Académicos, funcionarios y estudiantes de España, Brasil, Costa Rica, Colombia, Argentina, Cuba, Ecuador, México, Honduras, Estados Unidos, Venezuela, Perú y Chile se reunieron del 7 al 9 de noviembre en la Universidad Tecnológica Metropolitana, para presentar y discutir temas asociados a sustentabilidad en instituciones de educación superior.
A través de ponencias, póster, talleres y una feria, el intercambio de saberes se enfocó en compromiso institucional, formación y gestión de campus. Es así como la UACh, certificada en el Acuerdo de Producción Limpia (APL) Campus Sustentable el 2017, representó con una ponencia, a las 14 instituciones de educación superior que, después de implementar transformaciones en sus campus por más de 4 años, obtuvieron la acreditación.
En ese contexto, la Jefe de Representación Región Metropolitana de la UACh, Mónica Alacid, expuso el Caso APL Campus Sustentable UACh, destacando el esfuerzo que significó sistematizar la información requerida para cumplir las 11 metas y más de 60 sub-metas que exigía el Acuerdo.
“Se generaron nuevas actividades, nuevos paradigmas en docencia, eficiencia energética, etc. Además, la UACh fue una de las tres universidades (entre 22 Instituciones de Educación Superior que suscribieron inicialmente el APL) que entró con la totalidad de sus campus y sede, siendo la que comprometió más instalaciones”, dijo junto con recordar el compromiso de recertificar ante la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, el 2019.
Mientras que, el Director de Servicios y Coordinador del Comité de Sustentabilidad, Alejandro Ovando, intervino para compartir una de las iniciativas asociadas a energía, que implementó recientemente la UACh. En ese contexto, explicó las ventajas que tiene para las empresas e instituciones convertirse en “cliente libre” de las compañías que suministran energía eléctrica, proceso que significará a esta Corporación un ahorro de 140 millones de pesos al año.
En materia de movilidad sustentable, el profesor de educación física Otto Lührs presentó el programa que sobre el tema ha desarrollado la UACh despertando gran interés de la audiencia. Lührs además dio a conocer el “Programa No Deje Rastro Urbano”, un capítulo del Manual de Investigación sobre la Educación para la Ciudadanía Participación y Prosperidad Global, que actualmente se encuentra en proceso de revisión.
En gestión de campus universitarios, se presentaron entre otras experiencias exitosas proyectos de generación de energía a partir de fuentes renovables no convencionales, como los biodigestores implementados en predios de Middlebury College en Estados Unidos y de la Universidad Earth, en Costa Rica. En ambos casos la fuente para producir biogás para calefacción era el estiércol de vacas de los predios dedicados a producción de lácteos y actividades de docencia e investigación.
Durante el evento, organizado por la Red Campus Sustentable y la UTEM, se habló de los impactos positivos de trabajar con abordajes transdisciplinarios y en red, como atributos de la sustentabilidad en la academia. También se validó como una metodología muy efectiva para inculcar la sustentabilidad en los estudiantes, el “aprender haciendo” en vinculación con las comunidades.
Mientras que los Objetivos de Desarrollo Sostenible, fueron mencionados por varios expositores como marco para organizar sus acciones, considerando la llamada “Agenda 2030” como un gran paraguas que aborda todos los desafíos de cara a la crisis socio-ambiental que vivimos en el planeta.Al respecto Gabriel Ortega, profesional de la Unidad de Gestión Ambiental de la UACh opinó, “el congreso me pareció muy bueno, y uno de los puntos que destaco es que se abordaran temáticas concretas y atingentes a la realidad de crisis ambiental actual, como el enlace entre la actividad universitaria y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Creo que es tremendamente importante para el avance de la sustentabilidad en instituciones educativas el ver trabajos robustos desde el punto de vista analítico, con discusiones basadas en datos, y no en percepciones”.
“Eso permite también comparar de manera menos sesgada las situaciones que se enfrentan en cada universidad, como un primer paso para evaluar si las experiencias de otros son aplicables a nuestra realidad. Además, el congreso fue una oportunidad para compartir los éxitos, fracasos y problemas que muchos hemos tenido en este camino de fomentar la sustentabilidad en instituciones educativas, analizando también las variables que influyen positiva o negativamente en cada proyecto”, agregó.
Para Otto Lührs en cambio en el Congreso predominaron abordajes técnicos, tecnológicos o administrativos por sobre la búsqueda de una transformación humana profunda. «La investigación y acción en torno a educación, sensibilización, conciencia o ética aún quedan relegadas a experiencias acotadas y de bajo impacto o bien a nivel de expresión de inquietudes y desafíos pendientes de atender cuando de procesos globales e integrales se trata», señaló junto con considerarlo muy coherente con el momento global-planetario que vivimos.
Desde ese punto de vista aclaró, «evalúo el Congreso como tremendamente positivo desde una perspectiva histórica por lo avanzado, pero con esa sensación impaciente de no estar respondiendo a la urgencia e intensidad que la época.
Cabe señalar que, también se reconocieron grandes brechas para que la sustentabilidad permee la educación superior en Chile, situación que en mayor o menor medida se refleja en los otros países latinoamericanos que asistieron al encuentro. Entre éstas figura la escasa presencia que tiene el tema en las instituciones con injerencia a nivel de políticas públicas pertinentes como los Ministerios de Medio Ambiente y de Educación.