En 1999 el investigador austríaco Christian Körner destacaba la fascinación que sienten los humanos por los aparatos electrónicos en vez de por las palas. Ello genera una tendencia a creer en demasía en las lecturas de tales dispositivos, sin considerar sus límites de detección, exactitud, y diversas restricciones que caen dentro del campo del análisis instrumental.
En el área hidrológica, se usan en forma estándar medidores de presión hidrostática para estimar alturas de agua y caudales. Es así, como el análisis crítico de la conducta de uno de tales aparatos, sugerido por el Dr. Hamil Uribe de INIA-Quilamapu, llevó a constatar que existen errores instrumentales que pueden crear, amplificar o incluso debilitar la detección de patrones de caudales o alturas de agua medidos en terreno o en el laboratorio.
En el último número de la revista ISI Journal of Hydrology and Hydromechanics, el investigador Jaime Cuevas, de la oficina INIA Valdivia, en conjunto con colegas de la Universidad Austral de Chile, constataron que los caudales medidos en cuencas hidrográficas de hasta 35 ha muestran una clara fluctuación diaria independiente de los eventos de lluvia, con máximos valores de caudal al amanecer, y valores mínimos cerca del mediodía.
Este patrón, constatado a través de sensores de presión, que parecía claro y coherente con estudios internacionales previos, se comprobó que era una amplificación de una señal real mucho más débil. Todo ello ocasionado por la incorrecta colocación del otro sensor de presión que servía para compensar la presión atmosférica de las lecturas del aparato ubicado bajo el agua. El patrón de fluctuación diaria, si bien es real, puede ser adecuadamente cuantificado a través de la colocación de ambos instrumentos de medición en forma inmediatamente adyacente. De esta forma el régimen térmico que experimentan ambos aparatos es similar.
Tal fenómeno en los caudales puede tener implicancias en el riego de zonas agrícolas con aguas superficiales provenientes de cuencas sin regulación de caudales, como es el caso de aquéllas pobladas por bosques nativos. Los máximos caudales diarios duplican a los mínimos, donde éstos al producirse en horas de mayor temperatura y mayor evapotranspiración, generan un estrés hídrico superior a los cultivos. Por otro lado, la consideración de esta variación diaria debe ser tomada en cuenta para cálculos exactos de balance hídrico en las zonas a regar.
Este es un ejemplo de cómo es necesario conocer previamente el comportamiento de aparatos digitales, especialmente frente a los cambios de temperatura, antes de dar confianza plena a sus lecturas.
Cabe destacar, que la publicación en su totalidad puede ser solicitada a jxcuevas@inia.cl