Como una materia de alta importancia y de mayor dedicación en la agenda de trabajo del Consejo de Rectores, la máxima autoridad de la Universidad Austral de Chile, Profesor Carlos Amtmann; señala que el tema del Financiamiento de la Educación Superior en nuestro país concita especial interés en el seno de la instancia que agrupa a todos los rectores de la Universidades tradicionales. Y Aunque desde este Consejo puedan surgir propuestas para resolver un tema país que se evidencia año a año, la mayor responsabilidad para subsanar esta situación es de aquellas personas que han utilizado el beneficio de crédito y que no se comprometen verdaderamente con su devolución.
El actual sistema de financiamiento de la Educación Superior, donde las Universidades cobran aranceles de acuerdo al costo de las carreras que ofrecen y donde el Estado entrega mecanismos de becas y créditos, para que los alumnos de situación socioeconómica irregular puedan ingresar a la Universidad; no soluciona el problema según indica el Rector Amtmann. «El sistema que se establece es un sistema de crédito solidario que se basa en que las personas que han recibido este beneficio, al cabo de un par de años y ya desempeñándose como profesionales; devuelvan el crédito que les fue otorgado, posibilitando que otro estudiante pueda financiar sus estudios. En la práctica esto no sucede», enfatiza.
El año 2003 desde el Ministerio de Educación se realizó una fuerte campaña para regularizar la situación de los deudores de crédito, incluyendo una serie de facilidades y descuentos, que no produjo el efecto esperado. Para el Rector la principal dificultad es un factor cultural. «Un gran número de personas que reciben esta ayuda de parte de toda la sociedad – a través del recurso fiscal- sienten que el pago no es una responsabilidad que deban cumplir y, simplemente priorizan otras necesidades de consumo».
En esta línea, al Universidad Austral de Chile se ha propuesto para el presente año una meta de recuperación de $1.624 millones de pesos, dineros que se ingresarán al fondo que se repartirá entre sus estudiantes por concepto de crédito universitario.
Recursos del Estado
Más de 63.000 millones de pesos para Fondo Solidario de Crédito Universitario ha destinado este año el Ministerio de Educación. A este monto se agregan los cerca de 13.000 millones de pesos por concepto de Becas Bicentenario, dineros que serán repartidos entre aquellos estudiantes de situación socioeconómica irregular y de buen rendimiento académico.
Aún cuando dichos montos son de gran magnitud, año a año queda en evidencia que no son suficientes. «El creciente interés por estudiar en la Universidad y el aumento en la oferta de pregrado de las Universidades del Consejo de Rectores, agranda las diferencias entre los recursos del sistema y las demandas estudiantiles», explica el Rector Amtmann.
Agrega que tal vez se pudiera pensar que las Universidades deberían reducir su oferta para aminorar este problema, no obstante esta disminución podría significar que se desarrollen con fuerza algunas alternativas privadas de educación superior, situación que con el tiempo podría tener efectos negativos en le Ues. del Consejo de Rectores. «Esta razón explica que todas estas casas de estudios superiores hayan aumentado sus carreras de pregrado este año», destaca.
Factor Académico
Según el Rector UACh, otro factor que incide en el problema del financiamiento de la educación superior es el índice de repetición y deserción estudiantil. Ello ya que un estudiante que abandona una determinada carrera, cualquiera sea el motivo, tiene mayores dificultades para contraer su responsabilidad de devolución de crédito.
«Las Universidades tenemos que asumir un mejoramiento de los procesos académicos para asegurar que todas las personas que ingresan al sistema, aprendan y puedan progresar en la Universidad. Y en aquellos casos que, por motivos vocacionales, esto no sea posible, debemos establecer pasarelas con otros sistemas de educación», puntualiza la máxima autoridad UACh.
El favorecer a los alumnos de buen rendimiento académico es una señal clara que ha dado el Ministerio de Educación, a la hora de determinar el porcentaje de crédito a asignar a cada estudiante. «Creemos que un alumno que con esfuerzo y dedicación termina una carrera en el periodo que está establecido, posibilita una liberación temprana de los recursos que él utiliza. Pero si la realidad demuestra que el promedio de egreso son dos o tres años más de lo determinado, resulta obvio que se trata de mayor cantidad de recursos comprometidos», destaca Amtmann.
Como año a año se generan importantes diferencias entre lo que el Estado entrega y las demandas estudiantiles, la máxima autoridad universitaria señala que todas las universidades -sin excepción- han debido disponer de recursos propios para cubrir las necesidades de sus estudiantes, lesionando con ello sus actividades y presupuesto. Ello va unido a la presión que recae sobre las mismas para destinar mayor presupuesto a los programa asistenciales (alimentación, hogares estudiantiles, etc.).
El sistema de financiamiento de la educación superior es un tema de Estado y de la sociedad en su conjunto que debe conjugar equitativamente el anhelo de que más personas accedan a la formación profesional, con los esfuerzos de destinación de fondos públicos que hagan posible el ingreso a la Universidad, y por sobre todo, con los esfuerzos de devolución de crédito de aquellas personas que hoy son profesionales gracias al aporte estatal que recibieron.