* Asimismo, informó que “el presupuesto de nuestra Universidad este año se ha visto seriamente afectado por las decisiones que se han adoptado”.
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“Se siguen instalando distintos mecanismos -entre ellos la gratuidad- vía Ley de Presupuestos, con todas las dificultades que ello tiene. Y la incertidumbre que genera el hecho de que pudiera ser objetada la partida de gratuidad por el Tribunal Constitucional si alguien recurriera a él, lo que obliga a llegar a acuerdos que no necesariamente son los mejores acuerdos, los que técnicamente el país necesita, lo que el sistema de educación superior de nuestro país necesita”.
Así lo manifestó el Rector de la Universidad Austral de Chile, Dr. Óscar Galindo, durante una entrevista realizada el martes 29 de noviembre en el programa «República de Los Ríos» en Radio UACh, donde sostuvo que “hay un problema muy de fondo de diseño del proyecto de reforma de la educación superior que luego se lleva a los instrumentos más particulares como las leyes de presupuesto. La reforma tiene un mal diseño. Hay una mala concepción de lo que es la educación superior, cómo reorganizarla y cómo fortalecerla”.
A su juicio, durante este año no se ha registrado ningún avance en esta materia. En ese contexto, “la política de gratuidad se hace en un marco en que no hay claridad meridiana respecto del control del lucro y condiciones igualitarias para todas las instituciones en los mecanismos de acceso, de control, de gestión y ello naturalmente genera condiciones inequitativas. Creo que todo ello está provocando que una vez más las instituciones del Consejo de Rectores se estén viendo afectadas negativamente. Dentro del CRUCh las Universidades no estatales, dentro de las cuales se cuenta Universidades como la nuestra, se están viendo seriamente afectadas no solamente desde el punto de vista del reconocimiento público que nuestras instituciones merecen por su rol de parte del Estado, sino también desde el punto de vista del financiamiento”.
Consecuencias para la UACh
Al respecto, el Rector señaló que concretamente “el aporte fiscal directo no crece, se congela, pese a que se había comprometido un 5% permanente durante diez años. Por primera vez no se cumple ese incremento. Lo segundo es que se nos disminuyó el 50% del aporte fiscal indirecto (AFI) y eso tiene un impacto también con la estructura presupuestaria de la Universidad”.
En ese contexto, el desafío es “incrementar nuestra eficiencia, la calidad de nuestros procesos, la retención de nuestros estudiantes, el esfuerzo de nuestros académicos para que seguir optando y concursando a proyectos competitivos a nivel nacional y hacer un esfuerzo también de reorganización adecuada de nuestra Universidad”.
Esto porque “es un momento que no estaba previsto así. Nosotros esperábamos un proceso de expansión y estamos en un periodo de restricción. Creo que el país ha tomado decisiones equivocadas, por ejemplo el congelamiento de aportes para investigación”.
Pese a todo, “nuestra Universidad tiene una política responsable de diseño de su presupuesto que no es de ahora, que lleva mucho tiempo con una línea de trabajo. De modo tal que los presupuestos no sean deficitarios, sean responsables, que garanticen el cumplimiento de todas nuestras obligaciones y que permitan priorizar aquellas áreas que tienen mayores requerimientos”.
Asimismo, “nuestra Universidad tiene una gran capacidad de trabajo y un equipo de académicos de altísimo nivel, lo que nos convierte en una Universidad muy competitiva. Además, tenemos trabajadores fuertemente comprometidos con la institución y estudiantes que nos enorgullecen por su trabajo cotidiano. Por lo tanto creo que nuestra Universidad siempre va a ser capaz de sortear estas circunstancias. Lo que nos gustaría naturalmente es que no tuviéramos que estar viviendo año a año estos niveles de incertidumbre sino estabilidad, proyección, posibilidades de planificación a largo plazo, que es lo que las universidades requieren para contribuir de verdad al país”.