Comúnmente dentro de la práctica clínica es muy fácil confundir los términos disfonía y afonía, los cuales, si bien parecen tener gran similitud en ocasiones, difieren grandemente entre sí.
Mientras que la disfonía hace referencia a la dificultad en la producción de la voz con cambios en el timbre, el tono e intensidad, surge por otra parte el concepto de afonía que se enmarca en la pérdida total de la voz, y es0 aquí en donde encontramos un gran número de usuarios que eventualmente son diagnosticados con cáncer de laringe quienes en ocasiones pierden la capacidad de comunicarse de forma oral, debido a la ausencia de sonido.
Este tipo de cáncer representa el 2% de todos los tumores malignos del organismo, el 25% de los tumores de cabeza y cuello y de los cuales el 98% corresponde a carcinomas escamosos o epidermoides, el cual tiende a afectar mayoritariamente a los varones en edades comprendidas entre los 40 a 60 años, en donde el tabaquismo y el consumo de alcohol excesivo son los factores de riesgo predominantes.
Si bien, muchos usuarios portadores de este tipo de cáncer no pierden por completo la voz, es decir, padecen de una “disfonía” dado que se interviene quirúrgicamente y terapéuticamente de forma oportuna y no se les extirpa por completo su aparato fonador, nace un grupo no menor de usuarios que no corren la misma suerte y se les debe extirpar por completo su laringe, mediante una laringectomía total y por ende ya no son capaces de emitir sonido alguno, pierden la capacidad de comunicarse de forma oral, lo que conlleva al aislamiento del medio o simplemente perder las ganas de comunicarse, incluso, con su entorno familiar.
Y es aquí en donde las y los usuarios laringectomizados totales parecen cobrar relevancia dentro de la rehabilitación vocal, ya que es el fonoaudiólogo el profesional idóneo y competente para poder suplir esta carencia vocal y lograr que las personas se comuniquen e incluso se reinserten socialmente, familiarmente, espiritualmente e inclusive laboralmente en el menor de los casos. Por ende, nuestro rol se enmarca no tan solo en explicar distintas estrategias terapéuticas dirigidas a la obtención de sonido, sino también en el acompañamiento psicoemocional que muchas veces tiende a afectar de gran manera en este diagnóstico muchas veces desconocido.