Científicos de la Universidad Austral de Chile han realizado una serie de viajes a la costa del Norte Grande del país, con el objetivo de elaborar una línea de base de la distribución y abundancia de la flora y fauna que habita en el intermareal rocoso de la zona y de la fauna del intermareal de las playas arenosas.
De acuerdo a lo expresado por el Dr. Eduardo Jaramillo, académico del Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas de la Facultad de Ciencias de la UACh, el estudio responde al hecho de que de acuerdo a estudios científicos publicados en revistas internacionales (link publicación científica) esa zona de Chile representa una laguna sísmica importante, es decir ha pasado mucho tiempo desde que no ha ocurrido un gran terremoto en el área (> 8).
El estudio de la periodicidad con que estos eventos han ocurrido en la zona es cercana a 111 ± 33 años, por lo que es posible hipotetizar que en el futuro cercano debiera ocurrir un terremoto de esas características en el Norte Grande de Chile. Debido a lo mismo, el Dr. Jaramillo se dispuso a realizar estudios acabados del litoral de Arica, Pisagua e Iquique, con el objetivo de evaluar cambios en la abundancia y distribución de la biota litoral que debieran ocurrir, debido a la deformación costera que comúnmente acompaña a un gran terremoto de subducción como lo es a lo largo del litoral chileno.
Esta inquietud se genera en la experiencia adquirida luego del terremoto del 27F, ya que gracias a los datos obtenidos con anterioridad al desastre, El Dr. Jaramillo y sus colaboradores pudieron realizar una comparación de los efectos provocados por el terremoto y tsunami en las playas de arenas de la costa del Maule y Bio Bío y evaluar el efecto del levantamiento continental de la Península de Arauco sobre la flora y fauna bentónica del litoral rocoso.
Geodesia
El Dr. Jaramillo ha coordinado esfuerzos con los investigadores de la Universidad de Concepción y expertos en geodesia, Dr. Juan Carlos Báez y MSc. Henry Almonacid, a fin de entender en forma global la dinámica física de la costa ante un eventual terremoto. Estos investigadores viajaron con GPS de alta precisión al norte para determinar las tasas de convergencia de las placas de Nazca y Sudamericana, lo que permite inferir como se acumula y se libera la energía en el ciclo sísmico. J.C. Baez y H. Almonacid fijaron y midieron las coordenadas de diferentes sitios de muestreo de flora y fauna marina, de modo tal que ante la eventualidad de un futuro terremoto se puedan contrastar mediciones que permitan conocer desplazamientos laterales y verticales del continente.
Los Drs. Juan Carlos Baez y Eduardo Jaramillo instalando un GPS diferencial en el litoral rocoso de Ñajo, costa de Iquique.
El contar con esos datos permitirá conocer la respuesta de la biota intermareal ante diferentes magnitudes de deformación de la costa e ir corroborando mediante mediciones periódicas, si los movimientos continentales que ocurren entre terremotos son capaces de generar diferencias en la distribución vertical de la flora y fauna costera. Los estudios en la costa del Norte Grande del país están siendo financiados por los proyectos Fondecyt 1121043 de E. Jaramillo y 1101034 de J.C. Baez. El Dr. Jaramillo cuenta además con el apoyo de la Dirección de Investigación y Desarrollo de la UACh.
Asimismo, el Dr. Jaramillo sostuvo, que basándose en estudios publicados por parte de los mismos investigadores que habían pronosticado el terremoto para la costa del Maule, se espera que en el futuro se desate otro movimiento telúrico pero esta vez al sur de la Península de Arauco (link publicación científica), lo que debiera afectar a la costa de la Región de Los Ríos y Los Lagos, aunque no con la intensidad del ocurrido en mayo de 1960.
“Debido a lo anterior, también realizaremos una línea de base de las distribuciones verticales de la flora y fauna marina del litoral rocoso y de la fauna de las playas arenosas de la costa de Valdivia y Osorno e instalaremos puntos de referencia para mediciones con GPS, con el afán de contar con los datos suficientes que permitan llevar a cabo estudios detallados de las respuestas de la biota costera ante un eventual terremoto en la zona sur del país”, explicó.
Para el investigador de la UACh, llevar adelante este tipo de estudios es relevante para la sociedad, no solo por el valor académico de los mismos sino también porque el conocimiento generado acerca de la resiliencia de la flora y fauna litoral y de las velocidades de recuperación de sus poblaciones, permite entregar claves para determinar qué sucede con especies que tienen un valor comercial, para pescadores artesanales o recolectores de orilla. La experiencia del 27F le ha permitido al Dr. Jaramillo reconocer cuáles son las especies que funcionan como indicadores de deformación continental y cuáles son las que mejor representan el elevamiento o hundimiento del terreno.
“Ante una emergencia, el foco de atención siempre está puesto en las personas que son afectadas directamente por el terremoto o tsunami; sin embargo, existe una serie de alteraciones que también son relevantes para la gente que habita en localidades costeras y cuya subsistencia depende muchas veces de la recolección de macroalgas e invertebrados que habitan en la zona intermareal. De ahí que el conocer como se recuperan las poblaciones de esas especies, cuanto tardan en hacerlo y en que niveles del intermareal lo hacen, es relevante para el diseño de estrategias que tiendan a la recuperación ecológica de una costa afectada por un gran terremoto y tsunami”, dijo.