En el nordeste de Brasil, la Misión franco-brasilera de Piauí ha descubierto 2200 artefactos de piedra fechados alrededor de 24000 años en Vale da Pedra Furada, un sitio a cielo abierto emplazado en la margen izquierda del valle de Baixão da Pedra Furada.
Entre estos artefactos, uno de ellos es particularmente excepcional. Se trata de una placa de arenita limosa que presenta características técnicas hasta el momento desconocidas en los sitios paleo-americanos. Este nuevo hallazgo añade importante información sobre una ocupación humana durante el Último Máximo Glacial (26500-19000 años), contradiciendo así la teoría comúnmente admitida de una ocupación humana post-glacial de América del Sur.
Este sitio pleistocénico de Vale da Pedra Furada es, actualmente, objeto de investigaciones que proporcionan importantes resultados sobre las primeras ocupaciones humanas de América del Sur. El sitio es conocido por contener evidencias arqueológicas de ocupaciones humanas entre 40000 y 5000 años. En 2016, los arqueólogos excavaron un horizonte arqueológico conteniendo 2200 artefactos líticos. El análisis por radiocarbono (14C) de los carbones asociados a estos artefactos, así como el análisis por OSL (Optically Stimulated Luminescence) de los sedimentos alrededor de los artefactos permitieron datar el horizonte arqueológico entre 27600 y 24000 años. Todos los artefactos líticos fueron manufacturados sobre cuarzo o cuarcita, y presentan características bien conocidos en la región. Sin embargo, uno de ellos se distingue por su carácter excepcional. Se trata de una placa de arenita limosa bien cementada de un largo máximo de 21,0 cm, un ancho máximo de 18,5 cm y de un espesor máximo de 2,9 cm, sobre la cual los artesanos tallaron una estructura de forma hexagonal y simétrica en su longitud máxima, con una macro-denticulación producida por grandes levantamientos (extracciones) en su periferia.
El análisis técnico-funcional de los estigmas de talla y el análisis traceológico de las huellas macroscópicas revelan una concepción técnica centrada en la configuración de biseles dobles y la producción, en la misma pieza, de al menos dos artefactos sucesivos con funciones probablemente diferentes. Esta pieza presenta un carácter antrópico sin ambigüedad y revela una novedad técnica durante la ocupación pleistocénica de América del Sur.
Estas excavaciones estan relacionadas con dos proyectos de Redes, liderados respectivamente por el Dr. Pino y el Dr. Boëda, en donde participan investigadores franceses, peruanos y brasileños. El el único chileno es el Dr. Mario Pino, académico de la Facultad de Ciencias de la Universidad Austral de Chile y Director del Núcleo de investigación TAQUACh.
Un artefacto excepcional
“Si el carácter intencional de este artefacto es incontestable, su función permanece enigmática. Quizá se trate de un simple objeto de uso, o más probablemente, podría tratarse de un objeto con una función de signo. Eso explicaría, al mismo tiempo, su singularidad entre los conjuntos de útiles de la capa arqueológica a la que pertenece, y el hecho de que no lo hayamos encontrado en otras capas de otros sitios. Sea como fuere, se trata de un descubrimiento excepcional, pues su antigüedad es de 24000 años. Los datos reportados para todos los períodos y regiones de América del Sur no autorizan una comparación directa en términos de función y utilización. Los datos actuales muestran que este artefacto es uno de los más antiguos, sino el más antiguo, resultante de una producción bifacial en América del Sur”, indicó el Dr. Eric Boëda.
El investigador comentó que “cuando examinamos las industrias holocénicas, sería posible evocar palas, azadas, etc. Sin embargo, estos útiles fueron generalmente manufacturados sobre rocas duras (basaltos, andesitas y dacitas) resistentes a los impactos, o de forma más rara, sobre rocas metamórficas o sedimentarias duras. Estos artefactos presentan, en general, huellas típicas de desgaste e impacto sobre la parte directamente en contacto con la materia a transformar, lo que no es el caso del artefacto aquí presentado”.
Este artefacto confirma la existencia de ocupaciones humanas hace 24000 años en América del Sur. Estas poblaciones poseían un conjunto de útiles muy variados, lo que refleja una cultura material rica y diversificada, como cualquier otra sociedad humana.