Luego del terremoto que afectó a Costa Rica ayer, miércoles 5 de septiembre, y posteriormente a la alerta de tsunami descartada en la tarde, conversamos con el académico del Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas, Prof. Carlos Rojas sobre las condiciones que deben ocurrir para que se produzcan estos fenómenos naturales.
Considerando los aspectos individuales del terremoto ocurrido hoy en Costa Rica ¿Había probabilidades que ocurra un tsunami?
Históricamente los terremotos que han ocurrido en Centro América, con cierta frecuencia han generado tsunami, algunos severos en el contexto de América Central, no así maremotos que hayan repercutido en las costas del extremo sur de nuestro continente.
¿Cómo se toma la decisión de generar la alerta para el Pacífico?
Hay que evaluar la situación de forma individual porque que no haya ocurrido en el pasado no significa que no pueda ocurrir. Potencialmente, es un antecedente que se puede tomar en cuenta, pero para eso se evalúa las condiciones específicas del terremoto recopilando la información sismológica que recogen las estaciones de la región americana, esto se envía al Centro de Alertas del Pacífico de Hawái y ellos evalúan si se reunieron las condiciones tsunamigénicas que debe tener un sismo para generar un tsunami; se comienzan a evaluar los reportes de las condicione oceanográficas que envían los sensores que están instalados en el mar o en las costas para ir viendo si ya hay algún efecto y esto se va observando durante varias horas.
Si el epicentro se localiza en la costa o en el mar se cumple una de las condiciones que tiene que tener un sismo para que se produzca un tsunami, ya que no necesariamente se debe situar en el mar sino que puede ser en el litoral, como el caso de 1960 por ejemplo. También es necesario que la magnitud del sismo sea relativamente alta, correspondiente a una liberación de energía capaz de perturbar el fondo con una importante componente vertical,
Si tomamos en cuenta las condiciones de este terremoto, si se produjera un tsunami ¿Sería observable por la población o no tendría esa magnitud?
Un tsunami conlleva oscilaciones lo suficientemente anormales para ser captadas por instrumentos sensibles ubicados en alta mar o en la costa, los mareógrafos, que permiten discriminarlas de las pronosticadas para ese momento del día en esa época del año, dadas las condiciones específicas del momento; eso se capta y seguramente se va a captar -si es que hubo un tsunami- en las costas de Colombia, Ecuador, Perú y hasta Chile.
Lo más probable es que se trate de una variación en el nivel del mar detectada por los mareógrafos, no a simple vista. No recuerdo algún evento sísmico con origen en Centro América que haya generado un tsunami con efectos importantes en las costas chilenas, percibido por las personas y generando efectos adversos. Si en esta ocasión se produce algo seguramente será sólo detectado por los instrumentos, como una oscilación con frecuencias que se va a superponer a la oscilación normal por las mareas, pero eso se detecta con instrumentos nada más.
¿Por qué uno puede esperar que un sismo ocurrido en distancias tan alejadas produzca un tsunami que afecte nuestras costas?
Estos grandes tsunamis tienen que ver con terremotos originados por interacción de placas tectónicas, generalmente por subducción, con liberación en pocos segundos de energía que había estado acumulándose por mucho tiempo. En términos simples, produce una perturbación del fondo del océano, es decir, el fondo rocoso del mar oscila y eso se transmite a la masa de agua, en la superficie de la cual se manifiesta como una ola que va a trasladarse en todas direcciones, como cuando se tira un objeto al agua y se propagan ondas concéntricas. Si la perturbación es muy grande y el recorrido es libre de obstáculos importantes, la propagación de la perturbación puede alcanzar grandes distancias.
¿Al ser cada vez más grande las ondas, se atenúa la energía?
Efectivamente, se va atenuando la energía, pero después puede nuevamente tomar altura considerable. Recordemos que los tsunamis son una propagación de una perturbación en la superficie del agua; en alta mar, cuando la onda va viajando a grandes profundidades, estamos hablando de 4 a 5 mil metros, avanza muy rápido (900 km/h) y puede cruzar el Pacífico en 24 hrs. y después cuando se va acercando a la costa y va encontrando profundidades menores la longitud de onda se va reduciendo (en alta mar la distancia entre una cresta y otra puede ser de 200 km.) y frenando, las crestas se acercan mucho pudiendo reducirse la distancia entre cresta y cresta a un 10% e incluso menos, y se levanta. Esto cambios son los mismos que le ocurren a una ola común y corriente generada por el viento en el mar, nada más que a otra escala. Entonces, esto no es como un muro de agua que se levanta 15 o 20 metros y empieza a avanzar hacia la costa, sino que es una marea rápida, que hace que suba el nivel del mar de rápidamente; si la topografía costera es baja y de escasa pendiente, puede ingresar varios kilómetros. Es un fenómeno normal que se propague la onda y llegue al otro lado del Pacífico y es explicable porque la ola tiene mucho espacio para propagarse, sin muchos obstáculos.