“Es preciso recuperar nuestro lugar en la historia”. Columna de opinión de Rodrigo Cosimo F. Vicepresidente FEUACh
05 de agosto del 2010
La contingencia nacional, determinada por los intereses del sector privado en desmedro de la justicia social en Chile y la catástrofe natural que apenas comenzamos a dimensionar, nos coloca en el momento estratégico de doblar nuestros esfuerzos, de afinar nuestra convicción y de acrecentar, aun más, nuestra motivación para lograr el éxito de nuestra sociedad.
Se hace preciso de que, nosotros los jóvenes, incidamos de manera determinante en la historia de nuestro país, otorgándole significantes conquistas sociales a nuestro pueblo en su derecho a recibir educación de carácter pública y de calidad, expresándonos en multitud, como un fuerte y gran movimiento.
El gran desafió lo aceptamos los jóvenes, que siendo gregarios por naturaleza, nos conocemos y desarrollamos como personas en la interacción con otros. Nuestra felicidad y correcta armonía emocional están determinadas casi de manera proporcional por la frecuencia en que incidimos en nuestros círculos sociales. Por lo que no se debe relacionar a los jóvenes con la apatía o el desinterés social, aun en las actuales circunstancias en donde el actual modelo económico de mercado promueve acciones de cálculo individual y de competencia.
En nuestro desenvolvimiento en comunidad, eso sí, carecemos de espacios y oportunidades para descubrir nuestras potencialidades, interactuar unos con otros y forjar colectivamente nuestra identidad como juventud. Se hace de vital importancia entonces, construir medios y fortalecer nuestros lazos sociales, abriendo cada espacio en el que nos expresemos como jóvenes, ampliando de esta manera la dimensión de nuestros límites como ciudadanos.
Reclamando con mucha fuerza nuestros puestos de combate en la historia, tenemos que estar dispuestos a las difíciles circunstancias y aceptar cada desafío como un compromiso de trascendencia con la humanidad, yendo a la disputa por espacios de conducción política y proponiendo ideas de manera tolerante y sincera en todo momento.
Debemos volver a reconocer a la dulce y seductora transformación como una necesidad de primer encuentro en nuestras búsquedas personales, uniéndonos en una expresión conciente, decidida y coordinada que haga sentir en toda la comunidad que la fortaleza además de la templanza están germinando, de manera justa y sabia, bajo las banderas que reclaman una sociedad mejor para todos.