En Sudamérica se conocían hasta el momento dos especies de pudúes, el Pudú mephistophiles, presente en Perú, Ecuador y Colombia, y el Pudú puda, del sur de Chile y Argentina. No obstante, un estudio donde participó el Dr. Guillermo D’Elía estableció que dentro de las poblaciones de P. mephistophiles es posible encontrar dos especies distintas.
«La nueva especie “Pudella carlae» tiene diferencias morfológicas y evolutivas. Es de un tamaño intermedio, más pesado y grande que el P. mephistophiles y más pequeño que el P. puda. También su pelaje posee tonalidades café claro y anaranjadas. Su cara es negra con excepción de la frente, esto último lo diferencia P. mephistophiles que tiene toda la cara negra. Asimismo, sus orejas son ovaladas y no tan puntiagudas o redondeadas como las otras especies”, precisó el investigador. De igual forma, con base en las relaciones de parentesco evolutivo de los cérvidos se formalizó una nueva clasificación de estos animales en que las dos especies del norte (Mephistophiles y Carlae) se ubican en el género Pudella y el pudú del sur (Puda) es la única especie del género Pudú.
Primera especie de ciervo viviente del siglo XXI
El paper publicado hace pocos días en el Journal of Mammalogy describe que el estudio recogió evidencia genética que les permitió analizar la variabilidad y diferenciación genotípica, así como también evidencia fenotípica con el objetivo de ahondar en sus particularidades observadas en el pelaje y relacionadas con la morfología craneal de los animales. Estos datos se compararon dentro y entre poblaciones y especies.
“Es común que descubramos especies de manera frecuente, incluso en vertebrados; sin embargo, para ciervos es poco común, y esta es la primera especie de ciervo viviente que se describe a nivel global en el siglo XXI y la primera del Nuevo Mundo en más de 60 años”, enfatizó el Dr. D’Elía.
P. carlae, actualmente, se describe como un ciervo endémico de Perú que habita al sur de la Depresión de Huancabamba, desde el extremo norte hasta el centro de este país, en la vertiente oriental de Los Andes a elevaciones en lo 1.800 y 3.300 metros.
El estudio, es de autoría de Javier Barrio, del Centro de Ornitología y Biodiversidad de Lima (Perú); Eliécer Gutiérrez, de la Universidad Federal de Santa María en Rio Grande do Sul (Brasil) y Guillermo D’Elía, académico del Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas de la Universidad Austral de Chile.
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* Dibujos por Omar Custodio.