“Es para mí motivo de gran alegría y orgullo dirigirme a ustedes a nombre de los estudiantes que hoy se titulan.
Durante al menos cinco años de estudio hemos debatido en los cursos de Agronomía e Ingeniería en Alimentos, respecto a la urgente necesidad de incrementar la disponibilidad de alimentos y de materias primas. Para ello hemos analizado estrategias para alcanzar el potencial de rendimiento de los cultivos, mejorar la ganancia de peso de los animales o hacer más eficientes los procesos industriales. En todas estas áreas, siempre buscamos acercarnos al potencial de rendimiento del cultivo, animal o proceso, pero sólo en contadas ocasiones aplicamos estos conceptos a cada uno como persona. Por ello, los invito a preguntarnos; ¿cuál es nuestro potencial?, ¿cuáles son los factores ambientales y los propios que nos limitan e impiden que nos desarrollemos como una mejor persona y un mejor profesional?, ¿qué decisiones han contribuido a transformarnos en mejores personas?
Sin duda, el paso por la Universidad Austral contribuyó a que tengamos una experiencia de crecimiento intelectual importante, pudiendo palpar por primera vez la ciencia como describe Humberto Maturana en su libro “la Objetividad: un argumento para obligar”. En este trabajo se señala que la ciencia está fundada en el amor y la curiosidad; amor porque se respeta y acepta todo como legítimo fundamento para preguntar y explicar, mientras que la curiosidad constituye la pasión que nos lleva a la acción. Ahora, que ya hemos tenido la oportunidad de despertar en nosotros estas dos emociones y estamos dejando nuestra cuna de formación, recibiremos la responsabilidad de trasmitir el conocimiento adquirido y producir un cambio positivo en la sociedad, a través de nuestro quehacer profesional. Debido a que nuestro actuar ya no sólo nos afectará a nosotros mismos, sino que influirá sobre los agricultores, el medio ambiente, los consumidores y los distintos actores silvo-agropecuarios, debemos tener ahora más que nunca presente el lema de la Universidad Austral; libertas capitur; la libertad no es un regalo que se obtiene sin méritos; es una conquista que se logra con responsabilidad, madurez y tesón. Entonces, como las metas son amplias y las energías para alcanzarlas son limitadas, se hace fundamental que tengamos claridad respecto a cuales serán nuestros objetivos en lo profesional, personal, familiar, social, ambiental, entre otros, de modo que luchemos afanosamente por ellos y focalicemos nuestras energías. De este modo no sólo nos transformemos en mejores profesionales y personas, sino que también contribuiremos en forma importante a crear un mundo mejor.
En ese sentido, destaco a aquellos compañeros que además de un buen rendimiento académico, lograron equilibrar los estudios con otras habilidades, como las deportivas, sociales, artísticas, entre otras. Su presencia demuestra que son personas que identificaron limitaciones y objetivos, se esforzaron por superar las primeras y por alcanzar los segundois, integrando diversos intereses sin poner en peligro el cumplimiento de sus objetivos académicos. Eso es lo valioso y es el llamado que quiero hacer a los presentes; la oportunidades, aunque no siempre están visibles, siempre están para quien tiene claridad de objetivos y coraje para alcanzarlos. Por ello, al igual que un agrónomo diseña estrategias para mejorar los rendimientos o un ingeniero en alimentos optimiza los procesos para lograr el mejor producto posible, los invito a superar la brecha que nos separa de nuestro propio potencial; porque personas realizadas no sólo son más felices, sino que también son un polo de desarrollo para quienes les rodean.
En este afán de buscar oportunidades que nos permitan un desarrollo integral, la Universidad ha jugado un papel fundamental como formadora y podemos estar orgullosos de tener el privilegio de haber estudiado en una de las cinco mejores universidades de Chile. Sin embargo, como se señala en las columnas editoriales del ránking de Universidades Times of Higher Education, existe una gran diferencia entre la buena reputación de una casa de estudios y la excelencia. La primera se basa en la opinión y la sensación pública que genera una institución en la comunidad y la segunda, en la medición del impacto que esta tiene. Generar una buena sensación pública es fundamental para atraer a más estudiantes, investigadores y recursos; sin ellos la Universidad estaría condenada al olvido y a no ser económicamente viable. Sin embargo, siempre se ha de tener presente que más importante aún que la buena opinión pública, es el impacto. Este puede ser logrado a través de varias vías; siendo dos de ellas la investigación de calidad y la formación de profesionales altamente capacitados que actúen como vehículos de conocimiento y generadores de cambios en el sector privado.
Respecto a la investigación, la Facultad de Ciencias Agrarias ha mostrado progresos durante los últimos años, aumentando las publicaciones ISI y mejorando además el factor de impacto que ellas tienen. Sin embargo, y aquí vuelvo a las columnas del Times, no se puede caer en lo que allí se nombra como “la miopía de los ránkings”, que consiste en poner el foco en hacer investigación, sin asegurar la generación de titulados de calidad. Nuestra facultad está lejos de ser “miope” porque dedica grandes esfuerzos a mejorar la calidad de la enseñanza que entrega. Se han implementado nuevos sistemas de enseñanza por competencias, se ha modificado el currículum y se han mejorado indicadores tales como la retención de estudiantes en las carreras.
Más allá de éstos, la Facultad de Ciencias Agrarias tiene la enorme ventaja de contar con investigadores que lideran la generación de conocimiento en sus respectivas áreas y lo trasmiten a sus estudiantes. De este modo, nosotros no sólo aprendemos conocimiento generado por investigadores ajenos a la Universidad, sino que tenemos el privilegio de estar en permanente contacto con la fuente creadora. Por ello, aunque indicadores como la tasa de retención de estudiantes, el puntaje de ingreso o el número de docentes por alumno puedan ser equiparados por otras universidades, la oportunidad de poder contar con debate permanente respecto a temas que están en la frontera del conocimiento nos da una ventaja enorme y nos transforma en profesionales de excelencia, capaces de cuestionarnos, hacer críticas al saber actual y proponer soluciones para enfrentar problemas futuros.
Si este afán por ir hacia las fronteras, haciendo investigación de calidad, unido a un debate permanente entre los estudiantes y los investigadores permanece y aumenta en el tiempo, se estará logrando que la Facultad de Ciencias Agrarias genere impacto en la sociedad y cumpla a cabalidad con su misión, que es; “contribuir al desarrollo rural, agropecuario y agroindustrial, comprometidos en una mirada integral de aporte a la sociedad, a las personas y al cuidado de los recursos naturales y el medio ambiente”.
Para finalizar, quisiera hacer un llamado a valorar el aporte de la Facultad de Ciencias Agrarias a la sociedad, a través de la formación de profesionales de calidad como los que hoy se titulan y también agradecer las oportunidades que hemos tenido como estudiantes de la Universidad Austral de Chile. No quisiera más que agradecer nuevamente la posibilidad de dirigirme a ustedes y felicitar a todos los nuevos Ingenieros Agrónomos y en Alimentos y a los estudiantes Graduados por cumplir este primer sueño, que espero sea el primero de muchos que estén por venir.
Muchas gracias”.