El poeta griego Sófocles decía la Obstinación genera todo tipo de males, el Ministro de Educación es obtuso, anunciar que el SIMCE se aplicará este año es una clara muestra del posicionamiento ideológico de este gobierno y como ha abordado la Pandemia. Observo que las prioridades ministeriales son mantener la tensión sobre las comunidades escolares, generar mayor presión para volver pronto a clases, cubrir el curriculum escolar “pasando” la materia de las asignaturas que serán evaluadas en el SIMCE. Si lo que se busca es hacer un diagnóstico diferente debió no llamarle SIMCE, lo recomendable es discontinuarlo, comunicar rápidamente que no habrá SIMCE y que se postergan hasta el 2022 todas las decisiones asociadas a los efectos que año a año ocurren luego de la publicación de sus resultados y así darles un respiro a las ya agobiadas comunidades escolares del País.
En todo foro educativo, en todo documento que he revisado, se menciona lo aconsejable de no aplicar el SIMCE este año, dada la angustia habitual que provoca, agudizada en este contexto especial nos preguntamos ¿qué evaluará el SIMCE?, dice: “será un diagnóstico” ¿de qué?… de la calidad de las conexiones domiciliarias de los estudiantes, del sistema de educación on line del colegio, de los ambientes adecuado para estudiar en casa, de las capacidades de los adultos cuidadores para ayudar en las tareas enviadas desde las escuelas. Para ello basta que cada comunidad educativa aplique un diagnostico e informe al Mineduc sus resultados y requerimientos. Propongo destinar los recursos que gastan en la aplicación Nacional del SIMCE para apoyar los equipos psicosociales de los colegios, los planes de recepción para la vuelta a clases, la preparación de los equipos docentes en educación no presencial y en las modalidades que cada escuela decida para el regreso.