¿Solar barato en el norte?, ¿Gas natural barato en el sur? o ¿sólo buen negocio de transnacionales en crisis? La información tóxica de importantes empresas españolas en crisis o en camino de estarlo, ha sido aplastante tanto en el ámbito de las telecomunicaciones, infraestructura, construcción como de la energía. Ello como preludio a atractivas inversiones de parte de esas mismas y que más temprano que tarde se evidencian falsas o en el peor de los casos, sin sustento.
Lo grave es que en Chile aceptan sus «emprendimientos» sin mayor cuidado. Un par de ejemplos. En el ámbito de la energía Abengoa sería la empresa que desarrollaría un portentoso proyecto solar en el norte que superaría los 100 Megawatt y US$1.100 millones de inversión. Lo que no hicieron las autoridades chilenas, lo hizo un joven estudiante español (Pepe Baltá) demostrando que esa empresa estaba prácticamente quebrada. Hoy Abengoa en Chile reclama apoyo de Corfo por US$20 millones de subsidio ya concedido. Antes se había adjudicado el terreno y el gobierno gestionó un generoso paquete de financiamiento de US$500 millones en el mercado internacional. El proyecto hoy está en dudas.
Este año, Metrogas, controlada por la española Gas Natural Fenosa promete gas hasta Coyaique. El marco normativo es propicio pues no existe normativa de tope de precio más que el del propio mercado. En los hechos, es el mercado del gas licuado, que son a su vez casi los mismos dueños del negocio del gas natural. Ergo, abatirán precios al principio y el usuario se quedará con los artefactos adaptados ante atractivas ofertas y contratos por años o décadas. Se debe señalar que el gas natural es importado en su totalidad, por ende sujeto a las variaciones de los precios internacionales, variaciones que gracias al libre mercado es traspasado íntegramente al usuario. La comparación de precios entre el gas natural y la leña seca, es de 3 a 1; es decir cada unidad calórica de leña seca es de 17 US$/MBTU (millón de British Thermal Unit) y la de gas natural por sobre los 45 US$/MMBTU.
La carencia de política pública al respecto nos pasará la cuenta de permitirse este tipo de fuentes y no invertir en innovación: energías limpias, uso eficiente, especialmente nuevas tecnologías en gestión de la biomasa y secado de leña y en el cambio de las reglas del juego del calor.