Hablamos desde las comunicaciones de la Facultad de Arquitectura y Artes de la Universidad Austral de Chile con Ivan Flores, Director del Instituto de Artes Visuales y de Galería Réplica (AV), para conocer el trabajo que ha realizado desde 2020 en el Festival Ars Electronica.
Ivan Flores es académico del Instituto de Artes Visuales, llegó a Valdivia y a la UACh en 2019, arribando desde una estadía en España de varios años, país en donde cursó un Máster en Filosofía en la U. de Valladolid y luego un Doctorado en Filosofía en la U. Autónoma de Barcelona.
Desde 2018, gracias a la colaboración entre el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, la División de las Culturas, las Artes, el Patrimonio y Diplomacia Pública del Ministerio de Relaciones Exteriores y ARS Electrónica, instituciones y artistas del país han participado en el Festival Ars Electrónica. Este año se conmemoran cinco años de ese vínculo y la UACh ha sido parte de estas conmemoraciones a través del programa de residencias artísticas Bruma. Prácticas de residir.
Bruma es un programa de residencias artísticas organizado por María Jesús Román, académica del Instituto de Artes Visuales y Directora (i) del Museo de Arte Contemporáneo de Valdivia, e Ivan Flores, en su cargo de Director de Galería Réplica, y es el resultado de una alianza con el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. En el equipo colaboran las directoras de Galería Barrios Bajos, Gabriela Urrutia y Elisa Figueroa; Manuela Jacard en producción general y Daniela Hermosilla, co-directora de Espacio, Coma. Todas son profesoras del Instituto de Artes Visuales. En el proceso de diseño preparatorio del programa participó la artista Elisita Punto.
Primero ¿nos puedes contar un poquito sobre las residencias artísticas, Bruma?
«Me gustaría comentar que Bruma ya sucedió, pero no ha terminado. Efectivamente las residencias duraron una semana y generaron un trabajo colaborativo entre diferentes espacios de la Universidad y diversos espacios autogestionados. Más de una veintena de artistas nacionales y regionales nos visitaron por una semana y lo que intentamos fue desencadenar una experiencia pausada, afectiva, para residir, aunque sea excepcionalmente, en el territorio. Nos interesaba no solo afectar la experiencia de les artistas, sino ‘infectar’ también las dinámicas de nuestra Universidad, permear sus espacios mediante la práctica de la residencia artística. Con Jesús Román creemos firmemente en que la Universidad tiene un potencial importante en este ámbito y en los entrelazamientos entre arte y ciencia. En este sentido, hemos contado con el apoyo permanente, por ejemplo, de la Facultad de Ciencias y de su Decana, Dra. Leyla Cárdenas, y del Departamento de Creación Artística y de su Directora, Dra. Marcela Hurtado».
«Pero el programa no ha terminado. Lo que viene ahora es una publicación que permitirá re-elaborar las experiencias, cruces, ideas, deseos, imágenes que se generaron en las residencias artísticas donde participaron artistas nacionales, pero también académicos y académicas de la UACh y nuestra Facultad. Tal vez, para contextualizar, invitaría a quienes leen esta nota a que puedan revisar el artículo de la revista ARTISCHOCK«.
¿Cómo comienza la relación del Instituto de Artes Visuales con Ars Electronica?
«El año 2020 el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (MINCAP) y la División de las Culturas, las Artes, el Patrimonio y Diplomacia Pública del Ministerio de Relaciones Exteriores abrieron una convocatoria para participar en el Festival Ars Electronica, que incluía no solo un espacio para artistas sino también para instituciones. Preparé una postulación desde la UACh. Busqué entonces a diferentes profesores, estudiantes y egresados que tenían proyectos en curso, considerando que estábamos en un contexto muy particular: revuelta política, pandemia, proceso (des)constituyente. Lo pensamos también junto a Adrián Silva de la Dirección Museológica: qué podría ser interesante mostrar desde Valdivia. Entonces surgió el proyecto Mutaciones que contemplaba realizaciones audiovisuales que fuimos produciendo en colaboración con Adrián Silva, quien dirigió esos videos: una suerte de viaje por Valdivia que también exploraba el momento de suspensión en el que vivíamos y que de alguna manera seguimos habitando. Uno de los videos contiene un diálogo con un neumatufe, un viaje más íntimo. Hay otras piezas vinculadas con el contexto: el proyecto conmemorativo del terremoto de la Dirección Museológica o el video de la primera versión del FIFVAL 2019. Todo puede visitarse en el sitio web de Galería Réplica«.
