Fue en la década del 70 en que José Arrey ingresó como Director de Servicios a la ex Universidad Técnica del Estado, sede Valdivia, luego de estudiar Construcción Civil en la misma casa de estudios entre 1969 y 1973.
En 1989, cuando se concreta el traspaso del ex Instituto Profesional Valdivia a la Universidad Austral de Chile (UACh), pasó al área académica incorporándose al Instituto de Obras Civiles, donde se le asigna la responsabilidad de hacerse cargo del Laboratorio de Ensayo de Materiales de Construcción (LEMCO), función que cumplió por casi 30 años.
En marzo de 2018 dejó el cargo y se mantuvo hasta mayo de 2019 con contrato a honorarios como responsable de las áreas de mecánica de suelos y hormigón, teniendo como labor la revisión de los ensayos y firma de los informes de resultados.
Durante parte de su período como Director de LEMCO, José Arrey también cumplió otras labores docentes. Asumió las clases de Tecnología del Hormigón para Ingeniería en Construcción e Ingeniería Civil en Obras Civiles desde 1997 hasta diciembre de 2017, fecha en que tramita su retiro de la UACh.
Director de Servicios en la sede de la UTE
De la etapa en que se desempeñó como Director de Servicios en la ex UTE, José Arrey destaca el ambiente de camaradería y respeto. “La UTE yo la conocía porque había estudiado acá, conocía a mucha gente y como no era demasiado grande, había mucha camaradería y respeto. En el fondo, éramos todos iguales y académicamente la universidad era muy buena, había muy buenos profesores”.
Su función como Director de Servicios implicaba que tenía a su cargo todos los servicios para el funcionamiento de la sede y era responsable de las construcciones en el campus.
En esa época, en el sector alto del actual Campus Miraflores la única edificación era el Centro de Docencia en Ciencias Básicas, logro que atribuye a la gestión del arquitecto Rodolfo Mondión Quevedo, Director de la Escuela de Construcción de la época, quien era un gestor muy ágil y con muchos contactos, señala.
Acerca de las edificaciones que existían en el Campus Miraflores, agrega que por General Lagos durante el período de la UTE los edificios que existían eran el 100 ( canal de pruebas), 200 (laboratorio de máquinas térmicas), 300 (ex biblioteca), 400 (salas de estudio), 500 (LEMCO), 600 (taller de máquinas y herramientas), 700 (taller de xilotecnia), 800 (taller de fundición), 900 (radio), 1000 (Vicerrectoría Sede Valdivia UTE), edificio 2000, edificios 3000, 4000, 5000 y 6000. El Casino y el Gimnasio de Miraflores fueron construcciones posteriores.
Todo lo demás fueron obras que se construyeron con el traspaso a la Universidad Austral de Chile.
Inicios del LEMCO
“A Rodolfo Mondión le gustaba hacer cosas”, recuerda José Arrey. A mediados de la década de 1960 se detecta una necesidad en la zona. No existía ningún organismo que realizara control de calidad de materiales de construcción en las áreas de mecánica de suelos y hormigón, controles básicos en las diversas construcciones. Además, era necesario contar con laboratorios para utilizarlos en la formación de estudiantes.
En ese tiempo, la Universidad Técnica del Estado suscribió un convenio con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mediante el cual se implementaron todos los laboratorios de la época que servían a las 4 áreas de formación existentes: construcción naval, construcción civil, mecánica y electricidad, señala Arrey. Fue idea de Rodolfo Mondión, en ese entonces, crear y equipar este laboratorio, con los recursos de ese convenio.
En su honor, hoy el edificio de LEMCO lleva su nombre.
El LEMCO siempre funcionó al alero de la Escuela de Construcción Civil. El primer responsable del Laboratorio fue el Constructor Civil y docente Heriberto Vivanco Bilbao, quien se encargó de implementar y gestionar su funcionamiento. Así comenzó a operar y atender diversas obras de la zona.
