Una aplicación novedosa que provocó un gran interés de los estudiantes por practicar, se realizó en el marco de la asignatura “Propagación Vegetal y sus aplicaciones en restauración de bosques”. Esta forma de propagación fue ejercitada en el vivero del Arboretum por estudiantes de Ingeniería en Conservación de Recursos Naturales de la UACh.
El académico responsable del curso, Dr. Rafael Coopman, explicó que “si bien éste no es un método novedoso en el cultivo intensivo de árboles y arbustos frutales y en algunas flores, sí lo es su aplicación en restauración de bosques degradados”, afirmó. El profesor señaló que los injertos son habitualmente utilizados para sacar provecho de las propiedades superiores del patrón (planta que recibe el futuro tallo), en relación al sistema radicular original de la púa (trozo de tallo que dará origen a la parte aérea). “Por ejemplo, menor susceptibilidad a enfermedades, insectos y nematodos. Mejor desempeño en condiciones edáficas desfavorables para crecimiento como compactación, drenaje deficiente, sequía y salinidad”, añadió. De esta forma, el resultado de injertar en especies nativas podría generar crecimientos y/o productividad superiores.
El profesor Coopman explicó que la principal diferencia de un injerto de yema en T con los usuales injertos de tallo, para fines similares, es que en este caso, sólo una pequeña sección de corteza que contiene una yema es removida y trasplantada bajo la corteza en un corte de aprox. 1.5 cm en forma de T realizado en patrón. “Así, el daño al árbol madre y patrón son mínimos, involucra un bajo costo, fácil capacidad de colecta y transporte de yemas. Finalmente, dado la mayor área de cambium del patrón y la púa en contacto, éste presenta una alta efectividad en diversos tipos de plantas, siendo probablemente el más común y fácil de lograr de todos los injertos de yema”, indicó.
Para el docente, la relación entre propagación vegetal y restauración del bosque costero valdiviano, no está bien descrita “y por ende, ni siquiera percibida o valorada por la comuna”, opinó. Es por esto, y por el vacío aparente de información en el tema, que consideró una buena idea incorporar la propagación por injertos en los contenidos del curso. “Así, después de una instrucción teórica de bases biológicas de la injertación, de los diferentes métodos y sus aplicaciones, finalmente se aprende injertando”.
Degradación ecológica del bosque costero valdiviano
Si pensamos en cuál es el estado actual de degradación ecológica del bosque costero valdiviano, hay que recordar que inicialmente se produjo por talas rasas sucesivas y rebrotaciones profusas, llevando a una drástica reducción en la complejidad de la estructura del bosque adulto. Posteriormente, y durante los últimos 30 años, ha predominado una actividad silvo-ganadera de baja intensidad y el floreo. La primera, -explica Coopman- evita la restauración del bosque por pisoteo y ramoneo; mientras que la segunda, por el modo de uso de buscar y sacar los mejores ejemplares de árboles siempre. La consecuencia de esto es la degradación estructural y genética de los bosques costeros valdivianos. El Dr. Coopman advierte que esta situación permanecerá irreversible mientras no exista una forma de restauración de bosques más rentables, lógicos y pertinentes para el propietario campesino.
En este sentido, mediante el uso del injerto de yemas y otros injertos, se visualizan varias aplicaciones, “como la posibilidad directa y abordable de transferir genotipos de alta calidad al remanente de bosque nativo degradado, así como la mejora, selección y propagación de diversas especies frutales y forestales nativas con buen potencial. Varias especies limitan en su reproducción sexual por semillas y son difíciles de enraizar por estacas”, explica. En estos casos, es que el injerto amplia las potencialidades del rescate de genotipos ancestrales o en problemas de conservación. En un sentido más global, el cambio climático ha aridificado las condiciones ambientales en la mayoría de los ecosistemas agrícolas y de bosques de Chile. Dada la aparente progresión de los cambios ambientales, conjugado con la experiencia en adaptabilidad de plantas en fruticultura, los injertos se ven promisorios como una forma de conferir adaptabilidad al bosque costero valdiviano.
Opiniones de estudiantes
Los estudiantes valoraron la posibilidad de experimentar con esta técnica y ponerla en práctica. Es el caso de Paulina Gutiérrez, quien explica que realizar lo aprendido es “mucho más complejo de lo que parece, de hecho el primero que hicimos no nos funcionó, pero es entretenido y una forma mucho más dinámica de aprender”.
Asimismo, Daniel Acevedo destaca el poder trabajar con ensayo y error, “es una posibilidad que en otros lugares no tendríamos”. En tanto, Heidi Bottcher, opinó que es muy interesante “aplicar para restaurar bosques una técnica del mundo de la agronomía y de esta manera mejorar el pool genético y conservar el bosque”.
La estudiante Camila Riedemann, por su parte, explicó que se dio cuenta a medida que aprendía “se pueden hacer muchos de tipos de trabajos que no se enseñan generalmente en otros ramos. Yo no sabía nada sobre injertos y tampoco que se podía mejorar el material genético de una planta a partir de éstos”.