Durante más de 15 años investigadores de América Latina, principalmente de Chile y Argentina, han estado estudiando los anillos de diferentes especies de añosos árboles, como el ciprés de cordillera, la araucaria, los nothofagus y el ciprés de las Guaitecas. Gracias a ellos han podido reconstruir la historia de la disponibilidad de agua de los territorios desde el sur de Perú y Brasil, hasta Tierra del Fuego, en Chile, desde el año 1400 hasta nuestros días.
Ahora, todo ese conocimiento está disponible en línea gracias a la creación del explorador de Atlas de Sequía de Sudamérica, árboles como archivos climáticos, sitio que fue lanzado hace un par de meses y puede ser usado por escolares, universitarios, profesores, investigadores, profesionales de servicios públicos e incluso por ciudadanos curiosos.
Duncan Christie, profesor del Instituto de Conservación, Biodiversidad y Territorio de la Universidad Austral de Chile, explicó que se “dividió a gran parte de Sudamérica en una especie de tablero de ajedrez, donde en alrededor de 3 mil cuadritos -o pixeles- fue incorporada la historia de la disponibilidad hídrica año a año”, dijo. Y toda esta información fue alojada en una plataforma que se puede encontrar en el sitio web https://sada.cr2.cl/, una página abierta para el uso de todos y de manejo intuitivo que permite bajar datos y gráficos.
“Con este atlas dimos un gran salto cualitativo y cuantitativo en cuanto a la magnitud del trabajo que hemos realizado. Previo a esto habíamos trabajado en regiones puntuales, por ejemplo en la reconstrucción de la precipitación del Altiplano, de Chile Central o del norte de la Patagonia. Ahora creamos un conjunto de mapas donde en cada pixel -que representa un área de 50×50 kilómetros- tenemos la historia de la disponibilidad de agua desde 1400 hasta hoy, es decir 600 años. Habría que imaginarlo como un libro de 600 páginas, donde cada una de ellas representa un año. Fuimos más allá de solo publicar esos datos en una revista especializada”, contó.
Creación del atlas
Para crear el atlas se realizó un trabajo colaborativo en el que participaron unos 40 científicos. Entre ellos, 10 son chilenos. “El Laboratorio de Dendrocronología y Cambio Global de la Universidad Austral de Chile es el más grande del país en esta especialidad, en el estudio de las variaciones ambientales y del clima del pasado, utilizando anillos de los árboles. Trabajamos en estrecha colaboración con los laboratorios de la Universidad de Magallanes, la Universidad de Chile y la Universidad Católica de Valparaíso. También muy estrechamente con los colegas argentinos. Este ha sido un trabajo de larga data”, explicó Duncan Christie.
“Como ya llevamos mucho tiempo en este tema ya conocemos bastante sobre el comportamiento de las especies para reconstruir las variaciones de la disponibilidad de agua se utilizan especies arbóreas que actúan como sensores de este parámetro. Es decir, que si es un año lluvioso tienen anillos anchos y si es un año seco tienen anillos muy delgados. A lo largo de toda la zona investigada se utilizaron unos 300 bosques de estudio, donde se muestrearon unos 15 mil árboles. Esto representa un par de millones de anillos de crecimiento y alrededor de 12 especies”, dijo.