El Profesor Ing. M.Sc Javier Torres Osorio, Docente del Departamento de Física Universidad de Caldas de Manizales de Colombia llegó Valdivia para realizar un curso de “Aplicaciones electromagnéticas en semilla. Modelos y Experiencias”, actividad que fue impulsada por la Dirección de Investigación y Desarrollo (DID) y por la Escuela de Graduados de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Austral de Chile. De igual modo, su idea era socializar los avances que ha logrados en la aplicación del campo magnético para mejoramiento de sistemas biológicos.
El profesor Torres actualmente es el Director del Grupo de Investigación en Campos Electromagnéticos, Medioambiente y Salud Pública en la Universidad de Caldas, Manizales, Colombia.
Además conformará el equipo de trabajo que se constituirá prontamente en Iberoamérica cuyo objetivo será proponer una alternativa diferente a lo convencional, viable, de bajo costo, y transferible a los agricultores en aplicaciones electromagnéticas. Este grupo estará integrado por académicos de la Universidad Politécnica de Madrid (España), de las Universidades de Ciego de Ávila y del Oriente (Cuba); del Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicada ( Ecuador, México) y de la Universidad Austral de Chile.
Su visita a la Facultad fue gestionada por el Dr. Rodrigo Acuña del Instituto de Producción y Sanidad Vegetal de la UACh, quien desde hace unos años se encuentra desarrollando esta línea de investigación con aportes de tesis de pre y postgrado y quien ahora se encuentra en la etapa de aplicaciones prácticas con agricultores.
Torres comenzó a estudiar en 1999 el efecto del campo magnético en los humanos y posteriormente, derivó hacia la parte agrícola en relación al ámbito del mejoramiento en la expresión de semillas, como también en la aplicación a los microorganismos que puedan ser usados como control de patógenos, y para mejorar sistemas de fertilizantes o de biofertilizantes.
Profesor Torres: ¿algunos hallazgos que usted pueda compartir?
Hay dos líneas que se busca entender. Ya se sabe que hay efectos positivos sobre la expresión de las semillas cuando estas son tratadas con Campos Magnéticos (CM). Se sabe que hay un efecto probado que mejora las condiciones vegetales. Empezamos a hacer experimentos en biofísica y en bioquímica, y ya hemos encontrado respuestas de lo que pasa a las semillas con el campo magnético, desde el punto de vista de fitohormonas, de proteínas, de cómo se fija el agua a la semilla, y como cambia el trasporte de la misma en ellas.
¿A qué apuntan con esta herramienta?
Por una parte, hemos diseñado una especie de mapa para poder explicar, qué es lo que le está sucediendo a la semilla cuando interactúa con el campo. Por el otro, tenemos el uso que se le va a dar a esta herramienta, pues estamos apuntando, antes de cinco años, a tener una herramienta biotecnológica ya configurada.
Entonces ¿es una herramienta que ustedes utilizan?
Estamos trabajando en entender cómo funciona. Los cubanos ya han hecho pruebas y ya se usa a nivel industrial y en el campo. Pero lo que estamos buscando, a partir de estudio desarrollados a través de grupo transdisciplinario donde hay químicos, biólogos, ingenieros agrónomos, físicos, ingenieros mecatrónicos, ingenieros en alimentos, ingenieros de sistemas es entender a cómo configurar la herramienta.
¿Se puede decir que es algo incipiente?
No. Cuba tiene un Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado (CNEA) y han trabajado en muchos nivele incluyendo la salud humana, teniendo pruebas clínicas que demuestran soluciones que se usan en piel y tratamiento del dolor entre otras cosa.
En México se trabaja bastante con semilla de maíz. En Colombia nosotros lo hemos trabajado con continuidad en el tiempo, pero ha habido otros grupos que lo hacen esporádicamente. Allá ya hay reportes de trabajos que se han realizado pero que la gente no lo hace continuo.
¿Esta es una tecnología que implica un costo elevado?
A nivel de laboratorio sí, porque requiere de entender cómo funciona la técnica o cómo se sustenta, pero lo que nosotros proyectamos es que cuando el usuario final lo tenga, va a ser muy barato. Hoy está claro que funciona, pero se puede decir que los fundamentos teóricos y los conceptos físicos generales de la Magnetobiología permanecen aún sin ser establecidos.
Existen factores objetivos, debido al enorme retraso de la teoría con relación a los experimentos, que están impidiendo el desarrollo de esta ciencia. El problema está relacionado con los efectos biológicos paradójicos de los campos electromagnéticos débiles de baja frecuencia de energía mucho menor que la energía característica de los procesos bioquímicos.
¿Pero es una forma de mejorar las semillas?
Para muchos investigadores, estos efectos, por su propia naturaleza, arrojan dudas sobre la realidad del problema a pesar de la abundancia de evidencia experimental en su apoyo. El hecho de que los datos experimentales carecen de una explicación física clara – porque la visión actual de parte de la ciencia es sesgada- ha frenado el interés académico en el asunto.
De forma práctica, y respondiendo su pregunta decir que hay dos formas de mejorar el comportamiento de las semillas: o se le ponen químicos –que es algo no deseable- o se le ponen otras fuentes de energía como la que proponemos.
¿Y esta es una tecnología amigable con el medio ambiente?
Es inocua, o sea, se trabaja con imanes o se pueden usar con bobinas y no deja rastro alguno post aplicación.
Y eso se instala en el campo, en el predio…?
Hay dos opciones que se ven a futuro: una es que el campesino pueda tener la fuente del campo magnético y se enseñe como tratar las semillas. Otra es que se traten en un lugar específico, y se le entreguen las semillas ya tratadas. Lo que sé que hicieron en Cuba fue que les entregaban los imanes, las fuentes y ellos las usaban, pero no hubo respuesta del campesino a largo plazo.
¿Qué efecto causa esto en las plantas?
Las hace germinar más rápido, aumenta el vigor de las mismas, con lo que las puede hacer más resistentes a plagas, más resistentes a cambios de temperatura, que es lo último que encontré, que no era lo que estaba buscando, pero, encontré que pueden germinar bajo condiciones de calor y sequedad extremas. Entonces es una línea a la que vamos a apuntar ahora.
¿Por qué importante desarrollar esta área?
Por varias razones: es barata, no es contaminante, es fácilmente transferible y porque se necesitan alternativas a los tiempos actuales. Entonces, tenemos dos opciones el ser humano, en treinta años debe generar el doble de alimentos. En treinta años, la producción de alimentos estará localizada en condiciones geográficas más estresantes –menos agua, salinidad, temperaturas por sobre y bajo lo típico, etc.
Entonces tiene que cambiar la forma de concebir la agricultura, lo que tiene que proponer aportes al paquete clásico de la revolución verde que es esencialmente a base de agroquímicos y mejoramiento genético. Tenemos que buscar alternativas que promuevan la no dependencia de insumos y que potencien la expresión de genomas en el medio ambiente que se les ha destinado evitando la contaminación.
En ese contexto, usted diría que los Estados, los gobiernos, las instituciones de alimentación, ¿deben tomarse este tema de manera seria?
Sí, lo deben hacer, pues esta alternativa ya se ha demostrado que es buena, es benéfica. Lo que nos falta es definir una metodología perfectible. Los gobiernos y las universidades tienen que apuntar a opciones como ésta.