En medio de una pandemia mundial las capacidades de las organizaciones públicas y privadas para abordar los efectos de ésta verdadera tragedia han mostrado sus peores y mejores condiciones de preparación para gobernar y liderar efectos e incertidumbres.
A la fecha constatamos la existencia de estilos de gestión pública que asoman como modelos de responsabilidad, sustentados en apoyos científicos de alta jerarquía alta jerarquía, grandes dosis de participación colaborativa de todos los niveles de decisión gubernamentales y, por cierto, medios disponibles para enfrentar la pandemia.
La gestión política de Alemania y Nueva Zelandia son ejemplos emblemáticos de gobiernos en los cuales ha primado como bien superior la defensa de la vida y teniendo como soporte un fuerte compromiso cívico de sus habitantes para minimizar los impactos del Covid 19. Estos gobiernos no fueron a la guerra ni a batallas, más bien le plantearon a toda la población y a los actores políticos y económicos que la única forma de lograr abordar tan apremiante desafió en desplegar un trabajo colaborativo y de dialogo político y social transversal. Cuando Angela Merkel se dirigió en cadena nacional al país – algo no visto en post guerra – en un lenguaje claro y directo, los alemanes entendieron que el problema era significativo y que solo quedaba ser abordado con seriedad y dedicación cotidiana por todos. No necesito recurrir a cadenas nacionales semanales para conseguir entregar su mensaje. No como en nuestro país donde se nos tiene acostumbrados a esta agotada y anodina fórmula comunicacional. Especialmente si estas se caracterizan por mensajes disimiles y contradictorios.
Tanto Merkel como J. Ardern – la primera ministra de Nueva Zelandia – se apoyaron en los mejores científicos del país y centros universitarios, lo sorprendente es que ellas tomaban decisiones en base a información transparente, veraz y oportuna que los proveía dichas comunidades de especialistas. No improvisaron carnet de “alta “, o no mostraron esa agudeza ilimitada de un edil que lo llevo a realizar “experimentos sociales” que lo llevaron a abrir parcialmente un centro comercial. Tampoco construyeron un nuevo glosario para fundamentar un fallido marketing político de segunda. Glosario que solo ha logrado mayor confusión y alimenta debates alucinantes en los matinales de nuestra TV. Conceptos como “mesetas “, “nueva normalidad” , “regreso seguro”, “viro terrorismos” constituyen algunos de estos neologismos re – interpretados con prisa con los cuales la autoridad nos indica vamos superando con éxito la pandemia y, que el crecimiento exponencial de contagiados y probable desplome del sistema de salud solo son imaginarios de febriles conciencias interesadas en lograr dividendos políticos de corto plazo.
Merkel que lleva 15 años en el poder venia de recibir importantes derrotas electorales y su imagen paulatinamente no recibía todo el afecto político interno, pero la Pandemia la resitúo como una líder de esas que se necesitan para momentos críticos. Recordemos que hubiese sido de Inglaterra sin Churchil en esos complejos momentos bélicos. Los alemanes cerraron filas con Frau Merkel , quien ha planteado que se ha superado solo la primera etapa de la pandemia y que solo se encuentran al principio al principio de ella , y que la situación puede cambiar en cualquier momento. Ninguna alusión a un “regreso seguro”. Debería ser optimista como nuestras autoridades.
Por su parte, la primera ministra Ardern , afirma que a población debería estar orgullosa por la rapidez con que el país se puso al frente de la crisis y tomó decisiones para contener el virus. De paso se bajó el sueldo (más rápido que nuestros parlamentarios) y se ha caracterizado por una empatía desbordante por los más vulnerables de su país. Cabe señalar que apostaron por un confinamiento extremo y que solo lamentan hasta hoy 21 muertos, no obstante, su economía se contraerá un 8 % este año.
Me imagino que está pensando: bueno son países desarrollados y con recursos. Si es cierto. Estados Unidos también lo es y vean la tragedia que viven ahí, ya se aproximan rápidamente a los 100 mil muertos. La clave es el liderazgo y la confianza que la ciudadanía reconoce en sus autoridades. Como alguna vez expreso Churchil : “Las actitudes son más importantes que las aptitudes».