Una de las mejores experiencias de quienes estudian ingeniería Forestal en la Universidad Austral de Chile es participar de la Práctica Integrada, actividad que se lleva a cabo en el tercer año de la carrera. Pasar varios días en el predio San Pablo de Tregua de la UACh (cerca de Panguipulli), cuyo bosque nativo antiguo está muy bien conservado, hace que para los y las estudiantes ésta sea una actividad inolvidable. Allí, y también el predio Las Palmas (Valdivia), los jóvenes aplicaron diversas materias aprendidas durante su formación académica y tuvieron la oportunidad de compartir y estrechar sus lazos de amistad.
“Realizamos un transecto altitudinal que tuvo como fin representar la composición arbórea de distintas altitudes para conocer cómo varía. Se caracterizó el bosque tanto en su estructura como dinámica”, comentó Emilio Saavedra, estudiante de Ingeniería Forestal, ayudante de la práctica.
Para esto, el grupo de estudiantes debió hacer un trekking hasta llegar a un bosque de lengas. Fueron aproximadamente 30 kms. en total, empezando desde una altitud de 675 metros sobre el nivel del mar (MSNM), para alcanzar los 1275 MSNM en la parte más alejada del transecto. Mientras hacían su trabajo, los y las jóvenes pudieron disfrutar de un paisaje hermoso, de árboles de grandes dimensiones y algunos coihues centenarios. “Medimos árboles gigantes e incluso había algunos de 50 metros de altura”, indicó Saavedra. Cabe mencionar que este sitio posee más de 2 mil hectáreas.
En otro predio, llamado Las Palmas -también de propiedad de la UACh-, se realizó un inventario del bosque para obtener volumen y entender cómo está constituida una plantación forestal. La idea fue contrastar ambas realidades: una plantación de pino y un bosque nativo. Además, se realizó una comparación de un árbol proveniente de una plantación con manejo y uno sin manejo para comprender su efecto sobre las propiedades de la madera. Estas mediciones se hicieron en el Laboratorio de Productos Forestales, donde pudieron observar el proceso de hinchamiento y contracción de la madera.
Poner a prueba el conocimiento
Para el estudiante Furkan Ríaz, “la práctica integrada es la culminación de un año lleno de aprendizaje, donde se pone a prueba todo el conocimiento acumulado. Lo que más destaco es el terreno en San Pablo de Tregua, donde logramos completar todas las actividades propuestas y estar en contacto con el bosque nativo presente en la zona. Estas casi dos últimas semanas han sido intensas, pero también desafiantes para cada uno/a de los/as estudiantes, ya que hemos tenido que aprender a trabajar en equipo y resolver los problemas que van apareciendo, así como también desarrollar habilidades de liderazgo”.
Para el estudiante, un aspecto muy importante es “confiar en los conocimientos y habilidades aprendidas a lo largo de estos tres años. La práctica integrada, sin duda, ayudará en mi formación personal y profesional, ya que, en paralelo a la aplicación en terreno de los conocimientos entregados en la sala, se desarrollan habilidades de trabajo en equipo que solo se aprenden en la puesta en práctica. Me llevo un lindo recuerdo de las experiencias y buenos momentos vividos con mis compañeros/as (y futuros/as colegas)”.
Por su parte, la estudiante Francisca San Martín indicó que durante esta actividad pudo “integrar los conocimientos obtenidos de una manera dinámica, práctica y exhaustiva, perfeccionando mis herramientas como futura profesional”. Asimismo, valoró el rol que cumplen los académicos en esta etapa. “Lo que más destaco es el apoyo de los profesores, ayudándonos a ser estudiantes mucho más completos e íntegros, preparándonos para nuestra posterior vida profesional”.
Esta práctica estuvo a cargo del Dr. Alfredo Aguilera, Decano de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales. Participaron los académicos del Instituto de Bosques y Sociedad Dres. Guillermo Trincado, Óscar Thiers y John Gajardo. Desde el Instituto de Conservación, Biodiversidad y Territorio, colaboraron los profesores Dres. Mauro González y Cristian Montalva.