El cambio climático es una realidad. Sus causas y efectos cada día son más palpables por la sociedad a niveles global y local. La temperatura media de la atmósfera y los océanos van en aumento desde fines del siglo XIX. Entre las causas están las crecientes concentraciones de gases de efecto invernadero (vapor de agua, dióxido de carbono, metano y otros), algunos derivados de actividades humanas como deforestación y quema de combustibles fósiles.
Los bosques y sus funciones (producción, protección, ecológica y social) han generado bienes y servicios para la sociedad desde sus inicios. Ahora, a distintas escalas espaciales y temporales, pueden ser vitales para mitigar efectos del cambio climático: el almacenamiento de carbono en el bosque y en su suelo cumple un rol esencial. El bosque acumula grandes cantidades de carbono absorbido desde la atmósfera, localizándolo en diferentes compartimentos (aéreos y subterráneos), por periodos bastante largos de tiempo (desde años hasta milenios).
Es posible la utilización activa de los bosques por la sociedad mediante un enfoque intergeneracional, es decir, obteniendo bienes y servicios sin comprometer la sostenibilidad de las generaciones futuras. En las ciencias forestales, la disciplina transversal de la sostenibilidad es la silvicultura, definida como la ciencia y el arte de controlar el establecimiento, crecimiento, composición, sanidad y calidad de los bosques y tierras forestales asociadas, para satisfacer necesidades y valores de la sociedad sobre una base sostenible.
¿Es posible mitigar emisiones de carbono a través de la silvicultura? Diversos estudios coinciden en que sí. Entre sus opciones están: aumentar el área de tierras forestales mediante forestación y reforestación, aumentar la densidad de carbono de los bosques existentes, expandir el uso de productos madereros que sustituyan de manera sostenible emisiones de combustibles fósiles (CO2) y reducir emisiones por deforestación y degradación de bosques naturales.
Los ecosistemas forestales regionales y la silvicultura asociada pueden contribuir a mitigar efectos del cambio climático. Y la sociedad también, a través de usos responsables y sostenibles del bosque y sus productos, aportando desde el nivel local regional hacia el nivel nacional y global.
LEER COLUMNA EN EL DIARIO AUSTRAL REGIÓN DE LOS RÍOS