«En esta participación de 2020 fue importante incluir a jóvenes artistas: una estudiante egresada y tres estudiantes matriculados pudieron mostrar obras y aparecer en el catálogo de Ars Electronica, lo que sin duda es importante para sus trayectorias».
¿Y luego qué pasa el 2021?
«El año 2021 invitaron directamente a la UACh, más bien me propusieron generar un proyecto más específico para la convocatoria de ese año que tenía relación con los datos y algoritmos. Durante este período me parecía importante mantener el vínculo con Ars Electronica».
¿Y ese fue el año de Extractivismos, no?
«Sí, pero antes hay un hito súper importante para entender cómo se ha creado esta relación con el Festival y también con el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio (MINCAP). El 2021 Galería Réplica adjudica un fondo de programación FONDART y dentro de esa programación planteamos un encuentro que se llamó Indisciplinas, donde invitamos a todes les artistas que participaron el 2020 virtualmente en Ars Electronica a presentar presencialmente las obras en Valdivia. Para el MINCAP fue importante este hecho, creo yo, porque vieron que era posible que nos pudiéramos hacer cargo como Universidad de un evento así, convocando a varios artistas y utilizando diversos espacios».
«Para nosotras fue importante también porque exploramos vínculos dentro y fuera de la Universidad. Indisciplinas se sostenía en una trama espacial que incluyó a Galería Réplica, Galería Barrios Bajos, Edificio Pugín de Ciencias, el Centro 14K de Ingeniería y el Laboratorio Calfuco. Organizamos varias actividades de mediación, invitamos en los procesos de montaje a estudiantes, en fin, fue un evento intenso y diría uno de los primeros de esa magnitud todavía en un momento de pandemia».
«Bueno, el 2021 surge la curatoría Extractivismos. Operaciones y prácticas. Tiene la forma de un proyecto inconcluso. Se puede visitar en el sitio web de Galería Réplica. Luego se expuso en el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile, precisamente en el primer hito de conmemoración de la participación chilena en el Festival Ars Electronica. Pienso que es un proyecto que es bien contingente y urgente. Me permitió conocer y vincularme con el trabajo de Ignacio Acosta, el colectivo CENEx (Lucía Egaña, Isabel Torres, Juana Guerrero), TRIMEX (Andrés Terrisse, Jota Aldunce, Bernardita Pérez), Celeste Rojas, María Jesús Schultz, Paula Baeza Pailamilla, Cristian Ochoa, Felipe González, Claudia Pool, Claudio Celis, Martín Arboleda, Regina de Miguel y Felipe Rivas San Martín. El proyecto Extractivismo tiene una parte de financiamiento personal, una parte de financiamiento a través de la VIDCA y una parte de Galería Réplica mediante su plataforma web».
¿Y el 2022?
«El 2022 se reiteró el formato de invitación. Trabajamos junto a María Jesús Román y Jonathan Barichivich, científico del Centro Nacional de Investigación de Francia, quien en ese momento era investigador ad honorem de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales. Presentamos el proyecto Lañilawal, con la participación de otros docentes UACh como Alejandro Albornoz, y jóvenes artistas como Claudio Lavado y Cristian Arriagada. También pienso que más que una obra es un proyecto; un proyecto que busca suspender, a través de una aproximación al alerce milenario, la frecuencia temporal humana en un mundo que está en el borde de su extinción».
«Se puede conocer más de este proyecto en el sitio web de la Facultad de Arquitectura y Artes UACh«.
¿Qué dimensiones ha adquirido la relación entre la Universidad, MINCAP y Ars Electrónica?
«Con este proyecto el año 2022 fuimos presencialmente a Linz, Austria, junto a María Jesús. Tuvimos un vínculo más directo. Un aspecto importante de esta participación 2022 es que un estudiante de la UACh, de la Escuela de Creación Audiovisual, fue becado para participar por un mes en el Festival Universitario. Esto es muy importante. Permite situar la participación chilena en Ars Electronica en una escala distinta. Y creo que esto fue gracias a sostener un vínculo institucional desde la Universidad, con el interés permanente del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio».
¿Y cómo llegan a la idea de Bruma?
