La madrugada de hoy, martes 03 de marzo, se activaron las alarmas en las ciudades y poblados aledaños del volcán Villarrica, debido a que el macizo entró en un proceso eruptivo arrojando por su chimenea visibles flujos piroclásticos y cenizas.
La erupción, que causó la alerta en las autoridades y población en general, ya había sido anticipada por un estudio de la Universidad de Gante (Bélgica) y la Universidad Austral de Chile, en el cual se indicaba que el Villarrica se encontraba en un estado de inactividad único en su historia.
De acuerdo a lo señalado por el geólogo de la Facultad de Ciencias de la UACh, Dr. Jasper Moernaut, en los últimos 600 años el volcán ha entrado en procesos eruptivos cada 5 años en promedio, y hasta hoy, su última actividad de importancia estaba fechada en 1984, ya que en 1991 el flujo piroclástico fue muy débil. Durante el 2014 el científico había resaltado que “las observaciones podrían indicar que la probabilidad de una erupción significativa en un futuro cercano es muy alta”.
Moernaut afirmó que la erupción del Villarrica es del tipo “Estromboliano”, que sin ser muy explosiva, puede ocurrir a través serie de “pulsos” que se pueden mantener durante gran período de tiempo. “El volcán presenta una chimenea abierta, en conexión entre el magma y el aire, lo que permite que no se acumule una presión gigante y observemos erupciones sin muchas fuerza y pocas cenizas”.
El geólogo expresó que lo que hoy se observa, es muy diferente a lo ocurrido en el Cordón Caulle o el Chaitén, donde sus cráteres estaban sellados, lo que provocó una acumulación de energía muy grande, expulsando mucho material piroclástico y cenizas de forma violenta que cubrieron extensos territorios.
Para Moernaut un peligro latente y que debe ser monitoreado por las autoridades son los denominados lahares, que son flujos de barro provocado por el derretimiento de la nieve, aumentando el caudal de los ríos con rocas y sedimentos, pudiendo causar en los valles aledaños al volcán diversos riesgos para la población.
Efectos en el suelo
Para el Dr. José Dörner Director del Centro de Investigación en Suelos Volcánicos ( CISVo) y académico del Instituto de Ingeniería Agraria y Suelos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UACh, existen efectos asociados al movimiento de la lava y también a la emisión de cenizas volcánicas que afectan en general al ambiente.
“Esto tiene distintos tipos de connotaciones, pues la lava debido a su alta temperatura afecta a la vegetación circundante a los volcanes. Además, cuando la lava se enfría sufre una serie de procesos y se vuelve un material sólido, que finalmente marca el paisaje que es posible apreciar en la Cordillera de los Andes”, indicó el Dr. Dörner.
Así también, explicó que las cenizas volcánicas tienen un efecto sobre el ambiente en términos, por ejemplo, de la calidad del aire y sobre los recursos hídricos, pero en una escala de tiempo geológica han tenido un impacto positivo, ya que las cenizas volcánicas constituyen el material formador de los suelos que dominan todo el centro sur de Chile, que son los suelos derivados de cenizas volcánicas.
“Se deben profundizar las investigaciones para evaluar los efectos, positivos o negativos, de la incorporación de la ceniza volcánica al suelo. En ese contexto, hemos hecho estudios de su efecto en el comportamiento físico del suelo, en donde hemos concluido que la ceniza tiene un impacto positivo, pues mejora la capacidad de retención de agua en los suelos que hemos estudiado, pero es algo que se debe seguir investigado”, explicó el Director del CISVo.