“En sus inicios funcionó en el ala poniente del subterráneo del edificio 1000. El año 1972 se traslada a las actuales dependencias, cuyo edificio fue diseñado expresamente para su funcionamiento por el arquitecto y Director de Escuela Rodolfo Mondión, quien, además, gestionó los recursos y supervigiló la construcción”.
Cuando se concreta el traspaso a la Universidad Austral de Chile, José Arrey no podía continuar como Director de Servicios porque era un cargo que ya existía en la UACh y es allí cuando se le encarga la tarea de hacerse responsable del Laboratorio, en 1989.
“Asumí la función y empezamos a ordenarlo, además de constructor tengo estudios contables y por ello no fue problema darle estructura administrativa». Recuerda que prácticamente no había personal para su operación, ya que «por años se trabajó mucho con estudiantes de últimos años de la carrera”. Hoy LEMCO tiene dos secretarias, tres laboratoristas, un ayudante de laboratorista y un vehículo.
Desde que se creó LEMCO, funcionó como laboratorio oficial de control de calidad para materiales de construcción cuyo registro nacional lo lleva el MINVU. “Para poder inscribirse, era cosa de postular, llenar un formulario, y nunca tuvimos problemas”. Pero los procesos fueron cambiando hasta que debieron comenzar a funcionar bajo la norma internacional ISO 17025 sobre “Requisitos generales para la competencia de los laboratorios de ensayo y calibración”.
De ese período, Arrey guarda el recuerdo del apoyo del equipo de trabajo que formó. “Optamos por iniciar el proceso de acreditación, sin pedir más recursos, pero con la participación de todo el personal sin ningún interés económico, trabajábamos el fin de semana y las noches para lograrlo. A nadie se le pagó una hora extra, sabíamos que si lo pedíamos no nos iban a dar nada. Así, logramos obtener la primera acreditación que rigió desde el 24 de noviembre de 2008 hasta el 24 de noviembre de 2011 y hemos ido avanzando hasta lograr a la fecha tres períodos de acreditación y en la actualidad está en proceso de un cuarto período, que es desde noviembre de 2019 a noviembre de 2023», destaca.
“Si uno hace las cosas bien, no va a tener problemas”
Hoy, a pocos días de dejar el Campus Miraflores, José Arrey dice estar conforme y tranquilo porque hizo lo que tenía que hacer, dejar un laboratorio funcionando de acuerdo con las normas vigentes, tener el reconocimiento de clientes y, “si no hay inconvenientes, el LEMCO podrá seguir funcionando mucho tiempo más”, sostiene.
“En lo académico propiamente tal, me voy con la satisfacción de haber contribuido en la formación de centenares de Ingenieros Constructores e Ingenieros Civiles en Obras Civiles».
«Además, recuerdo el apoyo que como laboratorio dimos a muchos comités de vivienda que requerían informes de mecánica de suelos para postular sus proyectos y no contaban con los recursos para costearlos”.
Reconoce además la confianza que siempre tuvo de los directores de Escuela y luego de los directores de Instituto, especialmente el trabajo conjunto desarrollado con Heriberto Vivanco y Luis Collarte.
“Si uno hace las cosas bien no va a tener problemas, siempre tuve la confianza y respaldo de los directores de Escuela y de Instituto ahora, confiaron en mí y eso me permitió desarrollar el Laboratorio, porque el lograr la acreditación bajo una norma internacional no es una cuestión simple y mantener la acreditación es otro tema”, resalta.
Otro de los aspectos que José Arrey destaca durante su gestión es haber logrado la entrega de un servicio de calidad, lo que significó que, a pesar de haber surgido otros laboratorios similares, nunca representaron un problema o amenaza a la gestión.
“Nosotros en realidad tratamos siempre de entregar un buen servicio, si nos comprometíamos con una fecha había que cumplir, eso lo pusimos como criterio porque si operábamos como servicio público no iba a funcionar. Yo puse la política de trabajar así. Yo soy acelerado, me gusta hacer las cosas rápido, no me gusta que queden ahí, y eso hace que todos los que forman parte de la unidad trabajen al mismo ritmo”, concluye.