la participación de géneros, etnias, grupos sociales, religiosos y de corte políticos; cuando todos convergen en el mismo “leymotiv” de la Universidad son bienvenidos e incluidos positivamente. Además, de ser una expresión de democracia, denota madurez cívica y por supuesto institucional.
Chile ha tenido como máximo líder, Presidente de Estado, a una representante del género femenino. Eso hizo historia y fue la primera vez que pude votar; estudiante secundario y universitario en periodo de dictadura. En nuestra casa de estudio, si no cambiamos los estatutos desde el principio de la siguiente rectoría, no lograremos hacer vascular la representatividad de todas y todos en los diferentes estamentos colegiados y cargos unipersonales actualmente definidos en los estatutos de la UACh.
El proceso de inclusión requiere, como lo proponemos, de la creación de instancias de desenvolvimiento competitivo de todas y todos; de modo tal, que el resultado se refleje en perfiles competentes, con las mismas habilidades para poder desarrollar cualquier puesto de alta gestión que esta universidad requiera. Flexibilidad laboral y de carga académica consciente y humana es necesaria a todas y todos aquellos que desempeñen labores de responsabilidad fuera del lugar de trabajo. Particularmente durante periodos de crisis, como lo es la pandemia actual.
Nuevamente, somos todos diferentes intra e inter géneros. Por esta razón, es que nuestra propuesta considera la modificación estatutaria para reflejar la flexibilidad, como en otras instituciones, para balancear las funciones laborales con el género de modo tal de poder aumentar efectivamente la desigualdad de géneros en la carrera académica. Nuestra propuesta ve de este modo la manera de generar una mayor inclusión de genero a largo plazo y no dependiente de la rectoría gobernante.
Otra solución, es regirse por los números; porcentajes. Esta última opción, políticamente utilizada y denominada representatividad por cuota, creemos que no garantiza una verdadera inclusión democrática y no soluciona la problemática de fondo. Aunque en los números aparezca como una señal positiva, en las ejecuciones diarias puede no serlo; creando una inclusión artificial que corresponde más a reemplazo de géneros.
Creemos, que la representatividad global (género y grupos sociales) se puede lograr solo si cambiamos las reglas del juego, y esto implica cambiar los estatutos -no todos- que entraban el accionar de la Universidad Austral de Chile.