La pandemia nos ha movilizado hacia un estadio de alto consumo de medios digitales como interfaz de comunicación y, al parecer, nos hemos acostumbrado a nuevas formas de compartir información. En este cambio hemos descubierto plataformas de uso masivo, por ejemplo, entre jugadores en línea, donde el propósito es crear comunidades para compartir logros, experiencias y colaborar entre pares.
En estos espacios digitales se conforman, desde antes de la pandemia, comunidades de práctica, discusión y creación colectiva en distintos ámbitos de realización en base al respeto de normas definidas entre sus integrantes. Por ejemplo, en twitch, se destacan las habilidades digitales requeridas para salir “en directo” o “en vivo”, ya que es muy importante la planificación de las sesiones, construyendo guiones, estableciendo dinámicas de participación y diseñando la puesta en escena, todo ello con el propósito de atraer audiencias. No obstante, en twitch existen riesgos de acoso virtual encubierto debido al anonimato de la audiencia. En cambio, discord que nace como un “sitio para hablar” conformado por tu club de amigos, de estudio, de juego o de la práctica que los una, destaca por sus herramientas para el aseguramiento del buen trato a través de controles de acceso, pero también por medio de buenas prácticas como los códigos de conducta establecidos por sus miembros. Como estas, seguro existen o surgirán nuevas plataformas, el cambio es permanente y nos impone estar atentos.
Estos “nuevos” entornos digitales -que solo son nuevos para algunos – han estado allí, ocultos en nuestras casas mientras nuestros hijos se reunían con sus amigos o buscaban aprender algo nuevo. El juego los convoca, pero, poco a poco, estos entornos digitales se transforman en espacios para nuevas formas de aprendizaje, así, del juego al aprendizaje hay solo un paso. Quizás sin proponérselo, pero con la capacidad de cambio y adaptación, han logrado conformar auditorios (twitch) y salas de estudio (discord) digitales, procurando relevar el respeto de los participantes y de la audiencia. El desafío de nosotros, los docentes, es atender a estos entornos, como salas digitales en la que nuestros estudiantes se reúnen para aprender de manera autónoma, segura y colaborativa, ensayando habilidades de comunicación respetuosa que pueden ser replicadas en contextos de presencialidad.