Por millones de años las araucarias han evolucionado y una de sus ventajas ha sido su resistencia al fuego. Pero las nuevas condiciones de su entorno están haciendo más difícil su sobrevivencia.
Estudiando los anillos de crecimiento de las araucarias del Parque Nacional Tolhuaca en la región de la Araucanía, científicos determinaron que en los últimos 500 años, la acción humana y el cambio climático han hecho que los incendios que afectan a las coníferas no solo sean más frecuentes sino también más intensos.
Cada vez más presión
Cuando se produce un incendio, este deja una huella en el anillo de crecimiento de la araucaria. Así, los investigadores pudieron ponerle una fecha a cada evento y determinar su frecuencia.
“Desde 1750, y tras haber adoptado la ganadería, grupos pehuenches comenzaron a hacer quemas para favorecer el pastoreo”, dice Mauro González, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y académico de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la Universidad Austral de Chile y coautor del estudio publicado en el International Journal of Wildland Fire.
Luego, con el proceso de colonización de grupos europeos también comenzó la habilitación de campos para la agricultura. “En esa época no había motosierras, por lo que el fuego era la herramienta para hacerlo”, dice el investigador.
Junto con ella el clima también ha sido un promotor del fuego en esa zona de la cordillera de Los Andes. “El patrón climático manda. Puede haber muchos inicios de incendios, pero si el año es lluvioso, estos no se van a propagar”, explica.
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