"»Radiación UV del Sol: el Bronceado Fatal» se denominó la charla que fue dictada por la Prof. Charlotte Lovengreen (docente del Instituto de Física, Facultad de Ciencias UACh) el jueves 04 de agosto a las 11:00 horas en el Auditorio Nº4 del Edificio Nahmías, Campus Isla Teja.
Con esta actividad se dio inicio a la segunda parte del Ciclo de Conferencias "»Año Mundial de la Física"», organizado por la Coordinación de la Xª Región de Los Lagos del Programa EXPLORA-CONICYT y la Universidad Austral de Chile.
Según indica Charlotte Lovengreen, todos los procesos vitales que ocurren en la biósfera tienen como fuente original la energía solar que llega a la superficie terrestre. De manera directa o indirecta todos los organismos dependemos de este tipo de energía. Si bien la radiación emitida por el sol es imprescindible para la vida, en determinadas circunstancias puede provocar efectos dañinos.
«Es así como en los últimos años -explica- ha habido una creciente preocupación sobre los riesgos de salud por la exposición a los rayos ultravioleta (rayos UV), que corresponden a los rayos más energéticos procedentes del sol que alcanzan la superficie terrestre: los rayos UV-A (320-400nm) y los rayos UV-B (280-320nm)».
Los rayos UV-A, describe, penetran más profundo en la piel, hasta la dermis (segunda capa de la piel). Indirectamente causan alteración del ADN que aumenta el riesgo de cáncer cutáneo y fotoenvejecimiento. Mientras que los UV-B actúan en la primera capa de la piel (epidermis) y poseen alta energía. Son los que producen eritema solar o enrojecimiento. Por una alteración directa del ADN celular, son los principales responsables de la aparición de cáncer a la piel.
La especialista sostiene que en condiciones de cielo despejado, la radiación UV que alcanza la superficie terrestre depende del ángulo cenital del sol (ángulo de incidencia de los rayos solares medido con respecto a la vertical en el punto), de la cantidad total de ozono en la atmósfera y en menor grado de la distancia Sol-Tierra.
En la Universidad Austral de Chile -añade- se cuenta con instrumentos que miden los niveles de radiación UV que llega a la superficie. Uno de los datos que se entrega al público es el índice UV, número que da cuenta del potencial enrojecimiento de piel que puede producir la radiación UV. A partir del índice de UV se pueden saber los tiempos de exposición que se requieren para producir las primeras señales de enrojecimiento de la piel.
El gráfico que aparece en "»Sitios Relacionados"» muestra estos tiempos para diferentes tipos de piel. Es así como en Valdivia, para pieles muy sensibles (tipo I), al mediodía en 30% de los días en los meses noviembre a febrero, se alcanza la dosis mínima en un lapso menor a 15 minutos.
Frente a este problema la académica UACh advierte sobre la necesidad de aprender a disfrutar de los rayos solares sin pagar las consecuencias. Por ello es importante que la población, particularmente los niños y jóvenes, conozcan los conceptos básicos en fotoprotección.
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