Atractiva y novedosa es la exposición «Figurines Iluminados: Moda en Valdivia y Llanquihue 1880-1920», que fue inaugurada en el Museo Histórico Maurice van de Maele UACh (Los Laureles S/N, Isla Teja) durante la tarde del viernes 10 de diciembre.
En la oportunidad, la Directora de la Dirección Museológica UACh, Leonor Adán, destacó que esta muestra es el final de un proceso. «Nosotros al principio de cada año seleccionamos en base a una conversación del equipo de trabajo una colección de las que tenemos en el depósito, que queremos trabajar en diferentes aspectos», señaló.
Esta exhibición -dijo- se inició con un trabajo de conservación, de investigación y luego de museografía y «puesta en valor». Agregó que con esta muestra se busca relevar los textiles como documentos a fin de «ampliar y embellecer nuestra mirada a la historia».
Señaló igualmente que esta colección será expuesta sólo temporalmente, ya que por razones de conservación los textiles se deterioran. Es así como hasta mayo de 2005 el Museo Histórico Maurice van de Maele UACh exhibirá esta muestra, permitiendo el contacto con el público escolar, tarea de divulgación que será acompañada con material didáctico especialmente preparado para este efecto.
Leonor Adán finalmente agradeció su colaboración al Museo Histórico de Santiago y al Museo Alemán Antonio Felmer de Nueva Braunau.
Cabe señalar que la muestra incluye diferentes textiles y accesorios de la época. Es así como se pueden encontrar sombreros, una caja para guardarlos, una victrola, disfraces, medias de algodón, corsé de brocato y barbas de fierro, caja para guantes, zapatos, un hermoso traje de baile estilo siglo XVIII confeccionado en seda (1880, París), un abanico de plumas de avestruz con varas de carey, un sombrero de terciopelo con flecos de mostacilla, y una polvera de porcelana.
Además hay vestidos de guagua, faldas de niños, «El libro dorado de la mujer», un costurero de uso doméstico, una chaqueta y capa de terciopelo con cuello a la Medici, una capa de algodón bordada en seda, una cámara de cajón para placa de vidrio de 16, una plancha de fierro, una cuchilla para curtir cuero, una horma para confeccionar zapatos, entre otros.
Este proyecto fue coordinado por Susana Muñoz (conservadora de la Dirección Museológica UACh), en tanto la investigación estuvo a cargo de Iñaqui Moulián (ex alumno UACh), quien realizó el trabajo de archivo histórico y etnográfico..
Testimonio de Una Época
Hacia 1880 las provincias de Valdivia y Llanquihue vivían un período de auge económico y social llamado la «Época de Oro». Las condiciones proporcionadas por el Estado chileno y el impulso de los inmigrantes alemanes se agregaron a la tradición cultural hispano-criolla, generando un panorama social complejo y dinámico.
La moda, concepto masificado durante la Revolución Industrial, invadió países tan distantes y convulsos como el Chile de principios del siglo XIX. Figurines iluminados, impresos en revistas editadas en Valparaíso, mostraban en estas australes provincias las normadas nuevas tendencias llegadas desde París.
A su vez, Valdivia y Llanquihue se consolidaban económicamente, constituyendo un polo en el desarrollo del país. En ese contexto, la moda textil aparece como un luminoso y colorido documento histórico, que refleja el orden social y económico de la época.
La Moda
El desarrollo de la industria y las tendencias divulgadas en revistas especializadas le otorgaron al dominio textil un carácter dinámico e imperativo. Expertos en el oficio, como modistas y sastres, reproducían las detalladas indicaciones llegadas de ultramar. Otras confecciones eran importadas directamente desde Europa.
Hacia 1860 persistía para las mujeres el corsé y las amplias polleras en las que dominaba el uso de la crinolina o cage americaine. Este complejo armazón es remplazado durante 1870 por el polizón y la polonesa que no era otra cosa que un abultado bollo a la espalda bajo la cintura.
La evolución tecnológica mundial, con la aparición del ferrocarril y el automóvil, transformaron el vestuario hacia líneas más «simples» y «cómodas». Entre 1890 y 1910 el mercado local se vio influenciado por cortes rupturistas belle-epoque. Desaparece todo tipo de armazón y el drapeado en las polleras y se impone la figura sinuosa tipo «reloj de arena». Los trajes de cuello alto y las blusas de amplias mangas tipo cordero dejaron atrás el corsé usado por las mujeres desde el siglo XIV.
Oficio e Industria Textil
La producción de paños fue una preocupación económica desde antes de la colonización alemana. En Osorno una industria de hilados a manos de irlandeses producía bayetón y lana hilada. Por la misma época se experimenta en el río Cruces con cierta clase de gusano de seda que tejía sus cadejos en las chauras.
Las estrategias promocionales de la colonización enfatizaban las potencialidades de la zona para el cultivo del cáñamo y del lino. Johann Gottlob Werner, tejedor de lino y tripulante del «Susana», impulsó la fundación de la «Fabrica de Paños Bellavista» en Tomé en 1865. En 1918 se establece en las cercanías del lago Llanquihue la primera fábrica de lino del país.
Carl Schmidt aparecía como el único sastre de Valdivia en 1865, mientras que en el rubro de ropa hecha destacaban los comisionistas William H. Knoepfel y Manuel Renjifo. El auge económico de la zona se refleja en la proliferación en Valdivia de especialistas sastres y modistas. Las guías comerciales consignan 8 sastres en 1907, 22 en 1910 y 15 en 1925. La zapatería Rudloff fundada en 1853 en el corazón de la Isla Teja llegó a producir en 1920 dosmil pares de zapatos diarioscon cerca de 500 obreros.