Con motivo de las elecciones de Rector y la celebración de los 50 años de la autonomía universitaria lograda por la UACh, el Dr. Fabián Almonacid –autor, entre otros títulos, de Historia de la Universidad Austral de Chile– fue entrevistado en Radio UACh (90.1 FM y vinculación.uach.cl).
Allí abordó diferentes dimensiones de la historia institucional, la manera en que han sido escogidas las máximas autoridades y el proceso para alcanzar la autonomía universitaria, despojándose del control del Estado a través de la Universidad de Chile.
Asimismo, Almonacid cree relevante destacar que en la UACh existe una condición distinta a otras instituciones de educación superior como es la elección de Rector, pero también de directores de Institutos, Decanos e integrantes de los Cuerpos Colegiados.
Los primeros años
“Cuando parte la UACh, el primer Rector es elegido por un grupo pequeño de socios, y después se va constituyendo una tradición respecto a la elección de las autoridades antes de 1973”, cuenta, y agrega que luego de esa primera elección “se llegó, finalmente, en la década del ’70, previo al golpe militar, al momento de mayor participación de la comunidad, con una elección triestamental de Rector en 1973”.
Se refiere a las elecciones en que saldría electo por segunda vez el Rector William Thayer. Dicho proceso, como lo permitía el estatuto, contó con la participación de profesores, estudiantes y funcionarios. “Esa tradición quedó rota, nunca recuperada hasta el día de hoy. Creo que es un desafío de la Universidad volver a esos niveles de participación triestamental, donde la comunidad universitaria eligió al Rector en algún momento, ya hace mucho tiempo”, señaló.
Durante el período de dictadura militar, la máxima autoridad universitaria era designada por el Ejército, teniendo la UACh tres rectores designados en esos 17 años. “Por supuesto, ninguno de estos 3 militares tenía la menor idea de lo que era una universidad y cómo se gobernaba, y ejercían el poder bastante discrecionalmente”.
Tras la recuperación de la democracia
Al inicio de la década de los noventa se recupera la tradición de realizar elecciones. “Aunque esa primera, en 1990, se le llamó consulta, porque teníamos una junta directiva heredada de la dictadura, que ratificaba la votación de los académicos: no era una elección, propiamente tal”, aclara.
Elecciones regulares, dice, se han realizado desde 1994. “Votan los profesores de las primeras tres categorías. No votan los profesores adjuntos, que son un número importante y, obviamente, no participa el resto de la comunidad”, agrega, a propósito de los requisitos para sufragar. A pesar de ser crítico de esto, valora que en la UACh el Rector sea elegido por sus pares.
“Cada vez que se elige a un Rector se está renovando el sentido más fundamental de la Universidad, una comunidad gobernada por sus académicos. En algún momento será una comunidad gobernada por todos los miembros, pero ya ese sólo hecho es importante”, expresó. De acuerdo con su testimonio, “toda la organización de la Universidad es un proceso histórico que se construye (…) Los derechos hay que ejercerlos y ampliarlos, en lo posible. Y en este caso, el derecho a elegir a las autoridades tiene que ser ejercido activamente por los colegas de la Universidad y yo espero que pronto se amplíe”.
Y agrega: “Pero esa es una tarea de la comunidad, no de las autoridades. Es una tarea, valga el cliché, de todos los miembros de la comunidad el definir cómo se organiza ésta”.
Autonomía universitaria: 50 años de un sueño
La semana pasada, el 31 de mayo, se cumplieron 50 años de la firma del decreto que promulgaba la autonomía universitaria, que se realizó en el Teatro Universitario, con la presencia del Presidente Eduardo Frei Montalva, el Ministro de Educación Máximo Pacheco y autoridades universitarias y de gobierno, cuya promulgación se oficializó el 3 de junio de 1968.
La ley de autonomía, “breve y clara, establecía que la UACh definiría sus planes y programas de acuerdo a sus necesidades y a las exigencias de la región; podría otorgar títulos académicos y profesionales, excepto los de médico cirujano, dentista, químico-farmacéutico y bioquímico, que los seguiría dando la UCh, para lo que la UACh debería establecer las relaciones que fueran necesarias; la UACh debería establecer niveles de formación en las carreras que impartiera similares a los de la Chile; en las comisiones de examen de grado de la UACh tendría derecho a voz y voto un representante de la facultad respectiva de la UCh, quien informaría de su cometido al Mineduc; por último, el presidente de la República aprobaría los estatutos que elaborara el Consejo y el Directorio de la UACh”, reseña Almonacid en su Historia.
La UACh fue la primera universidad que surgió según las disposiciones de la ley de 1931, que decía que cualquier universidad nueva que surgiera –y después de esa fecha no surgió ninguna otra– debía tener la aprobación del Consejo Superior de la U. de Chile. Así, “se definió en los estatutos la figura de “universidad asociada”, para facilitar la aprobación de la U. de Chile”.
Sin embargo, agrega Almonacid, “el interés del Rector fundador, Eduardo Morales, y de parte importante de la comunidad, era que rápidamente esa condición de universidad asociada terminara y la Universidad tuviera la autonomía plena. Eso significaba autonomía académica, administrativa y financiera”.
El Doctor en Historia y Director del Instituto de Historia y Ciencias Sociales de la UACh cuenta que para lograr esta autonomía hubo diversos intentos, y que incluso el Rector fundador terminaría renunciando a su cargo, debido a su insistencia, que no era compartida por toda la comunidad. “Recién siete años después –de la renuncia de Morales– se logra la ley de autonomía, que calza casi exactamente con otro gran hito histórico y proceso que va a ser la reforma universitaria, que había empezado en 1967”.
Una comunidad universitaria unida por un objetivo común
Como se necesitaba una ley, “había que tener los contactos políticos a nivel parlamentario, y convencer no solo a los parlamentarios de la región, que era más fácil, sino que también convencer a las mayorías que se necesitaban en el Congreso para apoyar esto”. Entonces, “la Universidad tenía permanentemente en Santiago una comisión de profesores y autoridades instalada en el Congreso, para efectos de tramitar esta ley, que demoró mucho”.
Junto con ello, la comunidad universitaria y local, que ya estaban convencidas de que la autonomía era necesaria, también presionaba por la promulgación de la ley. “La autonomía se obtiene, yo creo, en un período en que ya la Universidad había logrado consolidar el proyecto institucional”, comentó Almonacid, que ha estudiado en profundidad la historia institucional.
“El proyecto inicial fue muy pretensioso y eso requería un tiempo. Catorce años después de creada, ya la Universidad estaba en condiciones de hacer uso de esta condición legal. Yo creo que había acuerdo, y por eso se logró, entre el gobierno, el Parlamento y la comunidad local, de que la UACh podía existir como universidad autónoma”, agregó finalmente.