Muy motivada se encuentra Verónica Aros Muñoz, terapeuta ocupacional perteneciente a la cuarta generación de titulados de esta Escuela UACh adscrita a la Facultad de Medicina. Esto porque a través de la Fundación América Solidaria trabajará como profesional voluntaria en Haití donde realizará una importante labor social.
¿Por qué decidiste sumarte a esta iniciativa?
“Conocí la labor de la Fundación América Solidaria hace años atrás a través de un reportaje en televisión y dije: ‘algún día lo voy a hacer’, independientemente de lo que estudiara, porque mi foco es el servicio público, trabajar con los grupos sociales que por una u otra razón se encuentran marginados, que no tienen acceso a los servicios básicos o simplemente necesitan una oportunidad para mejorar su calidad de vida.
“Si me preguntan por qué ahora y no después, creo que la respuesta es clara, las oportunidades se dan una sola vez en la vida, o las tomas o las dejas pasar… Tengo las energías, me siento capacitada y es lo que me gusta hacer, cada uno tiene que encontrar en su profesión aquello que lo haga feliz”.
América Solidaria en una organización no gubernamental de cooperación internacional que selecciona, capacita y envía a profesionales voluntarios a trabajar en proyectos en las áreas de salud, educación y desarrollo productivo, a las localidades más empobrecidas de América Latina y el Caribe.
¿Cómo aportará a tu carrera?
“Esta experiencia no sólo aportará a mi quehacer profesional, sino también a mi formación personal.
“Por una parte, trabajaré como terapeuta ocupacional de la Klinik Saintespri en Puerto Príncipe – Haití, un centro de rehabilitación que nació tras el terremoto del año 2010 con el objetivo de brindar atención gratuita a las personas afectadas por éste. Sin embargo, con el tiempo ha ido ampliando su cobertura, por lo que además trabajaré con usuarios con secuelas de trastornos neurológicos y niños con retraso en el desarrollo psicomotor producto de la alta tasa de desnutrición que hay en el país.
“Por otra parte, cambiará nuestro sistema de vida: viviremos en casas comunitarias, con los demás voluntarios. Esto genera empatía con el contexto donde se desarrollan las intervenciones, desde lo que significa el vivir en condiciones similares a las personas que atenderemos, guardando una coherencia y respeto con el entorno, además de aportar una mirada intercultural a nuestro día a día.
“Todo esto hace que sea un gran desafío, tanto en lo profesional como en lo humano. No tengo certeza de todo lo que va a suceder, pero tampoco las necesito, sólo lo recibo como una gran oportunidad, con mucha humildad y con toda la disposición a aportar desde mi profesión y a aprender y reaprender lo que sea necesario”.
¿Durante cuánto tiempo estarás fuera de Chile?
“El cargo tiene una duración de un año y parto a principios de abril. En este momento nos estamos preparando para el período de capacitación que comienza el 11 de marzo y tras eso, cada uno de los voluntarios viaja al país que le corresponde: Colombia, República Dominicana, Bolivia o Haití en el caso de los voluntarios chilenos, porque también vienen voluntarios de otros países a incorporarse a proyectos que se desarrollan en Chile”.
¿Cómo se vincula esto al sello de responsabilidad social de la UACh?
“Como estudiante de la Universidad tuve la oportunidad de participar de diferentes actividades extracurriculares como Cantagro –el conjunto folclórico de la Facultad de Ciencias Agrarias- y Raíces –taller de folclore del Sindicato N°1 de trabajadores-, además de realizar laborancias (tanto en la Oficina de Extensión de la Facultad de Medicina, como en Relaciones Públicas, en las áreas de Difusión de Carreras y Protocolo) y ayudantías en asignaturas que me acercaron al campo clínico.
“Ello me permitió conocer desde muy cerca, iniciativas que trascienden lo académico, porque la vida universitaria es más que llegar a una sala de clases y absorber lo que te digan los docentes. Es compartir, crear, cuestionar, debatir, aprender y reaprender, es adquirir herramientas… y esas herramientas hay que ponerlas al servicio de algo, lo complejo cuando uno finaliza esta etapa, es darse cuenta ‘¿qué es ese algo?’.
“En mi caso, decidí esperar y cuestionarme para qué había estudiado terapia ocupacional, porque afortunadamente en mi profesión aún hay buen campo laboral, pero hay que saber discriminar. Creo que no se trata de comenzar a ejercer porque así debe ser o porque eso es lo que esperan los demás, sino que debe ser algo que te guste, algo por lo que todas las mañanas te den ganas de levantarte. Dentro de todo lo que ha significado este proceso, me he ido reafirmando que esto es lo que tengo y quiero hacer. Tuve la oportunidad de obtener un título profesional y por lo tanto nuevas oportunidades, pero hay personas que no poseen esas oportunidades y siento que es momento de retribuirlo, trabajando con quienes más lo necesitan.
“Asimismo, todas las profesiones permiten que uno actúe como motor de cambio dentro de la sociedad y más aún cuando uno opta por este tipo de instancias, donde el trabajo voluntario provee de experiencias enriquecedoras desde el punto de vista humano”.
¿Algo más que agregar?
“A pesar de que aún no comienza el período de capacitación, tenemos una primera tarea por cumplir: debemos difundir y masificar la labor de la Fundación, a través del aumento de adherentes a las redes sociales. Es muy fácil colaborar, hay dos opciones: ingresando a través de Facebook a la página Fundación América Solidaria (http://www.facebook.com/americasolidaria) y en Twitter a través de la cuenta @americasolidari
“Para quienes quieran informarse más, se encuentra disponible este video, el cual resume la labor de la Fundación: http://www.youtube.com/watch?v=C2_CqcePvuA