Con beneplácito se recibió la noticia del retorno de los estudiantes a sus actividades lectivas, volviendo así a su transcurso habitual el quehacer institucional de la Universidad Austral de Chile.
Después de un prolongado receso se ha logrado un oportuno retorno a la normalidad, lo que es muy bueno para la Universidad, sus autoridades, académicos y, principalmente sus estudiantes, que constituyen uno de los motivos principales de existencia de la institución universitaria.
Probablemente, esta vuelta a la normalidad no necesariamente signifique que se hubieren solucionado todos los problemas que aquejan a nuestra educación, en todos sus niveles; como tampoco, represente la respuesta satisfactoria por el logro de todas las inquietudes expresadas por los estudiantes durante esta prolongada paralización. Pero sí es un paso importante y una positiva señal de la voluntad y madurez con que nuestros estudiantes están enfrentando esta contingencia.
No cabe duda que el debate en torno a las cuestiones de fondo de la educación que interesa abordar no está agotado ni mucho menos resuelto. Su discusión ha existido siempre, con distintos ribetes y énfasis propios de cada época y se mantendrán en las generaciones futuras. La educación es, en sí misma, un proceso continuo y dinámico, debiendo estar permanentemente en revisión sus diversos componentes. Por tanto, es muy necesaria la exposición de ideas y llevarla a cabo es un derecho legítimo e irrenunciable, sin que para ello sea requisito insalvable la suspensión total de actividades académicas.
Es muy deseable que se continúe en la búsqueda de un consenso mínimo en las materias actualmente en discusión, manteniéndose un ambiente de diálogo respetuoso y constructivo, sin alteraciones del orden institucional y mucho menos con actos violentos que alteren la paz y la legítima convivencia social.
Estudiantes, profesores, autoridades universitarias y gubernamentales, cada cual desde su respectivo nivel, deben exponer sus argumentos en un clima de mutua consideración, dejando de lado actitudes confrontacionales, las que sólo consiguen enfrentarlos como contrincantes o enemigos, escenario no propicio para obtener un resultado satisfactorio para las partes interesadas y que, además, no se condice con lo que debe ser una sociedad civilizada.
Enhorabuena por la decisión adoptada.
¡Larga y próspera vida para nuestra Universidad ¡
Orlando Alarcón Ascencio
Presidente
Asociación de Exacadémicos
Universidad Austral de Chile
Valdivia, 7 de noviembre de 2011.