¿Cómo ha sido tu experiencia como Técnico en Educación Parvularia?
«Hasta ahora ha sido muy gratificante. Llevo dos años y medio ejerciendo en el Caminito Austral, donde estoy trabajando actualmente y he pasado por diferentes partes del jardín. Yo creo que algo que me favoreció fue ser parte del mismo pueblo, yo soy de Puerto Río Tranquilo, así que la gente de aquí me conoce».
«Ha sido un constante aprendizaje. Las tías han sido muy generosas y me han enseñado en el camino. Cada día es un aprendizaje nuevo con los niños/as y con las familias, porque todos son diferentes, al igual que las personas que allí trabajamos, de eso hay que rescatar todo lo bueno».
¿Cuáles han sido los principales desafíos que has enfrentado en el ejercicio de tu trabajo?
«Yo creo que el enfrentarme a ciertas situaciones. Trabajar con niños es delicado porque ellos reflejan todo cuando llegan al jardín. Reflejan felicidad y tristeza, y eso cuesta un poco cuando se vive en un pueblo más chico. Es eso, porque lo otro se va aprendiendo al hacer. También hay una retroalimentación de parte de las jefas o de las compañeras, porque yo vengo de un mundo completamente diferente a la educación, así que por eso mismo todo esto es aprender y, obviamente, va a haber errores también, pero finalmente la práctica la fui haciendo en el día a día del trabajo».
Un tema central en PIPE son los estereotipos de género ¿Cómo ha sido para ti estar en un ambiente de trabajo que ha sido históricamente ejercido por mujeres?
«Las tías han sido súper generosas conmigo, como mujeres. Pero igual te da la sensación de soledad porque yo soy el único hombre aquí en la región, por lo menos en Integra. No sé si en otros estamentos habrá otro técnico, pero como no conozco a otros, no puedo compartir experiencias».
«Es ahí donde hay que aprender haciendo y cayéndose, porque al fin y al cabo todo esto es una construcción y se va haciendo en el camino. Por el tema de género, por lo menos yo no he sentido rechazo ni en el jardín, ni de parte de las familias. No sé si lo habrán comentado porque igual no es común. Pero, como te digo, tengo las facilidades de estar en mi pueblo, si hubiera estado en otra parte yo creo que hubiera sido difícil el tema de los estereotipos. A mí no me tocó, pero he escuchado casos de otros chicos que sí».
«Estamos cambiando, pero hay algunas cosas que todavía son cuadradas. Hay que avanzar y para eso hay que dialogar y que los chicos de las futuras generaciones sepan que hay hombres que están trabajando en esto».
¿Cuáles son las particularidades de trabajar como técnico en educación parvularia en una localidad rural como Puerto Río Tranquilo?
«Una particularidad es que las y los niños tienen conocimientos previos que no siempre tienen en ciudades grandes, además de la oportunidad de compartir vivencias y tradiciones particulares. También es bonito ver cómo estas tradiciones van cambiando con el tiempo».
«Hay que considerar que Puerto Tranquilo es un pueblo turístico por las capillas de mármol y por eso aquí convergen familias del norte y familias extranjeras que hacen que el jardín sea muy diverso en lo que refiere a nacionalidad, tradiciones y vivencias. Esto enriquece y también desafía a los equipos pedagógicos a poder adaptarse y suplir las necesidades educativas que tengan estos niños y niñas».
«Lo bonito de la ruralidad es que las y los niños tienen más contacto con la naturaleza, tienen nociones de diversos paisajes y de fauna nativa, además del tema cultural. Como es un pueblo chico, cuando hay salidas podemos recorrer todo en poco tiempo. Además, las redes de apoyo están cerca, lo que significa que se puede trabajar mejor. Yo creo que a pesar de que en la ruralidad faltan cosas, tiene esta riqueza que a un niño/a pequeño lo nutre».
Estás participando en PIPE 2023. Hasta ahora, ¿Cómo ha sido esta experiencia?
«La capacitación es ganar conocimiento y tratar de llevarlo al aula de la mejor forma posible. El material que nos entregarán va a enriquecer nuestro quehacer, además está pensado para que tengamos la posibilidad de modificar algunas cosas para adaptarlas a nuestras realidades».
«Respecto a las metodologías que se abordan en PIPE, es muy enriquecedor porque uno maneja conceptos, pero estos van cambiando porque la ciencia va descubriendo nuevas cosas. Esto nos obliga a estudiar y no quedarnos atrás, porque lo que les enseñamos a los niños y niñas se queda con ellos/as y recién lo vuelven a pasar en enseñanza básica, es decir, es una responsabilidad el siempre estar actualizándose y utilizar tecnologías que tenemos a mano, porque los chicos/as son nativos digitales y curiosos por naturaleza, así que en ese aprendizaje hay que llevarles todo lo que está disponible y de la mejor forma posible».