En un contexto socioemocional, comportamental y sanitario inédito, complejo y desafiante, que tenía como centro una pantalla y que, en su momento, representó el cese de la interacción física, la fractura de algunos códigos propios de socialización y la modificación de condiciones de base de las personas ,dio paso a una sociedad más cansada y vertiginosamente más afectada, impactando en el bienestar humano.
Lo descrito, ha obligado el despliegue de esfuerzos excepcionales, con el propósito de abordar de manera distinta e innovadora los nuevos procesos de construcción social.
Es en este contexto, que hoy 6 de abril, se celebra el día Mundial de la actividad Física y el deporte; conmemoración impulsada en su momento por la UNESCO y la OMS, respectivamente, cuyo propósito es relevar las externalidades positivas de la actividad física, el deporte y la recreación, en las distintas dimensiones del desarrollo humano , haciéndolos dialogar con los objetivos de desarrollo sostenible 2030(ONU,2015),otorgando especial énfasis a la Educación para el cambio social y cultural que se requiere, abriendo espacios para el reconocimiento y articulación de distintos saberes y disciplinas que potencien la formación humana, la paz, el encuentro de valores comunes y que promuevan una sana convivencia democrática, las identidades, la salud preventiva y el ocio , comprendiendo la educación como una mejora personal y colectiva.
En ese sentido, convergen múltiples estrategias y ámbitos disciplinarios, que, por cierto, pueden aportar significativamente al cambio del actual ethos social. Entre ellas, esta área, que posee un corpus teórico con amplias y múltiples evidencias científicas, sustentadas a través de diversas áreas de conocimiento y que posee experiencias vitales significativas.
Estas últimas, con distintas taxonomías, sentidos, objetivos y aulas sociales, constituyéndose en nuevas comunidades de aprendizajes para la vida y espacios educativos relevantes para la movilidad social.
Frente a esta realidad, se desprenden una serie de retos para la convención, los territorios, la institucionalidad y la ciudadanía, porque está claro: el cuerpo y el organismo del ser humano está diseñado también para el movimiento. Es a través de este cuerpo y su corporeidad, donde el ser humano con -vive, crece, se educa, se relaciona y se transforma (Castoriadis, 2006), por tanto, debe ser parte importante del progreso social y la tarea es, resignificarla.