Hacer las cosas bien es la lógica de las Guías de Mejores Técnicas Disponibles (MTD) que fueron socializadas en la comunidad universitaria en el marco del Acuerdo de Producción Limpia Campus Sustentable, y que tienen una serie de recomendaciones de cómo hacer las diferentes actividades en la Universidad.
Son buenas prácticas con énfasis en la sustentabilidad, porque al implementarlas no sólo se opera con eficiencia, sino que también conlleva un ahorro en los recursos que se ocupan, un menor impacto en el medio ambiente, además de mayor seguridad en los procesos.
Esa es la dinámica de trabajo que caracteriza a los equipos que ganaron el Concurso Implementa las Guías MTD, reconocidos recientemente por la comunidad universitaria. Se trata del Laboratorio de Nutrición Animal, distinguido en la categoría “Prácticas Sustentables en Laboratorios y Talleres en la UACh”, y el Laboratorio Biotecnología y Patología Acuática distinguido en “Prácticas Sustentables para Oficinas, Bibliotecas y Salas de Computación en la UACh”.
Ximena Molina, Jefe del Laboratorio de Nutrición Animal, reconoció que la preocupación por los residuos líquidos que generan sus procesos analíticos nace hace varios años, “desde el año 2006 estamos preocupados por el manejo de los residuos, ya que implica velar por la seguridad no sólo de las personas que trabajan en el laboratorio, sino que también de los estudiantes, para resguardar su salud de ahora y la del futuro”.
Al respecto explica, “muchas veces te puedes exponer de forma inapropiada a un reactivo sin darte cuenta que está provocando un daño en el minuto, pero sí derivar en una vejez muy compleja, porque son residuos que son cancerígenos, que tienen una acción que en el minuto no te das cuenta, pero sí en el tiempo”.
Es así como han ido implementando un sistema de manejo de residuos en el laboratorio, donde no sólo tienen presente minimizar los riesgos para el personal y los estudiantes, sino que también en el medio ambiente. En ese punto reconoce el potente respaldo que significó la Unidad de Gestión Ambiental, para eliminar de manera apropiada todos sus residuos.
Vania Quinteros, la Médico Veterinario responsable del equipo que ganó la categoría de oficinas, comenta que parte de su trabajo en laboratorio implica manejo de documentos, por lo que, junto a su colega Mónica Monras comenzaron hace varios años a motivar algunas prácticas como el reciclaje del papel en las oficinas.
“Nosotros también tenemos mucho contacto con los estudiantes. La labor de docencia es importante en el laboratorio, las asignaturas de la carreras, las tesis de pregrado, postgrado. Entonces, trabajamos en los dos ámbitos, no solamente en oficinas. En ambos ámbitos ha sido un trabajo de educación bien constante”, aseguró.
Sobre cómo ha sido este proceso dijo, “al principio era el trabajo de Mónica y mío de reciclar papel, de educar a nuestros colegas sobre lo importante que era reutilizar las hojas. Compramos una picadora de papel para destruir los documentos confidenciales, en lugar de quemarlos. Ha sido una tarea de largo aliento, que hoy está dentro de nuestra rutina”.
Otro aspecto en el que han colocado énfasis en sus tareas diarias es la seguridad, “también hacemos un trabajo en relación a que vean lo importante que es protegerse uno y proteger el medio ambiente. Que los residuos con colorante no se pueden eliminar al desagüe, que hay que usar material de protección cuando trabajas con elementos peligrosos, que no hay ninguna tinción que sea inocua, por lo tanto hay que protegerse las manos, la ropa, en el caso de que sea necesario hay que ponerse antiparras”.
Refiriéndose a los aspectos que son propios de cualquier espacio, como una oficina, señaló, “el tema de la luz es bastante importante, porque ese es un hábito difícil de corregir, es complejo apagar la luz cuando alguien sale de una oficina. Sin embargo, ha sido una tarea que partió siendo un poco difícil, pero que ya todo el mundo ha incorporado. Si alguien no está, si la sala de reuniones no se ocupa, la luz está apagada y la calefacción también”.
Agregó, “hay zonas en las que no puede no haber una temperatura ambiente controlado como en los laboratorios; en esos lugares funcionan radiadores con termostato. En las oficinas todos apagan la luz cuando no están y si es viernes y ya no hay retorno por trabajo, se desenchufan los aparatos eléctricos. En cosas domésticas como tomar café, tenemos un termo, calentamos agua en el hervidor y se almacena el agua caliente en la mañana, de tal manera de no estar encendiendo el aparato cada vez que alguien se quiere tomar una taza de café”.
En el laboratorio de Ximena, destaca el trabajo realizado con los RILes, “primero tienes que caracterizar los RILes, cada metodología tiene distintos tipos de riles, con distintas tipos de riesgos. Se debe recolectar en forma apropiada, caracterizarlo y tener muy claro lo que contiene, porque esa información se refleja en el etiquetado de este contenedor que tiene que cumplir ciertas normas. Debe tener toda la información pertinente para la Unidad Receptora, en este caso la Unidad de Gestión Ambiental para que el destino sea el apropiado”.
En este laboratorio se han implementado varias mejoras que los distinguen de otros, entre ellas algunas relacionadas con el equipamiento. “Siempre hemos estado muy pendientes de mejorar nuestros procesos analíticos, hay una serie de procesos que están estandarizados a nivel internacional, pero también está la posibilidad de mejorar por los equipos que utilizas. Hemos hecho inversiones importantes en cambiar metodologías”, destacó Ximena.
Entre estas inversiones citó una que redujo los RILes a cero. Al respecto, explicó, “para la determinación de proteína se llevaba a cabo por Kjeldahl el cual tenía tres procesos altamente tóxicos, trabajamos con ácidos concentrados, que implicaba una digestión con emisión de vapores. Después había un proceso de destilación donde se utiliza hidroxido de sodio, altamente concentrado, otro reactivo muy complejo y finalmente titulaciones con ácidos también. Y se generaba una cantidad de RILeS impresionantes en base a esa técnica”.
Sobre los resultados de ese cambio dijo, “con una inversión que no fue baja para el laboratorio, se compró un equipo LECO para realizar esta técnica de proteína que trabaja con otra metodología, una reacción de Dumas, que opera por combustión con gases altamente puros. Ahora no tenemos absolutamente ningún RIL, ni tampoco vapores o gases contaminantes para el medio ambiente. Pasamos de litros y litros de RILes a nada”.