«Con María Jesús tenemos la convicción de que la Universidad puede ser imaginada como una plataforma de residencias artísticas. Nos parece que nuestra Universidad tiene una posición privilegiada y yo diría la obligación de poner a disposición sus espacios para convocar a creadores del sur austral y del país, y generar procesos transdisciplinarios entre artes y ciencias con efectos más accesibles, pero no menos complejos, para la comunidad. El Ministerio tenía también la idea de que nosotros armáramos algo diferente a la actividad que se realizó como primer hito de esta conmemoración en el MAC de la Universidad de Chile en Santiago, que fue una exposición. De esta doble convergencia surge el programa de residencias a través de un convenio específico, que creo es inédito para nuestra Universidad y de alguna manera también para las políticas públicas en artes visuales, que es habilitar un financiamiento para un programa de residencias artísticas desde una Universidad, lo que permite forjar vínculos distintos a los que emergen, por ejemplo, de fondos que financian programación, circulación de obras, proyectos, difusión, etcétera. La Universidad participa en este convenio mediante aportes valorados: espacios, infraestructura, difusión y con la inclusión de las(os) académicas(os) que realizaron algún laboratorio o taller».
¿Y quienes participaron en las residencias de Bruma?
«En su mayoría son artistas que participaron en alguna edición del Festival Ars Electronica. Pero también convocamos artistas locales, agenciadores de la zona sur austral y por supuesto académicos de nuestra Universidad que fueron parte de la residencia durante toda la semana: Carolina Ihle, Rodrigo Gómez, Alejandro Albornoz. La invitación del MINCAP en esta conmemoración fue precisamente aproximar reflexiones críticas en el territorio nacional sobre estos intercambios o desplazamientos internacionales. También, por supuesto, dimensionar qué sentido tiene la tríada del festival, arte, tecnología, sociedad, en el contexto de nuestras realidades y contingencias. El evento contó con la presencia de Rosa Valdivia, profesional del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, y de Ximena Moreno, encargada internacional de la Secretaría de las Artes de la Visualidad».
«Es importante también que este programa se construye con un equipo de dirección, coordinación, metodologías y producción conformado fundamentalmente por mujeres y de distintas organizaciones o espacios de la ciudad: Galería Barrios Bajos y Espacio, Coma. También hicimos actividades en Casa Castaño, Puerto Solar, Espacio Alga y otros lugares o proyectos dentro y fuera de Valdivia. Una instancia muy relevante fue el seminario Ecotecnias, donde invitamos a Gabriela Munguía de la UNTREF y Flavia Costa de la UBA, y Catalina Luengo de la UDEC».
«Finalmente, cabe destacar que las artistas e investigadoras Lucía Egaña, Felipe Rivas y Gabriela Munguía fueron invitados a compartir con estudiantes de la Escuela de Artes Visuales».
¿Podrías definir qué es una residencia artística?
«No sabría aportar una definición única. En realidad nuestra residencia se fue configurando desde experiencias del propio equipo de organización: en este sentido, cabe reconocer, por ejemplo, la experiencia de Galería Barrios Bajos y algunos de sus proyectos como Fragua el 2019; o también la residencia artística Los viajes del agua que fue co-dirigida por Jesús Román y Alicia Candiani. Me gustaría pensar que las residencias, como decía Hito Steyerl, son como cápsulas o dispositivos de viaje que transforman a sus protagonistas, pero que también pueden transformar o alterar los espacios donde ocurren. En este sentido, una de las orientaciones de Bruma es transformar espacios institucionales, movilizar a profesores, forjar vínculos y desplazamientos en las prácticas académicas. Una residencia es una forma de habitar otros espacios y dejarse habitar por otros. En esta residencia el interés no estaba en producir ‘algo’, sino más bien en desencadenar sensibilidades, afectos, temporalidades. Deslizar, derivar. Y sin duda generar nuevos lazos entre artistas y la Universidad, entre profesores y artistas, y desde luego entre las personas y el contexto regional».
¿Cuál es la siguiente etapa?
«Como decía anteriormente, estamos en una etapa administrativa intermedia relacionada con cerrar procesos de gestión de la primera etapa, a la vez que estamos elaborando la publicación que permitirá cartografiar lo ocurrido en distintos niveles. Nuestra idea en el mediano y largo plazo es instalar, desde el plan de desarrollo del Instituto de Artes Visuales y también desde el futuro Museo de Arte Contemporáneo, las residencias artísticas como una práctica de investigación y creación dentro de la Universidad, con impacto en estudiantes, profesores y la comunidad. En este horizonte convergen iniciativas como las que desarrollamos con CECREA desde 2022, pero también podría ser una posibilidad para la Línea Vinculante de la Facultad de Arquitectura y Artes».
Equipo de Bruma
Ivan Flores: Director
María Jesús Román: Coordinadora académica.
Gabriela Urrutia: Coordinadora general.
Elisa Figueroa: Encargada de Metodologías.
Manuela Jacard: Productora general.
Daniela Hermosilla: Encargada de Edición.
Nicolás Poblete y Mariana Urrutia: Comunicaciones.