A través de muestras del fondo marino, el equipo de investigadores busca comprender de mejor manera el cambio global moderno.
Estudiar las variaciones climáticas y las condiciones meteorológicas del pasado en la Antártica. Ese fue uno de los objetivos principales de una investigación realizada por científicos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas de Altas Latitudes (Centro IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh) y del Instituto Antártico Chileno (INACH).
El equipo de investigadores realizó una actualización de los últimos 1.000 años de información climática antártica. A través de testigos de sedimentos –muestras de fondo marino–, los científicos se enfocaron en dos áreas: Bahía Fildes y Costa de Palmer, ubicadas en la Península Antártica. Esta zona enfrenta el mayor cambio climático de los últimos 50 años: los derretimientos de hielos han aumentado a niveles nunca antes vistos.
Las muestras del fondo marino fueron obtenidas a 441 y 663 metros de profundidad, desde el buque científico alemán Polarsten, durante la expedición PS97 “PaleoDrake”, realizada en año 2016. Posteriormente se analizaron en el laboratorio las muestras de sedimentos. Allí, los científicos trabajaron con diatomeas, un grupo de algas unicelulares que constituye uno de los tipos más comunes de fitoplancton, y que están presentes en los testigos de sedimentos que indican las condiciones climáticas. Son consideradas las bases de las tramas tróficas de los ecosistemas marinos antárticos.
Gracias a los análisis de las diatomeas preservadas en las muestras de sedimento y las condiciones geológicas y químicas de los testigos, los investigadores lograron determinar cambios en las características oceanográficas de la Península Antártica durante los últimos 1.000 años. Registraron una época fría conocida como «la pequeña edad de hielo» entre los años 1.600-1.800, donde aumentaron las diatomeas asociadas al hielo marino, y durante el siglo XX registraron mayor presencia de hielo marino en la década de los años ’70 y en 2011.
Uno de los principales resultados del estudio indica que el incremento de las condiciones de mezcla de la columna de agua, que afectó drásticamente a la comunidad fitoplanctónica principalmente en Bahía Fildes durante el último siglo, asociado al incremento en el viento y acondiciones positivas del índice SAM (índice Anular del Sur, que estudia las diferencias de presiones entre las latitudes medias y latitudes altas en Antártica).
Paralelamente, la investigación proporcionó series de tiempo del hielo marino invernal utilizando la proporción de ciertas diatomeas que viven asociadas al hielo marino. Es importante destacar que los datos de hielo marino actuales provienen, principalmente, de información satelital que no se extiende más allá de los últimos 40 años. Por lo tanto, “estos registros son fundamentales para comprender de mejor manera el cambio climático moderno”, explica el biólogo marino Andrés Cádiz, quien desarrolló esta investigación en el marco de su tesis de pregrado.
En Alemania, el equipo de la Dra. Juliane Müller, Alfred Weger Institute, está realizando estudios de biomarcadores lipídicos para inferir el hielo marino junto a estudios geoquímicos realizados por científicos de la Universidad de Concepción, laboratorio de la Dra. Carina Lange, los cuales se complementarán con los resultados del trabajo de Andrés Cádiz y entregarán pistas de los cambios de hielo marino y productividad que se pueden acoplar a modelos climáticos de la Antártica para estudiar el clima en el futuro.
Los resultados de esta investigación fueron expuestos en el XXXIX Congreso de Ciencias del Mar, que se realizó en Iquique entre el 27 y 31 de mayo.