El pasado viernes 4 de junio, en el Auditórium CIDFIL de la UACh, a las 16.00, el poeta Jorge Velásquez presentó su libro “Guaitecas”, en la sexta sesión de los ciclo de lectura “Poesía Dispersa», encuentros poéticos organizados por los estudiantes de la carrera de Lenguaje y Comunicación, Jorge Vargas y Víctor Silva.
Los poetas Rodrigo Landaeta y Domingo Retamal acompañaron al poeta invitado en su presentación.
Velázquez (1972) ha integrado los talleres Literarios AUMEN y ARION, además ha sido publicado en revistas y diarios, tanto en Chile como en el extranjero. En 1995 publica, junto al escritor Bernardo Colipán, el libro Zonas de Emergencia POESÍA – CRÍTICA. Su obra ha sido antologada en los libros: Diez Años de talleres Literarios Región de Los Lagos 1979 – 1988, Quince Poetas desde el Agua-Lluvia (Ediciones El Kultrun Valdivia 1993), Antología de Poesía Joven (Ediciones Polígono Pto. Montt 1993), Poetas Chilenos Jóvenes (Ediciones LAR, Concepción) y Poesía Chilena para el siglo XXI (DIBAM). En el año 1992 obtiene el Primer Premio de Poesía en la Feria de la Creatividad Juvenil de la Universidad de Chile y en 1996 obtiene el Primer Premio Nacional e Internacional de Estudiantes Contadores Auditores en el primer Congreso desarrollado en la ciudad de Iquique, con el ensayo «Vocación de la Profesión y/o Profesión de la Vocación».
¿Por qué tu libro se titula Guaitecas?
Para mi Guaitecas significa en voz Chona «el hombre de la isla», «el hombre del archipiélago», además tiene otro significado que es “paso tortuoso” y representan los lugares, las vías que los Chonos navegaron más allá de esta zona limitada. Guaitecas es un viaje, una especie de transito más allá de lo que es el paisaje propiamente tal. Ahora de los Chonos solamente nos quedan los nombres, mi idea era indagar, investigar y mostrar algo más allá de lo que plantea el mundo en el que estamos.
¿Cuánto tiempo demoraste en escribir este libro?
Aproximadamente, 10 años de escritura, ya que comencé algunos textos a los 15 o 16 años y quedaron en el baúl de la escritura y que en algún momento fueron reencantados y obligados un poco a embarcarse en este buque de muchas cosas que se fue armando con el tiempo.
¿Qué piensas sobre la crítica que ha recibido el libro?
Es una crítica incipiente que ha tenido una buena recepción, de hecho el libro de forma oficial todavía no lo presento, creo que hay algo, que no sé si son los espíritus o algo así, pero algo me dice que espere. El libro ha tenido mucha paciencia en hacerse, en construirse; lo iba a presentar cuando ocurrió el desastre en Chaitén y luego cuando ocurrió el terremoto, ahora esperaré que pase el mundial y lo presentare en Osorno.
¿Cuál es tu relación con el grupo “AUMEN”?
El taller AUMEN funciona desde el año 1975 hasta 1985 aproximadamente, por lo tanto me tocó ser partícipe de la última parte del grupo AUMEN. El año 1986 ingresé al Liceo Politécnico en Castro y ese año llega el profesor de Castellano Carlos Trujillo, quien formó un taller en este liceo y ahí comenzamos con un grupo a participar en este taller, por lo tanto -desde esa perspectiva- nos vinculan como la última generación del grupo AUMEN.
Respecto a los encuentros “Poesía Dispersa” ¿Cuál es tu opinión con respecto a estas instancias en la UACh para que jóvenes poetas estudiantes de la Facultad de Filosofía y Humanidades puedan exponer sus poesías?
Justamente, hoy día me llamaba un amigo y le comentaba que iba a un recital de poesía invitado por un grupo tal vez no considerados “consagrados” desde la propia academia y creo que es una buena señal estar allí porque también nosotros partimos así, al margen de la oficialidad del poder de la autoridad presente en un momento determinado. Es muy valioso lo que se hace por que eso mismo va construyendo la misma academia.
¿Qué te parece el inicio de los jóvenes en las letras?
Me parece muy valioso, yo provengo también de esa escuela, los jóvenes hoy en día están muy involucrados no sólo con la poesía sino también con lo político, lo económico, y eso va enriqueciendo más el contexto del trabajo que se desarrolla téminos escriturales.
Por último, ¿qué libros les recomienda a quienes desean integrarse a las letras?
Recomiendo las obras de Kavafis, y quisiera recomendar un libro de un amigo de Castro, Mario García, que se llama «Palabras de lluvia y sol en el aula», y que justamente sirve para los estudiantes y profesores que enseñan poesía, porque es difícil enseñar poesía en liceos y colegios, sobre todo cuando se hace poesía que no se construye desde la oficialidad, sino que toma autores de un espacio sureño que ya tienen cierta trayectoria, con libros publicados y que deben ser conocidos por la gente de la universidad.