El interés por investigar acerca de programas de formación de públicos ejecutados en el territorio austral es parte de la premisa que muestra el libro “Cine, educación y territorio” de las autoras María José Bello y Priscilla Torres, docente y egresada respectivamente, de la carrera de Creación Audiovisual de la UACh. Según explicó Bello, el interés de esta propuesta, que incluye un capítulo dedicado al proyecto Fondart que desarrolló el Laboratorio de Antropología Audiovisual (LAA) de la Dirección Museológica UACh titulado: “Cine Escuela Museo” surgió de su experiencia como codirectora y tallerista del programa Cinefábrica para la primera infancia (Fondo Audiovisual 2017 y 2018). Durante la ejecución de este proyecto pudo constatar que existían en la región programas que trabajaban con distintos grupos etarios y con enfoques diversos en torno al cine, pero donde la vinculación territorial parecía ser una constante. “Ya sea a partir de una relación temática con la cultura local para crear ficciones o desde un enfoque etnográfico documental de exploración del territorio, lo local surgía de los videos resultantes de estos talleres como un universo a ser explorado y retratado”, manifestó.
Fue así como se seleccionaron seis programas que no sólo abordaban la formación de públicos como un espacio pedagógico teórico en torno al lenguaje cinematográfico, sino que además promovían la creación de narrativas audiovisuales vinculadas al territorio en el que se desarrollaban los talleres, permitiendo a las y los participantes repensar su relación con el espacio geográfico desde sus propias creaciones. “Me pareció pertinente y relevante poder recoger, sistematizar y visibilizar el conocimiento generado en estas valiosas experiencias pedagógicas”, aclaró la docente.
Para comprender la experiencia desarrollada por el Laboratorio de Antropología Audiovisual (LAA), a través “Cine Escuela Museo”, las autoras entrevistaron al ejecutor del proyecto, el Coordinador del Área de Extensión de la DM y Encargado de LAA, Adrián Silva Pino. Allí detalló la experiencia de vincular los paisajes culturales de estudiantes de 4 escuelas de la región de Los Ríos, con el lenguaje cinematográfico, cuyo resultado fue el cortometraje el “Oleaje del Viento”, estrenado en el Cine Club Universitario el año 2016, junto a las y los directores de planos, es decir, la totalidad de estudiantes que participaron del taller. Esta propuesta llevada a cabo desde los Museos UACh, según Bello favoreció una valoración del paisaje cotidiano, rural o urbano. “El proyecto es una invitación a recorrer lugares que son de interés y significativos para niñas y niños, el énfasis de la mirada puede estar en el entorno natural (el sonido del río, el caballo que se observa cada día) o en el barrio, con sus casas, esculturas o artefactos. Lo que cuenta aquí es lo que se mira, y lo que se dice acerca de lo que vemos”.
También se refirió a cómo en términos formales, en el cortometraje destaca una visión documental basada en el plano y su duración. “El tiempo del filme es pausado y nos invita a posar la mirada en un paisaje y sus detalles. Su diseño sonoro es de una gran densidad y parte fundamental del relato, de cómo vemos y sentimos las imágenes, de cómo éstas nos afectan en cuanto espectadores. Considero fundamental la instancia final de exhibición del cortometraje en el Cine Club de la UACh, porque permitió el encuentro de las distintas comunidades educativas protagonistas de la creación audiovisual del proyecto, en un lugar emblemático para la cinematografía regional”, señaló.
Silva, expresó su agradecimiento por considerar al proyecto ejecutado por el Laboratorio de Antropología Audiovisual dentro de esta investigación y libro, ya que da cuenta de una preocupación por un tema relevante como lo son este tipo de ejercicios cinematográficos con la comunidad escolar. “El programa Cine Escuela Museo está inspirado en el trabajo del francés Alain Bergalá, quien fue invitado a Chile, para incentivar generar metodologías de enseñanza creativas, para trabajar con estudiantes desde el lenguaje cinematográfico. Nosotros en la Dirección Museológica, formamos un equipo multidisciplinario que se hizo cargo de incorporar la variable museo a la propuesta, particularmente a través de la mirada a los paisajes culturales, por parte de estudiantes de educación básica, que quedó reflejada en la película.”
Consultada sobre lo necesaria que son estas experiencias para el desarrollo del cine con una mirada desde los niños y jóvenes, María José Bello, declaró que se trata de experiencias valiosas y emancipadoras; puesto que permiten una aproximación al territorio y una resignificación de la identidad desde la creación artística, a partir estrategias educativas que valoran a las infancias, promoviendo un trato cercano, una pedagogía horizontal y un empoderamiento de quienes participan en estos proyecto. De esta forma se fortalecen los lazos con los pares, se favorece el trabajo en equipo, la autonomía, la confianza y desarrollo de una mayor autoestima. “El proyecto Cine, escuela, museo favorece una valoración del paisaje cotidiano, ya sea rural o urbano. El proyecto es una invitación a recorrer lugares que son de interés y significativos para niñas y niños, el énfasis de la mirada puede estar en el entorno natural (el sonido del río, el caballo que se observa cada día) o en el barrio, con sus casas, esculturas o artefactos. Lo que cuenta aquí es lo que se mira, y lo que se dice acerca de lo que vemos”.
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