* La juguetería estará abierta a todo público el domingo 28 de mayo de 10:00 a 16:00 hrs.
En una ceremonia encabezada por el Rector de la Universidad Austral de Chile, Dr. Óscar Galindo; el Vicerrector de la Sede Puerto Montt, Dr. Renato Westermeier; y la hija del fundador de la juguetería Brintrup Hertling, Sra. Magali Brintrup -en representación de la familia-, se inaugurará el centro interpretativo de este recordado espacio.
Para la Universidad Austral de Chile, desde sus orígenes la cultura y el patrimonio del territorio sur austral ha estado presente en cada una de sus acciones y actividades, tanto en el ámbito de la investigación y docencia como en el de vinculación con la comunidad donde se inserta.
Recuperar la historia y memoria de una familia en torno a un oficio, legado y producto de la colonización alemana, es otra de las iniciativas que desde la UACh se considera relevante para la construcción y el aporte a la identidad de los territorios. Los desafíos y propuestas de vinculación, en el ámbito del patrimonio, son prioritarios para una Institución que surge como respuesta a las necesidades de una comunidad, que busca resolver los desafíos de manera descentralizada, procurando reforzar la identidad del territorio a partir de una estrecha relación con sus habitantes, apoyando proyectos desde la interdisciplinariedad y profesionalismo y respetando el valor y la historia local.
La fábrica, que lleva años cerrada y que trae hermosos recuerdos infantiles a generaciones de puertovarinos y personas de las comunas vecinas, será reabierta para que los visitantes puedan conocer y disfrutar de la magia del lugar donde se construían los juguetes de madera, que muchos niños pensaron era una sucursal del Viejo Pascuero. La familia Brintrup Hertling ha atesorado de manera intacta la riqueza patrimonial que trae a la mente sonidos de máquinas y voces de personas que fabricaban por días y horas cientos de coloridos juguetes originales de madera.
La juguetería ubicada en el Barrio Patrimonial de Puerto Varas fue creada en la segunda mitad del siglo XX por el Sr. Alejandro Brintrup quien ideó una serie de máquinas que cortaban, lijaban y torneaban cientos de piezas de madera de pino, coigüe, roble y tepa, entre otros, que luego eran pintadas por su esposa Gioconda Hertling y ensamblados por ayudantes.
El creador de esta fábrica comenzó a hacer primero juguetes para sus hijas Magali y Lilianet. Luego, motivado por sus amigos y vecinos, se transformó en juguetero.
Este trabajo carecía por completo de lo artesanal. Era una fábrica donde la perfección alemana estaba presente en cada paso. Luego de diseñar un juguete, con las maquinarias se confeccionaban las piezas en serie, para lograr centenares de cada una de ellas y así posteriormente armar carretas, manomóviles, columpios y muchos otros.
Tras el terremoto del ’60 la casa-taller, construida en sistema de plataforma y techo a cuatro aguas, tardó dos años en ser reparada. A partir de este momento cumpliría una doble función: la primera planta se destinó al taller, mientras que la segunda al uso habitacional y salón de venta para los juguetes.
La casa-taller funcionaban el año entero y los juguetes confeccionados tenían su pick de ventas para la Navidad, donde llegaban cientos de familias a buscar el deseado regalo para sus hijos.