A nivel mundial, durante las últimas décadas hemos sido testigos del aumento de la ocurrencia de incontrolables incendios que han causado la pérdida de muchas vidas humanas, infraestructura y grave deterioro ambiental a pesar de la gran preparación, tecnología y experiencia de los equipos responsables a cargo de su control y extinción.
La actividad humana, causa principal de incendios y factor directo en configurar el uso y cobertura del suelo y su potencial inflamabilidad, ha favorecido una significativa alteración del régimen de incendios, comprendiendo esto la frecuencia, extensión y severidad de los incendios.
En Chile, el aumento de los megaincendios, eventos mayores a 10.000 hectáreas, se ha relacionado estrechamente con la intensa sequía y fuertes olas de calor que han afectado la zona centro y centro-sur del país. En el contexto de los últimos 50 años, más de un 70% de los megaincendios han ocurrido durante la última década asociados al periodo de megasequía.
Como ha sido reconocido en distintos países del mundo, el tamaño y simultaneidad de estos eventos están superando la capacidad reactiva y efectividad del combate y supresión de incendios por parte de las agencias y organizaciones a cargo de controlar incendios.
Así, en este nuevo escenario climático y de comportamiento extremo de los incendios que ha resultado en grandes áreas quemadas y fuertes impactos en vidas humanas, bienes y servicios ecosistémicos, se requiere que las agencias cambien su foco desde una aproximación tradicional de combate y control de los incendios a una estrategia centrada en la prevención y mitigación de los impactos.
Este cambio de aproximación implicaría avanzar en la mejor comprensión de las causas y motivaciones humanas subyacentes al origen de los incendios, considerando que más del 50% incendios son intencionales en algunos años y regiones. También es importante establecer políticas de planificación territorial y normativas que regulen la expansión urbana, ya que más del 60% de los incendios se originan en zonas de interfaz urbana-forestal, y de la industria forestal, esta última reconocida como clave en el aumento sostenido de la combustibilidad del paisaje, reflejado en la mayor propensión de ese tipo de cobertura a quemarse con mayor probabilidad, especialmente entre las regiones del Maule y La Araucanía.
Chile es un país que se enfrenta a cambios importantes en el régimen de incendios, considerando la frecuencia de estos, el tamaño de los incendios, la duración de la temporada de incendios, simultaneidad y duración, que se prevé que se agravarán en el futuro.
En ese contexto, un foco exclusivo o preponderante en la supresión de incendios tiene bajas posibilidades de éxito, por lo tanto la recomendación es a rebalancear las estrategias y políticas convenientemente entre supresión, prevención y mitigación de los impactos negativos de los incendios.