Es difícil establecer el punto de partida del viaje a Uganda, África, del estudiante de IV año de Odontología UACh, Marcelo Lagos. Tras conocer su historia diría hasta que, dicha travesía, partió hace 25 años cuando nació en la ciudad de Punta Arenas. No obstante es complejo de relatar, y prefiero acudir a otro hito que claramente está mucho más vinculado a su incorporación a la ONG Odontólogos Sin Fronteras, a través de la cual asumió el desafío de poner sus conocimientos al servicio de los niños más vulnerables, aquellos cuya vida muchas veces se esfuma sin aún dejar de ser infantes.
Tras el 27/F, Marcelo, con escasos recursos, tomó su mochila y partió junto a un grupo de amigos a aventones hasta la zona del desastre. Llegó hasta Dichato para ayudar en lo que fuere posible, tras unos días fue el único que aguantó la adversidad, y concentró sus esfuerzos en lo que mejor sabía hacer, la odontología. Ofreció su ayuda a un médico de la zona y comenzó un catastro y diagnóstico por todos los improvisados campamentos de emergencia, hasta que un día, descansando frente al Centro Médico de la localidad, vio aparecer una gran camioneta de Odontólogos sin Fronteras, quienes al verlo, solitario, le saludaron invitándolo a ayudarles.
No menor fue la sorpresa de sus colegas, ya profesionales, cuando Marcelo les entregó un cuaderno –que él describe más bien como un montón de hojas bien amarradas- con un catastro completo de las urgencias médicas que se requerían en la zona, y lo más importante, como localizarlas y llegar a ellas. Esto ahorró días de trabajo a los voluntarios de la organización, haciendo más efectiva su labor, y sin creer aún en la aparición de Marcelo de quien pensaron era el odontólogo de Dichato.
De este modo partió el vínculo con la ONG y la proyección social de su vocación profesional hacia los más necesitados. Fue invitado a Perú, Bolivia, y nombrado Director Regional de la institución, labor que impulsa desde el sitio Web que él mismo implementó http://osfregiondelosrios.tk3.net/
Odontólogos Sin Fronteras es una organización no gubernamental, sin fines de lucro, de carácter sanitario y de ayuda humanitaria.
Amante de la música –toca guitarra y armónica- también lo caracteriza su afición por el deporte, a través del cual llegó a ser seleccionado del equipo de Rugby de la UACh. Su más reciente desafío en la ONG fue emprender una misión a Uganda, entre los días 20 de julio y 13 de agosto. Dicho país, uno de los más pobres del continente, está situado en el área centro-oriental de África, donde recorrió Kampala, su capital, y las ciudades de Kisenyi y Naguru, tanto en zonas urbanas y rurales “muy difíciles de distinguir” de acuerdo a su relato.
Un Estado sin políticas de Estado
– ¿En que consistió la misión, quiénes te acompañaban?
Es la primera parte de un proyecto apoyado financiera y logísticamente por las ONG Desana de EEUU y Zerca y Lejos de España, que se ha ido armando en el camino. Desana está enfocado al trabajo con niños, orfanatos y prisiones de menores, los más vulnerables en general, y esta misión se propuso identificar cuales son los principales problemas en Uganda y aportar con soluciones optimizando los recursos. No trabajamos con equipos muy estables, pero estuve siempre con la presidenta y el representante de proyectos de Desana, siendo los médicos locales quienes nos orientaban.
– ¿En qué medida la formación que recibes en la UACh en el área de responsabilidad social y compromiso ciudadano te motivó a ser parte de esta experiencia?
En mi carrera hay intervenciones desde los primeros años en la comunidad, y esas experiencias van formando el rol social de nuestra profesión. Además siempre he contado con mucho apoyo por los temas de asistencia, mi Escuela me respalda, se alegra y mis compañeros se motivan, siempre se habla del compromiso social y que no nos enfoquemos sólo a atender a un paciente, sino que a través de ellos nos proyectemos a todo su entorno. Para este viaje recibí también muchas ayudas de distintas unidades, como Relaciones Internacionales, la DAE, Decanato, Pregrado y hasta la Biblioteca que me entregó material bibliográfico para obsequiar”.Cuando la felicidad se basa en cosas materiales ésta tiene límites, y cuando no, no hay fronteras, el límite lo ponen nuestros sueños.
– ¿Cuáles eran las condiciones cotidianas de vida, hubo muchos riesgos?
Nos hospedamos en una casa de la ONG Desana, con buenas condiciones, tenía que tener cuidado con los mosquitos, usar repelentes, antes de viajar debí inyectarme 14 vacunas. Los virus ébola, hepatitis y el sida eran comunes en la población. También fue preocupante la tensión y las agresiones que se viven en la ciudad, hay siempre atentados terroristas, mucho consumo de drogas y caos en general, es como un Estado sin políticas de Estado.
– ¿Qué fue lo que más te impactó?
Por lo negativo, las necesidades de la gente. Un día conocimos a un grupo de jóvenes músicos reconocido en el país y me uní a cantar con ellos en un improvisado recital en la calle, fue un día de distención y nos dimos tiempo para celebrar, me impactó mucho que cuando fuimos a un supermercado yo compré unas cervezas y ellos yogurt y cereales, debían satisfacer necesidades básicas de alimentación. El umbral de felicidad de la población es muy bajo, la esperanza de vida es escasa y se siente en todas partes, la muerte es cotidiana, la orfandad. En el aspecto positivo me llamó la atención la fe y religión, es muy grande y es lo que mantiene viva a la población, son muy alegres pese a todos sus problemas.
– ¿Y en el aspecto de tu futura profesión?
Me llamo la atención que no hay mayor problemas con las caries en los niños, comparado con Chile o Perú, luego me di cuenta de que se debe a que no tienen accesos a azucares refinadas, la escasez de alimentos resulta paradójica, porque los condiciona a adaptarse a una dieta saludable o no cariogénica. Sin embargo los cuidados e higiene es imprescindible de fomentar para evitar enfermedades futuras.
– Tuviste una reunión con el Ministro de Salud, y asumiste desafíos, cuéntanos sobre ello.
Fue bastante extraño. Él quiso acceder a nuestros datos cuando supo de este trabajo, y cobrarnos por la investigación que estábamos haciendo. Luego de las conversaciones entendió, le gustó el proyecto y comprometió finalmente su apoyo a través de vínculos con la Universidad de Makerere para las siguientes etapas. Ahora estoy abocado a ordenar los datos y enviarlos a España. Este proyecto debe seguir, aun cuando los esfuerzos a veces parecen insuficientes, está todo por hacer, el sufrimiento de la gente es físico pero su espíritu es increíble.
– ¿Qué aprendizajes o lecciones de vida te dejó esta experiencia?
Me siento afortunado, es una muy buena enseñanza, cuando la felicidad se basa en cosas materiales ésta tiene límites, y cuando no, no hay fronteras, el límite lo ponen nuestros sueños.
– ¿Qué mensaje le darías a tus compañeros y profesionales de esta área de la salud?
Un amigo me dice que se es feliz cuando se hace lo que se es, lo difícil es identificar lo que eres, para saber qué es lo que quieres. Me siento en esa etapa, uno nunca deja de conocerse, pero en la medida que lo hace, se van abriendo puertas y encontrando el destino. Mi mensaje no va tanto por el lado de la profesión, aún estoy aprendiendo y no me siento en condición de dar consejos a nadie, prefiero relatar mi experiencia y transmitir lo que he aprendido y escuchado de gente que sabe más que yo.
Odontólogos sin Fronteras