Inédito y fundamental, para que a partir de la información que proporciona se puedan sustentar otras investigaciones, resulta el material que propone, recopila y presenta a toda la comunidad científica del área humanista del país la reciente edición del primer tomo del Atlas Lingüístico y Etnográfico de Chile, que requirió del trabajo de ocho investigadores, seis de ellos pertenecientes a la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UACh, encabezados por el Doctor Claudio Wagner y dos académicos de la Universidad de Tarapacá que contó con el financiamiento de CONICYT.
El Atlas consiste en una serie de mapas donde se identifican 216 localidades a lo largo del territorio, 9 de las cuales corresponden a poblados fronterizos con Perú, Bolivia y Argentina. Allí se consignan las diversas referencias fonética, morfológica y sintáctica que se pudieron recoger acerca de 804 palabras de uso general, 173 urbanas exclusivamente; 82 del léxico costero y 593 del diccionario rural, con la idea de generar una amplia y diversa visión del español que se habla en Chile, a cuya riqueza expresiva han contribuido otras lenguas, tanto originarias como externas, sucesos culturales y penetración de los medios masivos, entre otros muchos factores.
Así por ejemplo, se pudo constatar objetivamente cómo llama la gente en un lugar determinado a cierto concepto, estableciendo de este modo las distintas variedades idiomáticas para una misma palabra. Dicho de otro modo, cuántos significantes se atribuyen a un mismo significado, desde el punto de vista de la teoría de la comunicación.
Según explica Claudio Wagner, los datos contenidos en el atlas -que además de una versión impresa que contendría aproximadamente 1000 mapas, se podrá revisar electrónicamente, gracias a que sus autores están gestionando la posibilidad de que se pueda elaborar una página web con información anexa que contextualizaría cada una de los vocablos que fueron estudiados-, permiten plantear una serie de problemas de la realidad lingüística nacional, a través de la descripción y análisis de conjunto del español hablado en el país, como su comparación con variedades hispanas del continente. De hecho, sólo en México y Colombia existen trabajos investigativos de esta envergadura y que sirvieron de modelo para desarrollar el mapa lingüístico procesado en la UACh.
En otros países como España y Francia estos estudios son de larga data y representan una fuerte tradición académica en la que Chile aún es incipiente, sin embargo, gracias a este primer trabajo, la lingüística chilena se pone al día y augura un interesante desarrollo, puesto que podría servir de base para estudios históricos, antropológicos, comunicacionales, sociológicos, entre otros, al constituir una fuente patrimonial única en el tiempo. Esta investigación se llevó a cabo en dos etapas, de 1997 al 2000 en que se recolectaron los datos y de allí hasta hoy en que se procesó una parte de la información y que permitió crear el tomo I de esta colección.
«Entre las proyecciones que se pueden extraer de este material están la localización de cuatro regiones que podrían eventualmente constituir fronteras lingüísticas y que son la zona norte hasta la IV Región; la zona central desde la V a la VIII regiones, incluyendo la Metropolitana; la zona sur que abarcaría de la IX a la frontera norte de Valdivia y finalmente, la zona sur austral que iría desde Valdivia a Punta Arenas, con una sub zona en la Isla de Chiloé y sectores aledaños», señala Wagner.
Asimismo, su valor se extiende a lo etnográfico, debido a que simultáneamente se hizo un registro sobre las condiciones de las localidades, modos de vida, nombres de objetos y técnicas locales que moldean los usos idiomáticos, junto a dibujos, fotografías y videograbaciones. «La interpretación de esta información nos ayuda a dilucidar por qué se usan determinadas expresiones», acota el especialista. «Por ejemplo corroboramos que la palabra vestón existe únicamente en Chile debido a la influencia directa de la cultura francesa en el país a fines del siglo XIX, aunque también se pudo reafirmar que el español en Chile tiene un carácter homogéneo, en comparación con otros países del continente», puntualiza.