Una de las muchas imágenes que nos ha dejado la visita del denominado bus de la “libertad” es un encarnizado debate, tanto en las calles como en los medios de comunicación, sobre lo que los defensores del bus han dado en llamar la ideología de género. Este bus, un proyecto de CitizenGo, Padres Objetores de Chile y el Observatorio Legislativo Cristiano, ha circulado por varias ciudades del país con el lema «Nicolás tiene derecho a un papá y a una mamá». Según las palabras de la vocera del movimiento, el objetivo de esta acción es «denunciar que hay proyectos y leyes gubernamentales que obligan a educar a los niños en un determinado comportamiento afectivo y sexual y que los padres tienen derecho a decidir esa educación, por encima de cualquier gobierno» y evitar que “los niños se confundan con la ideología de género”. Según ella “la ideología de género invita a los niños desde pequeños a cuestionarse su identidad sexual. Ese es un tema muy serio, que debe tomarse con toda la responsabilidad de un adulto, pero no introducirlo en los colegios, y menos de forma obligatoria» (declaraciones publicadas por T13)
Dentro de esta últimas, históricamente encontramos las relaciones homosexuales y, en general, las pretensiones ligadas a las demandas del colectivo LGTBI. Este marco interpretativo rígido fija los contornos de lo “natural” y no al revés.
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