Lo anterior a través de la participación de la Dra. Andrea Silva, académica del Magíster en Ciencias, Mención Genética, de la Escuela de Graduados de la Facultad de Ciencias.
Identificar a tiempo nuevas variantes del SARS-COV-2 para su estudio y para la toma de decisiones en el marco del control del Covid-19, es posible gracias a la secuenciación y vigilancia genómica de SARS-CoV2. En Chile, la capacidad de vigilancia está centrada en el Instituto de Salud Pública (ISP), sin embargo, existe la posibilidad de aumentarla a través del aporte que las universidades pueden hacer a lo largo de todo el territorio.
En este contexto, el pasado 17 de junio se consolidó la creación de la Comisión Asesora del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (MInCYT) para el establecimiento de un Sistema de Vigilancia Genómica de SARS-CoV-2, mesa de trabajo que desde el 2020 aborda este tema con científicos y científicas de diversas casas de estudios, entre ellas, la Universidad Austral de Chile (UACh).
Entre los ejes de acción principales de esta Comisión, está el entregar asesoría al MInCYT, coordinando el establecimiento de un programa que permita detectar variantes nuevas del SARS-COV-2 y registrando la fluctuación de estas en el tiempo. Asimismo, busca entregar información de manera estandarizada y descentralizada territorialmente, lo que permitiría relacionar la detección de variantes y sus frecuencias con el comportamiento de este virus en la población, la sensibilidad de los test PCR frente a variaciones genéticas, y la eficacia de las vacunas.
La Dra. Andrea Silva, académica del Magíster en Ciencias, Mención Genética, de la Escuela de Graduados de la Facultad de Ciencias UACh y directiva del centro de servicios genómicos AUSTRAL-omics -iniciativa adscrita a la Vicerrectoría de Investigación, Desarrollo y Creación Artística VIDCA-, forma parte de esta Comisión, dada su experiencia genómica y participación en la secuenciación de la variante proveniente de Reino Unido en enero pasado.
Capacidad genómica nacional
La investigadora explicó que entre las acciones iniciales del grupo estuvo el efectuar un catastro de todos los laboratorios de Chile que cuentan con los equipos y la expertise en secuenciación masiva, esto con fin de reforzar la labor que realiza el ISP.
“Desde enero del 2021 el ISP ha secuenciado genomas de SARS-CoV-2 y ha ido semana a semana aumentando su capacidad de secuenciación. Actualmente, está en alrededor de 380 muestras semanales analizadas (0,5% de los casos positivos), sin embargo, estamos aún lejos de alcanzar el nivel de vigilancia genómica requerida para el mejor manejo de la pandemia. La organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda secuenciar los genomas del 5% de los casos positivos, por ello, junto al MInCYT estamos trabajando para que la meta se alcance en el menor plazo posible”, explicó la experta.
Además, se catastró la existencia de más de 25 laboratorios que realizan secuenciación masiva mediante dos tecnologías: la tecnológica illumina y la tecnología nanoporo, información que ha sido puesta a disposición del Instituto de Salud Pública y el Ministerio de Salud a fin de abrir nuevos caminos de colaboración.
“Creemos que la ciencia puede entregar aportes concretos e inmediatos para el control de la pandemia. Esto quedó evidenciado con el trabajo durante el 2020 de la Red de Diagnóstico de COVID-19, el cual fue clave para aumentar la capacidad diagnóstica del país de manera oportuna y descentralizada”, resaltó la académica.
Detección temprana de nuevas variantes
«La colaboración salud – ciencia es fundamental para la integración de datos genómicos y epidemiológicos». Así de clara es la Dra. Andrea Silva al referirse a la importancia del trabajo colaborativo en vigilancia genómica para el control de la pandemia.
“Buscamos la detección temprana del ingreso al país de variantes que hoy son de preocupación mundial, pero además, se requiere conocer las frecuencias de las variantes que hoy son de trasmisión comunaria, identificar cómo cambian las proporciones de las mismas para detectar aquellas con mayor capacidad de trasmisión, identificar si alguna variante se relaciona con brotes, pesquisar si escapan a la inmunidad generada por las vacunas, e identificar tempranamente la aparición de nuevas variantes”, finalizó la Dra. Silva.