Con mucho agrado hemos visto cómo nuestra propuesta de aumento de remuneraciones, vía una descentralización económica-financiera de las macrounidades, ha sido objeto de un amplio debate dentro de la comunidad universitaria. Y nos alegra doblemente, porque por una parte nos ha permitido demostrar que el modelo sí funcionaría y porque, paralelamente, hemos dado muestras de que somos un equipo con verdadera capacidad de gestión, al ser la única candidatura que ha hecho una propuesta viable frente a este tema y del cual nos haremos cargo.
Sin perjuicio de lo anterior, creemos necesario aclarar algunas consultas que han aparecido en diversas reuniones con unidades y macrounidades.
En primer lugar, es importante señalar que la aplicación de este modelo no afecta a las remuneraciones actuales de las y los académicos. Por el contrario, se respetan incondicionalmente las condiciones contractuales ya pactadas y también se honrarán los resultados de las futuras negociaciones colectivas. Este modelo plantea un aumento adicional a estas remuneraciones.
En segundo lugar, el modelo no afecta de ninguna manera a las unidades o macrounidades que actualmente son deficitarias (y valga decir, que no conocemos). Uno de los elementos esenciales de la propuesta es que debe salvaguardar el interés corporativo y el buen funcionamiento de la institución como un todo. Esto implica que el actual sistema subsidiario y solidario con que se distribuyen los recursos continúa intacto. En otras palabras, si una unidad o macrounidad es deficitaria, continuará siendo financiada por el sistema centralizado.
En tercer lugar, la propuesta no implica que una macrounidad disponga de todos sus excedentes (si los tuviera): sólo podrá disponer de los excedentes que se produzcan como consecuencia de una mejor gestión de sus recursos (el adicional). Lo mismo aplica para las macrounidades con déficits; en este caso, el adicional es el monto reducido del déficit. De esta forma, pueden beneficiarse del sistema las unidades con superávits o con déficits.
En cuarto lugar, el sistema es voluntario. Si una macrounidad decide adherir, es decir, hacer una propuesta de optimización, entonces podrá disponer de los excedentes que genere. Si no adhiere, entonces no podrá optar a estos beneficios. En este último caso, las actuales remuneraciones de los miembros de esa macrounidad permanecen sin alteración. Desde este punto de vista, la propuesta es de muy bajo riesgo: las remuneraciones sólo pueden mejorar, nunca disminuir.
En quinto lugar, este sistema está asociado a convenios de desempeño (individuales y colectivos), y por lo tanto, se producirán diferenciales de remuneraciones, tal como ocurre actualmente en nuestra Universidad en el marco del contrato colectivo docente: asignaciones por publicaciones, productos docentes y de vinculación con el medio, en donde algunas personas reciben estos incentivos y otras no. La diferencia entre este sistema y el propuesto, es que este último es más amplio e incluye muchas más variables que deben ser gestionadas de una forma colectiva a nivel de macrounidad.
Hay otras aprehensiones respecto a esta propuesta, pero consideramos que son más de índole ideológicas que técnicas, y desde esa perspectiva, respetamos cada una de esas posiciones personales.
Lo que nos ha motivado a presentar este modelo es enfrentar con valentía y seriedad un problema que afecta transversalmente a toda nuestra comunidad académica: nuestros bajos niveles de remuneraciones. Lamentablemente, no podemos comparar nuestra propuesta con otras, porque simplemente no existen o no han sido presentadas. En este contexto, esperamos que esta discusión continúe, dado que apunta directamente a mejorar el bienestar del cuerpo académico y docente de nuestra Universidad.
Un cordial saludo,
Rogelio Moreno Muñoz
Revisa nuestro Plan de Gobierno y Video de descentralización económica en www.rogelio2021.cl
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