La importancia de riego tecnificado[i] en el sur de Chile, entre otros factores, es un reflejo de los efectos del cambio climático. Hace unos 10 ó15 años no se hablaba de este tema, debido a la abundancia de precipitaciones (3500 mm) en esta parte de nuestro país. Sin embargo, investigaciones como la de Reyes y Muñoz (2013), registraron un decrecimiento de precipitaciones de 250 mm/año en la zona de Valdivia entre los años 1901– 2005. Esta disminución es latente en otoño e invierno, no obstante sus efectos se reflejan en resto del año.
Los pronósticos dicen que debido al efecto de cambio climático en el año 2040, la temperatura del aire se elevará en todo el país, con magnitudes entre 2°C a 3°C, y la disminución de las precipitaciones, dependiendo de la latitud. Para la Región de Los Ríos, se predice la reducción de las precipitaciones entre 15% a -30% según un estudio de Neuenschwander (2010), que la sitúa entre las más afectadas.
Estos descensos de las predicciones confirman los datos tomados de la Estación Meteorológica Isla Teja (www.agromet.inia.cl) que se ubica en la Estación Experimental Agropecuaria Austral (EEAA) de la UACh. Registros entre 1960 y 2010, indican que existe un patrón climático que presenta la existencia de dos situaciones extremas: años secos con 1400 mm y, húmedos con 3200 mm, de aporte hídrico, los cuales cada vez son más recurrentes.
Esta situación obliga a los agricultores aplicar el riego, para así suplir la mencionada disminución de las precipitaciones. El tipo de riego recomendado es el riego tecnificado – ¿pero por qué estos? ¿Y dónde está su relevancia?
Aquí debemos mirar las condiciones edáficas de nuestra zona. Los suelos que tenemos son considerados como las mejores desde punto de vista de almacenamiento del agua, así como el rendimiento que pueden lograr cultivos, pero también, debido a su origen y procesos de la formación, tienen propiedades que afectan el tipo de riego aplicado en manera directa. Estos suelos – llamados Andisoles – se formaron de cenizas volcánicas, con propiedades relevantes al momento de elegir el adecuado sistema de riego: una de ellas, es alto volumen de los poros, que son los espacios que almacenan agua o aire del suelo; esto significa que el flujo del agua (infiltración y conductividad) a través de ellos es rápido.
Esta propiedad en la práctica descarta la aplicación de riego superficial como inundación, tendido o surcos, en el sur de Chile. La eficiencia de estos tipos de riego es baja (40-50%), lo que significa que grandes cantidades de agua se pierden debido principalmente al proceso de evaporación e infiltración. Como mencionado, los Andisoles presentan alta infiltración, por lo cual este tipo de perdidas serán más altas todavía, que finalmente, haría estos tipos de riego más ineficiente.
Considerando lo anterior, el riego tecnificado se justifica en el sur de Chile, pero no solo tomando en cuenta las propiedades de los suelos presentes aquí, sino también otras ventajas entre las que se pueden indicar las siguientes:
- Esta técnica presenta una eficiencia entre 70-75% % (riego por aspersión) y 90-95% (riego por goteo) si su manejo es correcto;
- esta eficiencia se debe a la tecnología usada en este sistema, que va desde el estudio previo, que entre otros factores considera la determinación de la disponibilidad del agua, las condiciones edafoclimáticas del lugar y condiciones económicas del agricultor;
- lo anterior da una gran y buena base para la elección del sistema de riego más apropiado;
- permite el correcto cálculo de los parámetros de riego: cuánto (tasa), cada cuánto (frecuencia) y en cuánto tiempo tengo que regar;
- otra ventaja a favor es la falta de cultura de riego, esto significa que podemos aprender a regar de manera correcta desde que comenzamos a aplicación esta técnica.
Contexto Regional
El sur de nuestro país es conocido por grandes extensiones de las praderas, que a la vez constituyen la principal fuente de alimentación del ganado durante todo el año (Balocchi, 2002). El riego de estos ecosistemas permite aumentar producción desde 4 praderas degradadas a través 12 (praderas fertilizadas) y llegando a 15 toneladas de Materia Seca/ ha/año, como potencial productivo de las praderas bajo riego. En este aspecto se trabaja en el proyecto FONDECYT REGULAR 1181515 “Riego de las praderas en los suelos derivados de cenizas volcánicos en el sur de Chile: efectos en la productividad de la pradera, la eficiencia del uso del agua y la dinámica de la estructura del suelo” y cuyos resultados preliminares indican buena respuesta a riego deficitario de las praderas.
Este rendimiento es posible gracias a aplicación de riego tecnificado, con lo cual lo más común es realizarlo por aspersores en tazas o con pivote central. Gran relevancia de esto se refleja si consideramos que según INE (2007) este tipo de producción constituye 486 000 ha para región de Los Ríos y 742 500 ha para Los Lagos, de los cuales cerca de 15% son regadas y la producción la industria láctea aporta un 66% del producto bruto interno del sector agropecuario de la Región.
En últimos años el rubro agrícola del sur de chile mira cada vez más fuerte a producción de los frutales. Según ODEPA (2019), entre 2016 y 2019 la superficie bajo este tipo de cultivos aumento en un 68,7% para región de Los Lagos y un 47% en Los Ríos, llegando a superficie de 42 500 ha entre estas regiones. De ahí la importancia de riego tecnificado en caso de frutales, es que este sistema permite aplicar el agua y /o fertilizantes en forma localizada y continua, que finalmente permite obtener rendimiento óptimo, alta calidad de fruto y las perdidas mínimas, especialmente en riego por goteo usado ampliamente en frutales, donde la última llega hasta 95%.
Al lado de estas ventajas, el riego tecnificado permite controlar maleza, mejorar el manejo de las plagas, pues se puede aplicar para todos tipos de suelos presentes en el sur y de condiciones topográficas. Debido a sectorización de la superficie regada, la aplicación de fertirriego puede ser prácticamente personalizada; entregando gran beneficio financiero al agricultor debido al ahorro de manos de obra, recursos hídricos, de fertilizantes y finalmente, aumento de la producción por la superficie y un buen precio por el producto final.
Articulo Publicado en el Campo Sureño