Después de 30 años, las egresadas de la Facultad de Medicina de la Universidad Austral de Chile se reunieron para celebrar el ejercicio de su profesión, congregándose bajo el grupo WhatsApp: “30 años no es nada”, con la consigna «Un viaje de tres décadas, siempre unidas por la amistad y la luz de la vocación.»
A la instancia, asistieron las enfermeras: Marlys Leal Oyarzún, Docente de la Universidad de Los Lagos, campus Osorno, Departamento Salud;Paola Armijo Allendes, Enfermera coordinadora en Medicina preventiva, en Dipreca, Santiago; Hortensia Poblete Urra, Enfermera Clínica unidad de cuidados intensivos en el Hospital Regional Coyhaique; Paola Ojeda Figueroa, Docente de Enfermería, U. Santo Tomás, Talca; Angélica Avilés Leiva, Enfermera jefe programa cardiovascular CESFAM Conunhuenun, Padre Las Casas, Temuco; Jessica Yañez Cid, Enfermera gestora del programa de infancia CESFAM Carmela Carvajal, Puerto Montt; Priscila Encina Álvarez Enfermera actualmente concentrada en labores maternales y Mariela Obreque Nomel, Enfermera Clínica en Servicio de Medicina interna, Hospital Base Valdivia.
“Fue una vista en un ambiente cordial y ameno, de añoranza por parte de ellas, quienes pudieron conocer cómo está la escuela actualmente. Además, manifestar que como Escuela de Enfermería queremos seguir estrechando lazos con nuestras egresadas y egresados, recordarles que las puertas están abiertas para coordinar visitas y realizar actividades en conjunto junto a Alumni”, comentó la Directora de la carrera de Enfermería, Ida Elizabeth Flores.
Mariela Obreque Nomel, Enfermera Clínica en Servicio de Medicina interna, Hospital Base Valdivia, quien lideró la convocatoria, destacó la formación recibida y como eso influyó en su desempeño profesional. “Destacamos de la escuela y facultad, en cuanto a la formación académica, la estructura, la exigencia, que forjaban carácter, liderazgo y principalmente el modelaje de las profesoras enfermeras para ser una profesional competente y respetada dentro del equipo de salud, ser un líder positivo capaz de enfrentar y responsabilizarse por cualquier actividad dentro de la red asistencial y además realizar el trabajo de excelencia. La buena relación con las profesoras, que eran exigentes, pero nos trataban con cariño, respeto y dedicación, ya que además fuimos parte de un nuevo currículum, donde las expectativas y exigencias eran más altas y por ende un gran desafío para esta nueva generación que éramos nosotras”.
Asimismo, recordó: “Desde el inicio de nuestra formación demostramos que éramos un grupo de alumnos de calidad, mateas, y al ser un curso pequeño nos acompañábamos, apoyábamos y ayudábamos continuamente en este proceso de enseñanza aprendizaje que a su vez fue muy personalizado especialmente en la última etapa, con bases sólidas de conocimientos teórico-prácticos, fortalecidos con principios éticos, con un alto nivel de exigencia que forjó nuestro carácter y el sello de que lo que realizo debe siempre estar bien hecho, porque el fin último es entregar cuidados de calidad.”
También, relevó la importancia de la malla curricular, “con asignaturas ordenadas, cuyo fin último era crear desarrollar, aplicar y fortalecer en cada alumna capacidades de liderazgo con un gran enfoque integral, biopsicosocial, sello propio de la UACh, con la finalidad de hacer frente a los nuevos desafíos en Enfermería, cumpliendo con el quehacer o rol bajo todo tipo de presión, siempre con estándares de calidad, lo que nos caracterizó por tener personalidades humanas, fuertes y perseverantes para afrontar las dificultades con templanza”, dijo la profesional.
De la misma manera, comentó que atesoran recuerdos que dan vida en su paso por la Universidad Austral de Chile. “Haber conocido a las compañeras de carrera y a otras personas del ámbito estudiantil durante este caminar en la formación profesional, el grato ambiente universitario, la ciudad linda, un entorno seguro y compañeras amables y buenas personas, son nuestros mejores recuerdos. Donde un día de marzo de 1994 nos reunimos un grupo de estudiantes que ingresaron a la carrera de enfermería y que se encontraron con un bello grupo de compañeras, con excelentes docentes y en especial una, que depositó su confianza en nosotras completamente. Recordar nuestras prácticas clínicas, de inicio muy temprano, que desafiaban lo aprendido, donde tuvimos que esforzarnos al máximo para dar lo mejor de nosotras para cumplir con las exigencias académicas, demostrando el cariño en lo que hacíamos y lo que íbamos hacer en un futuro cercano como grandes representantes de la Escuela de Enfermería UACh Valdivia, generación 1994.”