Conocer desde temprana edad buenas prácticas de manejo de residuos en Valdivia fue el objetivo de la actividad que organizó la profesora Francisca San Martín para los Mini Forjadores Ambientales del Instituto Inmaculada Concepción, visita que hizo en compañía de algunos padres y madres. Para tal efecto, eligió la Unidad de Manejo Integral de Residuos (MIR), en un recorrido guiado por Johannes Horstmann, profesional de la Unidad de Gestión Ambiental.
Al respecto la profesora dijo que “la UGA es importante en Valdivia y no todos los niños la conocen. Sería bueno que más profesores les mostraran a sus alumnos el trabajo que ahí se hace. Al visitarla los niños ven en vivo y en directo la separación de residuos, porque una cosa es hablarles de las ‘3R’ y otra es que lo vean, que toquen, que huelan y valoren el trabajo de todas las personas que ahí trabajan”.
En cuanto a las motivaciones de realizar esta experiencia para niños entre los 6 a 10 años, argumentó: “Considero que es a esa edad cuando les impactan más las vivencias, o cuando el aprendizaje se vuelve más significativo, una como profesora podría mostrarles videos o Power Points sobre el reciclaje y la conciencia ambiental, pero se les grabará más ese día en que fueron en grupo a ver qué se hace en la Isla Teja con la basura que sale de la Universidad Austral de Chile”.
Agregó que “a estas edades se les graba más lo que ven, y si una puede mediante un par de gestiones llevarlo al lugar, por qué no hacerlo. Gracias a Dios vivimos en una ciudad llena de entidades ambientales que nos pueden enseñar muchas cosas, cerrarse a aprender en el aula sería desaprovechar todas estas oportunidades, hay que sacar a los niños, llevarlos al origen de todo, el escenario donde las cosas que ellos están aprendiendo, ocurren”.
Entre las instalaciones visitadas una de las que más llamó su atención fue la bodega de almacenamiento transitorio de residuos peligrosos. Al respecto la profesora señaló: “Les llamó la atención el ‘bunker’ misterioso de desechos peligrosos, la zona de ‘sillas y muebles abandonadas’, los fardos de botellas plásticas compactadas y la tolva compactadora (que les recordó a la tarea que realizaba WALL-E en la película)».
La profesora también se refirió a otro aspecto que impresionó a sus alumnos. “Les llamó la atención toda la basura no separada que llega al lugar desde la UACh. De hecho, mientras estábamos ahí justo llegó un camión a descargar y era pura basura mezclada, nada separado o categorizado. Ante eso Ariadna, una de las pequeñas me preguntó: ‘Profe, no entiendo, ¿por qué los universitarios si son grandes no están separando la basura?'».
Romané Véliz, mamá de Ariadna, 3° básico y Cristóbal, kínder, opinó: “Fue un recorrido muy constructivo, interesante y didáctico, que permite a los niños concretar lo que les ha enseñado la profesora en las clases de Mini Forjadores. En general el taller nos ha ido obligando a cambiar los hábitos de las familias, porque yo no reciclaba, y a través del taller obligan en la casa a tomar conciencia y más que eso, hábitos de reciclaje, sanidad ambiental y cuidado del planeta”.
Para Johannes Horstmann, quien guió el recorrido, es impresionante ver la motivación y los conocimientos que ya tienen estos alumnos. En ese sentido expresó: “Es una oportunidad importante que tenemos como sociedad que las próximas generaciones crezcan aprendiendo cómo cada uno tiene que cumplir con su responsabilidad ambiental. Es un buen avance que en muchos colegios ya se trabaje el tema de los residuos y que se instalen cada vez más puntos limpios en la ciudad. Pero poco se gana cuando en casa no se aplica el mismo sistema de reciclaje, porque solo hay acopio de los residuos generales sin separación de materiales”.